Desfile de modelos
Tras el fracaso del ejemplo turco, primero en Egipto e incluso en Turqu¨ªa, solo en T¨²nez prospera un partido dem¨®crata musulm¨¢n
Hace cinco a?os, cuando se produjeron las revueltas ¨¢rabes de 2011, la experiencia de Turqu¨ªa permit¨ªa argumentar acerca de la compatibilidad entre islamismo pol¨ªtico y democracia, gracias a Recep Tayyip Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Desde que alcanz¨® el Gobierno por las urnas en 2002, hab¨ªa protagonizado una d¨¦cada prodigiosa de modernizaci¨®n, crecimiento econ¨®mico, construcci¨®n de infraestructuras, apertura de negociaciones para ingresar en la UE e incluso sujeci¨®n del poder militar al poder civil. Era el modelo turco, en el que el islam parec¨ªa compatible con la democracia, las libertades y la econom¨ªa de mercado y, por supuesto, la OTAN, y que algunos pretendieron imitar en los pa¨ªses que se sacud¨ªan de encima a las dictaduras militares, como Egipto o T¨²nez.
Uno de estos partidos, el tunecino Ennahda (¡°renacimiento¡± en ¨¢rabe), presidido por Rachid Ghannuchi, ha celebrado su congreso este pasado fin de semana precisamente para reafirmarse en su evoluci¨®n democr¨¢tica y constituirse como un partido pol¨ªtico, democr¨¢tico y civil, que deja para la mezquita la pr¨¢ctica religiosa y no quiere inmiscuirse en la vida privada. En los mismos d¨ªas en que Ennahda reun¨ªa a sus militantes en T¨²nez, el AKP hac¨ªa lo propio en Ankara, en su caso para nombrar al nuevo primer ministro, Binari Yildirim, que sustituye a Ahmed Davutoglu, ca¨ªdo en desgracia ante Erdogan.
La aut¨¦ntica prueba democr¨¢tica es la alternancia. El talante democr¨¢tico de un partido solo se comprueba en los hechos, cuando cede el poder a otro partido para que gobierne. El turco AKP todav¨ªa no ha conocido esta experiencia, y a juzgar por los prop¨®sitos presidencialistas de Erdogan, que quiere perpetuarse hasta 2023, fecha del centenario de la Rep¨²blica, su voluntad de conocerla es m¨¢s bien escasa. Ennahda, en cambio, cedi¨® voluntariamente la jefatura del Gobierno en 2013 y ahora participa en un Gabinete de coalici¨®n como socio minoritario a pesar de que es el primer partido de T¨²nez.
El primer fracaso del modelo turco se produjo en Egipto, el pa¨ªs de donde surgieron los Hermanos Musulmanes, la cofrad¨ªa m¨¢s influyente en todo el mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico con su proyecto de islamizaci¨®n de la sociedad previa a la toma del poder pol¨ªtico. Sucedi¨® all¨ª lo que ha sucedido tantas veces anteriormente, en la propia Turqu¨ªa o en Argelia, y es que las botas de los militares se impusieron a los votos de los islamistas, aunque tambi¨¦n contribuy¨® la ineptitud de los Hermanos egipcios, asentados en una mayor¨ªa exigua e incapaces de gobernar para todos y de hacer una Constituci¨®n en la que todos cupieran.
Lo que no supieron hacer los Hermanos egipcios ha sabido hacerlo Ennhada, que gan¨® las primeras elecciones, particip¨® en la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n inclusiva, en la que se garantiza la libertad religiosa y la separaci¨®n entre religi¨®n y pol¨ªtica, y se ha transformado ahora en lo m¨¢s parecido a un partido dem¨®crata musulm¨¢n, el equivalente de la democracia cristiana europea. El islam no es la soluci¨®n, como dec¨ªan los Hermanos egipcios. Turqu¨ªa ya no es el modelo, como pretend¨ªa Erdogan. El modelo y la soluci¨®n, por el momento, hay que buscarlos todav¨ªa en T¨²nez, all¨ª donde empez¨® todo en diciembre de 2010 y el ¨²nico lugar donde todav¨ªa se mantiene alguna esperanza.
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