Al borde del abismo
La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos se enfrenta a la peor crisis financiera de la historia
Escribo con profunda tristeza, frustraci¨®n e indignaci¨®n. En la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos nos enfrentamos a la peor crisis financiera de la historia. Tenemos las arcas absolutamente vac¨ªas. Si eso no cambia radicalmente muy pronto, significar¨¢ no s¨®lo que el 31 de julio perderemos al 40% de nuestro personal. Tambi¨¦n tendr¨¢ efectos inmediatos en nuestra labor de velar por los derechos humanos en la regi¨®n: no podremos realizar visitas a los pa¨ªses que tenemos que monitorear, no podremos hacer las audiencias p¨²blicas donde se exponen problem¨¢ticas de derechos humanos ni reuniones de trabajo para coordinar medidas de protecci¨®n urgentes para personas en riesgo. Estamos al borde del colapso como nunca antes.
En mi carrera como defensor de derechos humanos he visto personalmente c¨®mo gracias a la Comisi¨®n se avanz¨® en el acceso a la verdad, la justicia y la reparaci¨®n, c¨®mo se salvaron las vidas de personas en riesgo gracias a su intervenci¨®n. No exagero cuando digo que esta crisis es una tragedia para este continente.
El 31 de julio perderemos a 30 personas que trabajan con pasi¨®n y compromiso en la defensa de los derechos humanos, algunas de ellas desde hace una d¨¦cada. En la Defensor¨ªa de los Habitantes de Costa Rica trabajan 180 funcionarios. La Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos de M¨¦xico tiene m¨¢s de 1000. El 1 de agosto, la CIDH podr¨ªa quedarse con una plantilla de 48 funcionariosa cargo de proteger los derechos humanos de mil millones de personas que habitan este continente.
Durante a?os, la CIDH sobrevivi¨® gracias a los aportes voluntarios de Estados Unidos, Canad¨¢, Dinamarca, Espa?a, Finlandia, Francia, Noruega, Reino Unido, Holanda, Suecia, Suiza y la Uni¨®n Europea. Pero cuando este a?o fuimos a golpear puertas a Europa en busca de asistencia financiera, nos encontramos con una respuesta diferente. Europa est¨¢ recibiendo una gran cantidad de refugiados y eso ha generado una reorientaci¨®n de sus prioridades en asistencia internacional.
Pero eso no es todo. Lo cierto es que no pudimos responderles cuando nos preguntaron por qu¨¦ los pa¨ªses americanos no se hacen cargo de su propio sistema de derechos humanos. No pudimos responderles porque nos da verg¨¹enza decir la verdad: Am¨¦rica Latina y el Caribe no se han hecho cargo de su propio sistema de derechos humanos. Los Estados crearon este sistema en 1959 y proclamaron en la Convenci¨®n Americana que el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, s¨®lo puede alcanzarse garantizando el ejercicio de sus derechos humanos. Crearon la CIDH para que ese ideal se hiciera realidad. Pero despu¨¦s, nunca le dieron los recursos para realizar su trabajo.
El Consejo de Europa destina el 41,5% de su presupuesto a derechos humanos, mientras que la OEA destina el 9.1% para financiar a la CIDH y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La CIDH recibe menos de 5 millones de d¨®lares por a?o de la Organizaci¨®n, o50 centavos de d¨®lar por cada mil personas. Tenemos menos abogados y abogadas que el n¨²mero de pa¨ªses que atendemos. ?C¨®mo se puede cumplir as¨ª con nuestro mandato?
Hemos recurrido a donaciones para complementar nuestro magro ingreso. Hemos apelado a los pa¨ªses miembros, a su responsabilidad con financiar el sistema que ellos mismos crearon. En 2015, los pa¨ªses latinoamericanos y caribe?os donaron 13,7 millones de d¨®lares a la Corte Penal Internacional (CPI), pero solo destinaron 199.000 d¨®lares para la CIDH. Y valga aclarar: en la CPI no hay en tr¨¢mite ning¨²n caso de la regi¨®n y s¨®lo hay una situaci¨®n bajo examen preliminar.
El mensaje parece claro. Algunos pa¨ªses se sienten inc¨®modos cuando la CIDH pone de relieve los desaf¨ªos que enfrenta la regi¨®n en materia de derechos humanos. Esa es nuestra funci¨®n, y nos la asignaron los Estados. Pero nos estrangulan financieramente, quiz¨¢s para que no podamos cumplir con nuestro mandato.
Pero la CIDH no puede parar. Tenemos que seguir atentos a la investigaci¨®n del asesinato de Berta C¨¢ceres en Honduras, y de tantos y tantas otras defensoras asesinadas, y tenemos que proteger a los defensores que viven amenazados y hostigados y criminalizados. Tenemos que asegurarnos que haya justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa, despu¨¦s que el Grupo de Expertos creado por la CIDH constatara los graves errores en la investigaci¨®n sobre su desaparici¨®n, y para tantos otros miles de personas desaparecidas en M¨¦xico. Tenemos que seguir insistiendo en el cierre de Guant¨¢namo, y debemos velar por los migrantes y los refugiados que escapan de la violencia en los pa¨ªses del Tri¨¢ngulo Norte, por los ni?os no acompa?ados que cruzan la frontera buscando reunificarse con sus padres. Debemos seguir velando por el derecho de los pueblos ind¨ªgenas a vivir en paz en sus territorios ancestrales, por el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y discriminaci¨®n, por la justicia social, para acabar con la discriminaci¨®n, ya sea racial, por orientaci¨®n sexual o por identidad o expresi¨®n de g¨¦nero. Nuestro compromiso con nuestro mandato sigue firme.
Estaremos siempre agradecidos a Europa por el apoyo que nos han dado en los ¨²ltimos a?os. Pero ha llegado la hora de la verdad. O los jefes de Estado de Am¨¦rica Latina y el Caribe toman la decisi¨®n pol¨ªtica de darle vida al sistema interamericano de protecci¨®n y promoci¨®n de los derechos humanos, o seremos testigos de su colapso.
*James Cavallaro es Presidente de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.