?Whisky! (Caracas, Venezuela)
No se llama derecha ni izquierda, sino despotismo mediocre en el mejor de los casos, cuando se encarcela a la oposici¨®n
No hay que ser un estadista, ni es necesario ser de la derecha, ni es condici¨®n ser anal¨ªtico, ni es forzoso vivir en Venezuela para estar contra el gobierno par¨®dico, febril de Nicol¨¢s Maduro. El pasado martes 17 Maduro asegur¨® que un avi¨®n estadounidense ¡°letal¡± hab¨ªa invadido el espacio venezolano, pero no quiso probarlo. El mi¨¦rcoles 18 anunci¨® en¨¦rgicamente que, para sabotear ¡°los saboteos de la Asamblea Nacional¡±, decretar¨¢ un ¡°estado de excepci¨®n¡± que s¨®lo puede aprobarle la Asamblea. Pero ni las denuncias sospechosas del 17 ni el lapsus t¨ªpico del 18 evitaron que se escaparan im¨¢genes de las protestas diarias contra su gobierno; que el secretario de la OEA lo llamara ¡°dictadorzuelo¡± por frenar el referendo revocatorio; y que cuatro expresidentes colombianos se reunieran el jueves 19, en Bogot¨¢, a denunciar sus desmanes.
Por supuesto, es hora de que se permita otra Venezuela en Venezuela: no se llama derecha ni se llama izquierda, sino despotismo mediocre en el mejor de los casos, cuando se encarcela a la oposici¨®n y se entorpecen las soluciones democr¨¢ticas una a una. Pero fue raro, chocante incluso, ver a esos cuatro expresidentes en pugna acomod¨¢ndose para una pat¨¦tica foto de primera plana en nombre de la libertad del opositor Leopoldo L¨®pez: s¨ª, que el se?or L¨®pez est¨¦ preso es una aberraci¨®n propia de una tiran¨ªa, que se vea obligado a escribir un libro desde su celda en la piel de su familia merece un grito de protesta que no termine hasta que sea liberado ¨Chay que ser fan¨¢tico para verle el lado justo a su encarcelaci¨®n¨C, pero s¨ª que ser¨ªa ¨²til que ese cuarteto se pusiera de acuerdo por Colombia: por su paz, por sus desigualdades.
Betancur, alejado, a los 93, de la politiquer¨ªa, ha respaldado el proceso de paz con las Farc sin caer en trampas ni oportunismos. Pero los dem¨¢s han estado contribuyendo como tres nubes grises al enrarecimiento del clima del pa¨ªs: Gaviria, de 69, se ha quejado como un marido de que el presidente actual sea sordo a sus consejos; Pastrana, de 61, que quiso pero no pudo hacer la misma paz, se ha dedicado a advertir que Colombia est¨¢ siguiendo los malos pasos de Venezuela, que el gobierno est¨¢ entreg¨¢ndole la democracia a las guerrillas, que Santos y Maduro ¡°son las dos caras de una misma moneda¡±; Uribe, de 63, que como cualquier Ch¨¢vez desbarat¨® la Constituci¨®n colombiana para hacerse reelegir, se ha puesto en la tarea de predecirles a sus millones de seguidores la violencia que ya est¨¢ y el comunismo que no existe.
Dir¨ªa a qu¨¦ partidos pertenecen los cuatro, pero lo cierto es que da igual. Ni el expresidente Samper ni el presidente Santos est¨¢n en la foto porque sus cargos los obligan a los eufemismos, y a desear que los venezolanos consigan la democracia que se merecen, y punto, pero seguro que de no estar donde est¨¢n le hubieran sonre¨ªdo a la misma c¨¢mara: ?whisky! Estoy diciendo que ni Gaviria debe sentirse abandonado ni Pastrana debe sentirse ninguneado ni Uribe debe sentirse estafado ¨Cqueridos expresidentes: qu¨¦dense tranquilos¨C porque aqu¨ª est¨¢ pasando el mismo pa¨ªs que dejaron tambaleante: con su doble moral, su izquierda estigmatizada y su derecha sublevada que sue?an con humillar la una a la otra, su econom¨ªa traidora que va ahorcando, su medio ambiente amenazado, sus ¨¦lites que temen que se les suba ¡°un Ch¨¢vez¡±.
Se?ores expresidentes colombianos: no le teman a posar para la misma fotograf¨ªa como cuatro presidentes suecos escandalizados por lo que est¨¢ pasando en Venezuela, por lo que puede pasar en estos pa¨ªses tropicales e indomables. No le teman al final de una de estas guerras, ni le teman a su desempleo de mandamases, que ninguno de los dos es el peor de los destinos posibles.
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