Obama: el recuerdo de Hiroshima ¡°no debe desvanecerse nunca¡±
El presidente estadounidense renueva en su visita el llamamiento a un mundo sin armas nucleares
La memoria de lo que ocurri¨® en Hiroshima ¡°no debe desvanecerse nunca¡±. El presidente de EE UU, Barack Obama, rindi¨® este viernes en esa ciudad un conmovedor homenaje a los cerca de 140.000 muertos que dej¨® la primera bomba at¨®mica, y a todos los ca¨ªdos en las guerras. Ante la presencia de varios representantes de los hibakusha, los supervivientes, el primer presidente de EE UU en ejercicio en visitar el escenario de la bomba que lanz¨® su pa¨ªs el 6 de agosto de 1945 volvi¨® a reiterar su llamamiento a un mundo sin armas nucleares y a que la humanidad aprenda de sus errores para evitar nuevas guerras.
Acompa?ado del primer ministro japon¨¦s, Shinzo Abe, y en medio de un completo silencio en el Parque Memorial de la Paz, el presidente estadounidense deposit¨® una corona de flores ante el cenotafio y guard¨® unos segundos de silencio. Un momento cargado de emoci¨®n para los supervivientes, muchos de los cuales hab¨ªan perdido ya la esperanza de llegar a ver en vida una escena as¨ª. Al fondo pod¨ªa verse la C¨²pula de la Bomba At¨®mica, el edificio en ruinas que sirve como recordatorio de lo que pas¨® hace 71 a?os.
Hist¨®rico. Omaba deposita una corona de flores en homenaje #Hiroshima pic.twitter.com/tWYyY84gbV
— Macarena VidalÀîÌm·¼ (@Macchinetta) May 27, 2016
¡°En una ma?ana clara y sin nubes, la muerte cay¨® del cielo y el mundo cambi¨®¡±. Hab¨ªa amanecido la era nuclear, y se hab¨ªa demostrado que ¡°la humanidad tiene los medios para autodestruirse¡±, comenz¨® Obama. ¡°?Por qu¨¦ hemos venido a este lugar, a Hiroshima? Venimos a meditar sobre una terrible fuerza liberada en el pasado no tan distante. Venimos a rendir homenaje a los muertos¡±. ¡°Sus almas nos hablan, nos piden que miremos para dentro, que analicemos qui¨¦nes somos¡±.
El presidente estadounidense hab¨ªa dejado claro que no pedir¨ªa disculpas, y no las pidi¨®. Tampoco, en su mensaje en favor del desarme, quiso mencionar hacer referencia a conflictos del presente. El entorno era solemne, casi como una iglesia laica, y Obama opt¨® por pronunciar un discurso de corte espiritual, casi l¨ªrico, en el que apel¨® a los mejores instintos del ser humano. El mandatario emple¨® la palabra ¡°moral¡± en varias ocasiones.
¡°Estamos aqu¨ª, en el centro de esta ciudad, y nos obligamos a imaginar el momento en que la bomba cay¨®. El terror de los ni?os, confusos por lo que ven. O¨ªmos un grito silencioso¡±, evoc¨®. ¡°Compartimos la responsabilidad de mirar directamente a los ojos de la historia y preguntarnos qu¨¦ podemos hacer para evitar que ese sufrimiento llegue a repetirse¡±.
¡°Entre aquellas naciones que, como la m¨ªa, tienen armas nucleares, debemos encontrar la valent¨ªa para escapar a la l¨®gica del miedo y buscar un mundo sin ellas¡±, inst¨®, enlazando con la propuesta que ya lanzara en su discurso de Praga en 2009. Aunque le gan¨® el premio Nobel ese mismo a?o, en el ocaso del mandato de Obama aquella propuesta sigue sin encontrar grandes ecos ni apuntarse grandes avances.
Para conseguir esa meta, declar¨®, ¡°debemos cambiar la manera de pensar misma del mundo¡±. ¡°Cada vida es preciosa, parte de la familia humana. Esa es la historia que debemos contar¡±. Con esa manera de pensar, considera, se llegar¨¢ a un momento en el que se conozca a Hiroshima y Nagasaki ¡ªdonde la segunda bomba nuclear estadounidense dej¨® cerca de 60.000 v¨ªctimas¡ª no como los lugares donde empez¨® la era nuclear, sino ¡°como el comienzo de nuestro despertar moral¡±.
Las visitas de Carter y Nixon se produjeron cuando no eran presidentes
El pasado abril, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, particip¨® en un acto en el Parque de la Paz junto a los ministros de Exteriores del G7 tras una reuni¨®n en la ciudad en la que se firm¨® una declaraci¨®n que ped¨ªa conseguir avances para lograr una revisi¨®n del Tratado de No Proliferaci¨®n en 2020.
Aunque Obama ser¨¢ el primer presidente en el cargo en visitar Hiroshima, el dem¨®crata Jimmy Carter lo hizo como expresidente en 1984, mientras que el republicano Richard Nixon acudi¨® en 1964, cuatro a?os antes de convertirse en presidente de EE UU.
Tras el ataque a Hiroshima el 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanz¨® una segunda bomba nuclear tres d¨ªas despu¨¦s sobre la ciudad de Nagasaki, donde murieron unas 74.000 personas, y seis d¨ªas m¨¢s tarde Jap¨®n se rindi¨® y puso fin a la II Guerra Mundial.
Al t¨¦rmino de la ceremonia, el presidente estadounidense se acerc¨® a saludar a Sunao Tsuboi, de 91 a?os y presidente de una de las principales asociaciones de hibakusha. Ambos intercambiaron varias frases, sonrientes, antes de que Obama se acercara a abrazar a Shigeaki Mori, de 79 a?os y que no pudo contener las l¨¢grimas. Fue el momento m¨¢s humano de todo el acontecimiento, y uno que ilustr¨® en una imagen lo que Shinzo Abe describi¨® en su alocuci¨®n como ¡°el comienzo de un nuevo cap¨ªtulo en la reconciliaci¨®n de Jap¨®n y de EE UU¡±.
Tsuboi, uno de los hibakusha m¨¢s c¨¦lebres y un destacado activista de la desnuclearizaci¨®n, coment¨® posteriormente a la prensa que en su breve conversaci¨®n con el l¨ªder de la primera potencia mundial ¡°pude expresarle mis opiniones¡±. ¡°Le dije que estudie exactamente qu¨¦ son las armas nucleares¡±, pero tambi¨¦n ¡°le di la bienvenida. Su discurso de Praga sigue vivo¡±.
No era el ¨²nico que se declaraba satisfecho. ¡°Me he sentido muy conmovido. Creo que esta visita ha sido un ¨¦xito. Pienso que puede ser el primer paso para un mundo sin armas nucleares. En Praga ya hab¨ªa presentado su propuesta; aqu¨ª, ha podido ser testigo del da?o que causan esas bombas. Espero que otros pol¨ªticos sigan su ejemplo y vengan tambi¨¦n a Hiroshima¡±, declar¨® a la prensa el alcalde de la ciudad, Katzumi Matsui, uno de los invitados.
A su llegada al parque, el presidente estadounidense hab¨ªa visitado brevemente el Museo de la Paz, dedicado a recordar muy gr¨¢ficamente lo que pas¨® aquel 6 de agosto y las consecuencias para sus v¨ªctimas. Entre sus muestras se encuentran los uniformes ensangrentados de algunos de los ni?os muertos por la bomba, maniqu¨ªes a los que se le cae la piel hecha jirones y fotograf¨ªas de las terribles quemaduras, y los efectos de la radiaci¨®n, que sufrieron los residentes.
¡°Hemos conocido la agon¨ªa de la guerra¡±, escribi¨® Obama en el libro de invitados. ¡°Encontremos la valent¨ªa, juntos, de esparcir la paz y buscar un mundo sin armas nucleares¡±.
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