?Por qu¨¦ es importante que las personas trans puedan ir al ba?o?
El prejuicio del agresor sexual legitima la discriminaci¨®n
Las personas trans somos aquellas que no nos sentimos identificadas con el sexo que se nos asign¨® al nacer. A m¨ª me asignaron un sexo masculino por el estereotipo de g¨¦nero de que nacer con pene te hace un hombre. La asignaci¨®n del sexo es un proceso que pone en pr¨¢ctica un prejuicio bastante arraigado: genitales y sexo son lo mismo. Pero nacer con ciertos genitales no te hace mujer ni hombre, necesariamente. Por ejemplo, yo soy una mujer con pene.
Por el contrario, las personas cisg¨¦nero son aquellas que s¨ª se sienten identificadas con el sexo que se les asign¨® al nacer, y eso viene con varios privilegios. Entre ellos, que no tengan que estar convenciendo a todo el mundo de su identidad porque sus cuerpos no encajan en los estereotipos de g¨¦nero sobre c¨®mo se ve un hombre o una mujer. Por eso, los espacios que est¨¢n divididos por g¨¦nero no les producen ansiedad, ni miedo. En cambio, las personas trans vivimos con miedo cotidiano a que se refieran a nosotras con un pronombre que no coincida con nuestra identidad de g¨¦nero, a que digan en voz alta un nombre con el que no nos identificamos, a las miradas de extra?eza que nos detallan de arriba abajo y, por supuesto, a ser violentadas o asesinadas por la violencia transf¨®bica.
Los ba?os p¨²blicos segregados por g¨¦neros (¡°hombres¡± y ¡°mujeres¡±) son espacios donde la transfobia se exacerba. Para entrar a un ba?o se mira el aviso con falda o con pantal¨®n a ver si se est¨¢ entrando al ba?o correcto, o se mira a las personas que entran y salen para reiterar que no se est¨¢ entrando al ba?o equivocado. Cuando entro al ba?o de mujeres recibo miradas, escucho comentarios y potencialmente podr¨ªa ser v¨ªctima de insultos, acoso o violencia: ¡°qui¨¦n me manda a entrar al ba?o que no es¡±. Y en ese contexto, es imposible ir al ba?o en paz.
Como estrategias que buscan adaptarse y protegerse de la transfobia, las personas trans regulamos lo que comemos y lo que bebemos, identificamos ba?os poco concurridos, monitoreamos horarios para no cruzarnos con nadie, intentamos no hacer contacto visual: vivimos escondidas. En algunos casos, el ba?o afecta la construcci¨®n de la identidad y consideramos suspender o acelerar la construcci¨®n de nuestra identidad de g¨¦nero: tomar m¨¢s hormonas o dejar de tomarlas, adelantar o cancelar cirug¨ªas. Es as¨ª que ir al ba?o se suma al coro de voces que te dicen que parecer trans est¨¢ mal, y que dificulta escuchar tu propia voz acerca de c¨®mo quieres verte en el espejo para sentirte feliz.
En los ¨²ltimos meses, la relaci¨®n de las personas trans con los ba?os p¨²blicos ha entrado al mainstream. Una estrategia populista en Estados Unidos, que parece no haber pasado de moda, ha puesto el tema en el ojo del hurac¨¢n: ?el p¨¢nico sexual! En marzo, en Carolina del Norte se aprob¨® una ley que exige que las personas trans utilicen los ba?os que correspondan con su sexo asignado al nacer. Bajo el argumento de que las ni?as ser¨ªan violadas por hombres vestidos de mujer, se gest¨® la efervescencia del p¨¢nico sexual que permiti¨® que se aprobara la ley.
Pero no es la primera vez que se utiliza el prejuicio del agresor sexual para legitimar la discriminaci¨®n. Las leyes de Jim Crow requer¨ªan la segregaci¨®n racial de los ba?os para blancos y para afroamericanos. Desde la Segunda Guerra Mundial, los ba?os p¨²blicos figuraron como campos de batalla en las luchas de los derechos civiles para la integraci¨®n racial en escuelas y lugares de trabajo. Los conservadores utilizaron el argumento de proteger a las mujeres blancas de las posibles agresiones sexuales de hombres afroamericanos, para negar derechos.
Frente a este panorama han surgido diferentes soluciones para que las personas trans puedan ir al ba?o de forma m¨¢s digna. La administraci¨®n de Obama envi¨® una carta a todos los colegios p¨²blicos que reciben fondos federales, para que las personas trans puedan usar los ba?os del g¨¦nero con el que se sienten identificadas, o podr¨ªan enfrentar demandas gubernamentales o perder fondos federales. La Organizaci¨®n de Estados Americanos design¨® uno de sus ba?os como g¨¦nero neutral, al cual puede ingresar cualquier persona independientemente del g¨¦nero con el que se exprese o identifique y no implica una prohibici¨®n para que las personas trans vayan a los otros ba?os. El ejemplo que m¨¢s nos gusta es el de la Universidad privada Cooper Union en Nueva York, que decidi¨® prescindir de la separaci¨®n de los ba?os entre hombres y mujeres para convertirlos a todos en ba?os de g¨¦nero neutral.
Definitivamente hay que cambiar el chip: siempre que veamos segregaci¨®n de g¨¦neros tenemos que cuestionarla, prestando especial atenci¨®n a los prejuicios que pueden estar detr¨¢s de su justificaci¨®n. Y que el p¨¢nico sexual no nos desconcentre, porque lo que pasa en el ba?o es apenas una peque?a parte en el ciclo de violencia, exclusi¨®n, pobreza y muerte que rodea las vidas de la mayor¨ªa de las personas trans.
* Mat¨ªas Matilda Gonz¨¢lez Gil es becaria de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. Twitter @MatiasMatilda
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