Libertad de prensa
Sin prensa libre se desmorona el derecho a disentir
Es un mundo cada vez m¨¢s refractario del principio de la libertad de prensa y cada vez m¨¢s riesgoso para los periodistas. Es una resbaladiza pendiente que se mira desde abajo. Como si la arquitectura jur¨ªdica que sostiene la posibilidad de vivir en democracia¡ªel derecho a disentir¡ªse hubiera desmoronado. La resultante es un mundo propicio para diferentes versiones de despotismo.
En el Medio Oriente el rango del abuso va de la racionalidad institucional de Al Sisi en Egipto, una dictadura militar, a la impenetrable brutalidad de ISIS, un proto Estado en partes de Siria e Irak. Esos abusos incluyen detenciones, condenas arbitrarias, secuestros y decapitaciones, tanto de periodistas locales como extranjeros. Es dolorosa evidencia del fracaso de la Primavera ?rabe, aquella corriente de libertad que en 2011 invit¨® a imaginar una ¡°cuarta ola¡± democratizadora.
La prensa europea, por su parte, es atacada por al menos tres frentes. Primero por el frecuente acoso de sus corresponsales en el Medio Oriente; n¨®tese la reciente liberaci¨®n de tres periodistas espa?oles tras diez meses de cautiverio. Luego por ser blanco del terrorismo en suelo europeo, siendo el caso de Charlie Hebdo el m¨¢s renombrado pero no el ¨²nico. Y tercero, por el surgimiento de partidos anti democr¨¢ticos y racistas, en la izquierda y en la derecha, que pega en el centro de los principios legales imprescindibles para la existencia de la prensa libre.
Esto como espejo de lo que ocurre al otro lado del Atl¨¢ntico. Ello por que nos reunimos esta semana en un evento organizado por el Programa de las Am¨¦ricas del CSIS, Centro de Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales, para conversar sobre ¡°Libertad de prensa en las Am¨¦ricas¡±.
En Estados Unidos la integridad f¨ªsica de los periodistas no ha estado tan en riesgo como en otras latitudes, excepto que los corresponsales en el exterior tambi¨¦n son victimizados con frecuencia. El contexto interno, por su parte, no ha sido el m¨¢s adecuado para la libertad de prensa. M¨¢s bien lo contrario. El grave estado financiero de la industria period¨ªstica limita la pr¨¢ctica profesional. Y, por otro lado, el gobierno federal intenta investigar filtraciones con frecuencia. M¨¢s a¨²n, en un a?o electoral especialmente sensible, uno de los candidatos¡ªTrump¡ªse ha caracterizado por sus ofensas constantes a medios y periodistas. As¨ª lo explic¨® Marty Baron, director del Washington Post.
Si fueran sinceros, los enemigos del pluralismo deber¨ªan reemplazar el t¨¦rmino medios de comunicaci¨®n por ¨®rganos de difus
En Am¨¦rica Latina, el panorama es por dem¨¢s sombr¨ªo, a pesar de algunas luces. En Venezuela, la prensa independiente casi no existe. El absurdo incluye que el control de la cuenta de capital act¨²a como mecanismo de censura, en tanto impide a los peri¨®dicos acceder a las divisas para importar papel. El suministro del insumo ocurre en base a donaciones del extranjero. As¨ª, la operaci¨®n de muchos medios est¨¢ reducida a una fracci¨®n de lo que era antes de la llegada del chavismo al poder, si no es que han desaparecido por completo. As¨ª lo cont¨® Miguel Henrique Otero, director de El Nacional de Caracas.
En Argentina, la historia era similar, salvo que algunos medios tomaron la decisi¨®n y tuvieron la capacidad de resistir los repetidos intentos de silenciamiento del gobierno de los Kirchner, en el poder durante 12 a?os. Ese fue el caso de algunas empresas y muchos periodistas. ¡°El gobierno anterior pens¨® que, como ellos, todos tienen un precio. Estaban equivocados¡±, asegur¨® Ricardo Kirschbaum, director de Clar¨ªn. La resultante fue la victoria de la oposici¨®n en noviembre pasado y una saludable alternancia en el poder.
En Am¨¦rica Latina, la mutilaci¨®n de la libertad de prensa se deriva de dos condiciones que se presentan juntas o separadas: los intentos de eternizaci¨®n en el poder y la degradaci¨®n de un Estado capturado por organizaciones criminales. La perpetuaci¨®n requiere del silenciamiento de la cr¨ªtica. Mientras denuncian a los monopolios informativos privados, y sus supuestas conspiraciones, esos gobiernos van construyendo sus propios monopolios en colusi¨®n con otros medios privados, pero faciles de corromper, o en manos del Estado y con recursos p¨²blicos, claro que con un dise?o institucional inspirado en Granma m¨¢s que en la BBC.
Es una realidad a¨²n m¨¢s brutal en aquellas zonas del continente donde el crimen organizado controla el territorio, a menudo capturando el poder pol¨ªtico, especialmente a nivel subnacional. Un doloroso recordatorio de ello ha sido el reciente secuestro de tres periodistas en Colombia, a pesar del final feliz de su posterior liberaci¨®n. Menos felices han sido los cientos de casos de periodistas asesinados en M¨¦xico, Honduras y El Salvador, por nombrar tres pa¨ªses, casi siempre por investigar al poder y sus lazos con el narcotr¨¢fico.
Casi al mismo tiempo que esta columna se publica, al Comit¨¦ para la Protecci¨®n de Periodistas¡ªCPJ en ingl¨¦s, organizaci¨®n basada en Nueva York¡ªle fue rechazada su petici¨®n para ser ONG de consulta de Naciones Unidas. Ello ocurri¨® por decision del panel de 19 pa¨ªses que se ocupa de esos menesteres y con el voto negativo de Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros y a prop¨®sito de perpetuaci¨®n.
Si fueran sinceros, los enemigos del pluralismo deber¨ªan reemplazar el t¨¦rmino ¡°medios de comunicaci¨®n¡± por ¡°¨®rganos de difusi¨®n¡± y ¡°libertad informativa¡± por ¡°comisariato politico¡±. Tal es la ofensiva antiliberal en curso. La libertad de prensa corre peligro. Sin ella, el poder no se investiga. Sin ella, la sociedad no critica. La siguiente victima bien podr¨ªa ser la democracia.
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