Los ¨²ltimos resistentes contra Trump buscan un tercer candidato
Los pesos pesados del Partido Republicano cierran filas con el candidato pese a las continuas salidas de tono
Caen uno a uno y cada vez quedan menos que se resistan. Los pesos pesados del Partido Republicano cierran filas con su candidato a las elecciones presidenciales de noviembre, el magnate neoyorquino Donald Trump. No importa que en el pasado les insultase. Ni que ellos mismos, hasta hace unas semanas, le considerasen un "c¨¢ncer" para el conservadurismo, como dijo el exgobernador de Texas Rick Perry, ahora converso al trumpismo. S¨®lo un grupo muy reducido se resiste y especula con una tercera candidatura. Tres nombres destacan: el excandidato presidencial Mitt Romney, el senador por Nebraska Ben Sasse y la gobernadora de Nuevo M¨¦xico, Susana Mart¨ªnez.
El club de insultados, humillados y despreciados contrarios a Donald Trump?acaba de perder a uno sus miembros m¨¢s conspicuos, el senador por Florida Marco Rubio. Rubio, hasta hace unos meses la gran esperanza del Partido Republicano, fue uno de los rivales de Trump en el proceso de primarias. Trump le llamaba little Marco, el peque?o Marco, y se burlaba de los sudores que le inundaban en los debates televisados. Rubio llamaba a Trump estafador y dec¨ªa que era un peligro para la seguridad nacional poner a su alcance el bot¨®n nuclear.
Obama reivindica sus ¨¦xitos econ¨®micos en el cintur¨®n industrial
El presidente Barack Obama exhibi¨® este mi¨¦rcoles en Elkhart, una ciudad de 50.000 habitantes en el norte de Indiana, sus ¨¦xitos econ¨®micos, un mensaje destinado a contrarrestar el catastrofismo del candidato republicano, Donald Trump. El dem¨®crata Obama, que en enero abandonar¨¢ la Casa Blanca, habl¨® en el instituto de Elkhart, escenario del primer viaje de su presidencia, hace siete a?os. En 2009 el paro en Elkhart era del 19,6%; ahora es del 4,1%. Las tasas de graduaci¨®n escolar han pasado del 75% al 90%. Las hipotecas impagadas, de 9,5% al 3,7%. Indiana se encuentra en el cintur¨®n posindustrial del Medio Oeste, un vivero de votantes blancos y de clase trabajadora afines a Trump.
Todo olvidado. Rubio dice que para ¨¦l ser¨¢ un placer hablar en la convenci¨®n de Cleveland (Ohio), que en julio consagrar¨¢ a Trump como candidato. No es la ¨²nica v¨ªctima que sucumbe. Para el senador por Arizona, candidato presidencial en 2008 y prisionero de guerra en Vietnam, John McCain, no ha sido un problema que Trump se mofase de su hero¨ªsmo: ahora le apoya. Y, como Rubio y McCain, decenas de republicanos que al principio no se tomaron en serio la candidatura del magnate neoyoquino, despu¨¦s se le opusieron al constatar que romp¨ªa con la ortodoxia del partido y finalmente llegaron a id¨¦ntica conclusi¨®n: mejor Trump que la probable candidata dem¨®crata, Hillary Clinton.
Otro argumento: la promesa de Trump de nombrar jueces conservadores en el Tribunal Supremo, cuyo poder para definir el curso de la sociedad estadounidense ¡ªen cuestiones como el aborto, las armas de fuego o los derechos civiles¨C excede al de la Casa Blanca o el Congreso.
Queda por sumarse al movimiento un personaje central en la constelaci¨®n conservadora: Paul Ryan, speaker o presidente de la C¨¢mara de Representantes, y aut¨¦ntico ide¨®logo del republicanismo durante los a?os de Barack Obama. A ¨¦l se deben las propuestas m¨¢s afinadas de recortes en el estado del bienestar, propuestas que colisionan de frente que las ideas de Trump. Ryan ya ha dicho que le une con Trump el deseo de derrotar a Clinton, y ha dado a entender que lo acabar¨¢ apoyando. Pero se ha reservado la declaraci¨®n expl¨ªcita de apoyo, con la esperanza de convertir a Trump ¡ªun hombre sin una ideolog¨ªa codificada, capaz de contradecirse en una misma frase¡ª a la ortodoxia conservadora.
Trump a Escocia tras el refer¨¦ndum
Donald Trump viajar¨¢ a Reino Unido el 24 de junio, un d¨ªa despu¨¦s del refer¨¦ndum sobre la permanencia en la Uni¨®n Europea. El candidato republicano a la Casa Blanca participar¨¢ en la reapertura de su complejo de golf Turnberry, en Escocia. En plena campa?a electoral en Estados Unidos, y al final de la brit¨¢nica, ser¨¢ un viaje con una alta carga pol¨ªtica. Trump se ha pronunciado en favor del brexit, la salida de la UE, y ha chocado con el primer ministro brit¨¢nico, el conservador David Cameron. En enero el Parlamento brit¨¢nico lleg¨® a debatir si prohibirle la entrada al pa¨ªs. El magnate es de origen escoc¨¦s por v¨ªa materna. Reino Unido es, desde la Segunda Guerra Mundial, el aliado privilegiado de EE UU.
Ryan confiaba en que, tras convertirse en el nominado in p¨¦ctore, hace un mes, Trump rebajar¨ªa el volumen, ser¨ªa m¨¢s presidencial. No ha sido as¨ª. Contin¨²a insultando a diestro y siniestro. Cree que su papel de bully, de acosador de patio de colegio sin pelos en la lengua le ha servido para derrotar a 16 rivales republicanos y llegar donde est¨¢ ahora, a un paso de la Casa Blanca. No est¨¢ dispuesto a aceptar lecciones de nadie. Es indomesticable, y esto complica las cosas para algunos conservadores a los que, por disciplina de partido, les gustar¨ªa defender a su candidato, pero que no se ven haciendo campa?a por un demagogo xen¨®fobo y machista.
El resistente m¨¢s conocido es Romney, que hace cuatro a?os ocupaba la plaza de Trump: candidato republicano a la presidencia. Romney ha dicho que se siente obligado a atacarlo porque un d¨ªa sus nietos le preguntar¨¢n: "?Y t¨² qu¨¦ hiciste para frenar Trump?" Otro miembro del exiguo club anti-Trump es el senador Sasse, un cristiano evang¨¦lico apegado a los valores familiares y al dogma conservador de un Estado federal reducido m¨ªnimos.
Ambos ha merecido los ep¨ªtetos de Trump, como la gobernadora Mart¨ªnez, que adem¨¢s de republicana es mujer e hispana, dos grupos clave para ganar elecciones y a los que Trump ha ofendido. Por criticar en privado la ret¨®rica contra los inmigrantes de Trump y por reservarse el derecho a apoyarle, Trump se ha lanzado contra ella. Trump tiene la piel fina. Si no le rinden pleites¨ªa, se siente agraviado. "Ella no fue amable", se justific¨® Trump esta semana. "Y, ?cre¨¦is que voy a cambiar? No cambiar¨¦. Tampoco con ella".
Un desconocido fuera de un min¨²sculo c¨ªrculo conservador
El ¨²ltimo nombre que ha sonado como tercera opci¨®n ¡ªentre el republicano Donald Trump y la probable candidata dem¨®crata, Hillary Clinton¡ª es el de David French, un excombatiente en Irak, jurista experto en la Constituci¨®n y columnista en la revista conservadora National Review. French es un absoluto desconocido fuera de un c¨ªrculo min¨²sculo, pero podr¨ªa reunir las cualidades necesarias ¡ªconservador pata negra, hombre de familia e intelectual ¨ªntegro¡ª para atraer a algunos republicanos horrorizados por Trump que creen impensable votar a Clinton.
Es una inc¨®gnita si esta candidatura, auspiciada por otro intelectual de la derecha, William Kristol, el director de la revista neoconservadora Weekly Standard, acabar¨¢ prosperando, o se quedar¨¢ en otro globo sonda del mermado frente anti-Trump.
Una cosa es indudable: este sector, etiquetado como la facci¨®n Never Trump, o Nunca Trump, cada d¨ªa pierde ac¨®litos y corre riesgo de desaparecer por falta de comparecientes. Que s¨®lo haya sido capaz de reclutar a un candidato an¨®nimo como French evidencia las dificultades de los Nunca Trump para plantar cara ante el candidato republicano. Quiz¨¢ sea el certificado de muerte de un movimiento m¨¢s identificado con las ¨¦lites intelectuales del partido en Washington y Nueva York ¡ªel mundo de las revistas y los think tanks¡ª que con los votantes republicanos. Algunos republicanos anti-Trump proceden de la ¨®rbita neoconservadora, halcones en pol¨ªtica exterior que temen que Trump represente un retorno al aislacionismo. Algunos intelectuales neoconservadores, como Robert Kagan o Max Boot, han expresado su preferencia por Clinton ante Trump.
Una opci¨®n para los anti-Trump podr¨ªa ser el Partido Libertario, que este fin de semana eligi¨® al exgobernador de Nuevo M¨¦xico, el exrepublicano Gary Johnson, como candidato a las elecciones del 8 de noviembre. Los libertarios, en EE UU, defienden un gobierno reducido a la m¨ªnima expresi¨®n. En 2012, Johnson no lleg¨® al 1% de votos.
La resistencia de Mitt Romney, candidato a la presidencia en 2012 y uno de los cr¨ªticos m¨¢s contundentes de Trump, a ser el tercer candidato es sintom¨¢tica. Ning¨²n pol¨ªtico de primera fila parece dispuesto a encabezar una tercera candidatura al estilo de la del millonario tejano Ross Perot en los a?os noventa.
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