El salto a la modernidad
?Debe Espa?a convertir las campa?as electorales en jugosos espect¨¢culos de masas?
¡°Todo el mundo tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos¡±. Daniel Patrick Moynihan, exsenador de Estados Unidos
Se aproxima otra campa?a electoral en Espa?a, la segunda en seis meses, y la sensaci¨®n entre la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es que lo que les espera es, en el mejor de los casos, una pesadez, en el peor, el lento goteo de una tortura china. No tiene por qu¨¦ ser as¨ª.
Espa?a debe modernizarse. Debe aprender de las nuevas corrientes que fluyen por el mundo pol¨ªtico, convirtiendo las campa?as electorales en jugosos espect¨¢culos de masas. Como esos programas de televisi¨®n en los que re¨²nen en el escenario a la esposa furibunda, al marido, y a la vecina con quien la traicion¨®.
Donald Trump se?al¨® el camino en Estados Unidos y Boris Johnson, el l¨ªder del movimiento Brexit en Reino Unido, lo ha seguido. Cualquiera que hubiese pensado que le aburrir¨ªa el proceso para elegir el candidato republicano para la presidencia de Estados Unidos, o la campa?a para el refer¨¦ndum sobre la permanencia brit¨¢nica en la Uni¨®n Europa, se equivoc¨®. Son hoy dos de los reality shows m¨¢s cautivadores del mundo.
Por eso, pero tambi¨¦n para animar a aquel sector de la intelectualidad espa?ola que desprecia la cultura de su pa¨ªs y siente envidia por la anglosajona, les ofrecemos aqu¨ª una lista de cinco reglas derivadas de las campa?as de Trump y Johnson que, si se pusieran en pr¨¢ctica, no solo ayudar¨ªan a alegrar las vidas de los votantes espa?oles sino que ser¨ªan de indudable utilidad para los partidos pol¨ªticos que participar¨¢n en las elecciones generales del 26 de junio.
Regla uno: mentir, mentir mucho
Seg¨²n PolitiFact, una publicaci¨®n digital ganadora del Pulitzer que se dedica a verificar las declaraciones de los pol¨ªticos estadounidenses, el 61% de los supuestos datos o hechos que cita Trump son falsos. Como por ejemplo que el d¨ªa de los atentados de 11-S ¨¦l, personalmente, vio a ¡°miles y miles¡± de musulmanes celebrando la ca¨ªda de las Torres Gemelas. Pero funciona: menos analistas cada d¨ªa se atreven a afirmar hoy que Trump no ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos. En cuanto a las mentiras de Johnson, la m¨¢s gorda, porque es el pilar publicitario de la campa?a por el Brexit, es que Reino Unido env¨ªa 350 millones de libras a la Uni¨®n Europea cada semana. Miente porque Reino Unido recibe m¨¢s de 100 millones cada semana de vuelta. Pero no importa. Tambi¨¦n funciona, ya que las encuestas demuestran que el p¨²blico conf¨ªa m¨¢s en Johnson que en David Cameron, primer ministro brit¨¢nico y l¨ªder de la campa?a para permanecer en Europa. La lecci¨®n es que si la verdad no conviene lo recomendable es inventar falsedades que s¨ª.
Regla dos: fomentar la paranoia
Trump declara que la paz social y la econom¨ªa de Estados Unidos se ven amenazadas por los mexicanos y los musulmanes, que hay que construir un muro para impedir que los mexicanos (¡°criminales y violadores¡±) crucen la frontera y prohibir la entrada en EE UU de cualquier musulm¨¢n. Johnson intenta despertar similares miedos pero va m¨¢s lejos. Ha declarado que la Uni¨®n Europea tiene los mismos objetivos hegem¨®nicos en el continente que tuvo Hitler.
Regla tres: denunciar a ¡°las ¨¦lites¡±
El multimillonario Trump, que declara que ¡°ama a los que tienen un bajo nivel educativo¡±, critica la avaricia de Wall Street e identifica al establishment pol¨ªtico de Washington como la ra¨ªz de todos los males. Cuando el FMI, la OTAN, Barack Obama, ocho ex secretarios de finanzas de Estados Unidos, los primeros ministros de Canad¨¢, Jap¨®n y Australia, el Banco de Inglaterra y la principal confederaci¨®n empresarial de Reino Unido advierten de que el Brexit ser¨¢ malo para los brit¨¢nicos, Johnson y su gente denuncian una siniestra conspiraci¨®n nacional e internacional orquestada por Cameron.
Regla cuatro: lanzar insultos personales
En general los Brexiters han mantenido la cordura en este aspecto hasta ahora, salvo quiz¨¢ cuando Johnson dijo que Obama era antibrit¨¢nico porque era de origen keniano, pero queda un mes de campa?a y a¨²n hay tiempo para recurrir a todas las armas del triunfante arsenal trumpista. Eligiendo algunos ejemplos entre muchos, Trump dijo de una de sus rivales republicanas: ¡°Mira esa cara. ?Alguien votar¨ªa por eso?¡±. Otro rival, Ted Cruz, era Lying Ted, mentiroso Ted. Otro, Chris Christie, ¡°un perrito faldero¡±. Hillary Clinton es Corrupta Hillary. Trump tambi¨¦n ha tenido la costumbre de llamar a determinadas mujeres ¡°perras¡± y ¡°cerdas gordas¡±, lo cual parece vender bien entre un importante sector del electorado masculino, y en un tuit compar¨® la belleza de su esposa, una exmodelo eslovena, con la de la esposa de Cruz, que nunca fue modelo. Lo ¨²ltimo de Trump ha sido sugerir en televisi¨®n que Bill Clinton es un violador.
Regla cinco: la que las resume a todas
Nunca subestimar la ignorancia del votante. La mentira y la exageraci¨®n han caracterizado las campa?as de Trump y Johnson pero Trump ha llevado su menosprecio por el electorado m¨¢s lejos, limit¨¢ndose a utilizar lenguaje infantil en sus discursos, declaraciones y tuiteos. Su palabra favorita es ¡°yo¡±, la cuarta que m¨¢s utiliza es ¡°Trump¡±, y entre las 13 m¨¢s utilizadas est¨¢n ¡°perdedor¡±, ¡°total perdedor¡±, ¡°idiotas¡±, ¡°tontos¡± y ¡°est¨²pidos¡±. Un estudio detallado hecho por una universidad de Estados Unidos ha concluido que el vocabulario y la gram¨¢tica de Trump corresponden a la forma habitual de hablar de ni?os de once a?os o menos.
Aqu¨ª tienen, entonces, la receta de la nueva pol¨ªtica practicada por quiz¨¢ las dos democracias m¨¢s avanzadas del planeta, un ejemplo para los pol¨ªticos espa?oles, una ocasi¨®n para inyectar fuego y vitalidad en una campa?a electoral que, hoy por hoy, promete irritaci¨®n general o apat¨ªa. Puede, por otro lado, que ignoren la lecci¨®n y calculen que lo indicado es seguir por el camino relativamente sobrio y honrado de la otra vez, en las elecciones de diciembre del a?o pasado, pero habr¨ªa un precio: ser¨ªa una oportunidad perdida para que Espa?a, que lleg¨® tarde a la democracia, diese otro salto a la modernidad.
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