¡°Con Trump tenemos una especie de cuasifascismo populista, no un fascismo plenamente desarrollado¡±
Entrevista con el historiador Robert O. Paxton, autor de ¡®La anatom¨ªa del fascismo¡¯
El historiador Robert O. Paxton, profesor em¨¦rito de la Universidad de Columbia y uno de los mayores especialistas en el fascismo, respondi¨® a este cuestionario sobre la comparaci¨®n entre el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, y el gran movimiento pol¨ªtico del siglo XX.
PREGUNTA: Si comparamos a Donald Trump con el fascismo, ?banalizamos el fascismo?
RESPUESTA: Escrib¨ª el libro La anatom¨ªa del fascismo en parte para intentar desalentar el mal uso f¨¢cil de uno de los ep¨ªtetos pol¨ªticos m¨¢s incendiarios.Trump claramente usa temas y t¨¦cnicas que recuerdan a los fascismos cl¨¢sicos de Hitler y Mussolini, quiz¨¢ intencionadamente, o quiz¨¢ porque simplemente coinciden con un temperamento agresivo. Al mismo tiempo, algunos aspectos fundamentales del fascismo cl¨¢sico est¨¢n ausentes de la campa?a de Trump. Con Trump tenemos una especie de cuasifascismo populista, o protofascismo, m¨¢s que un fascismo del todo desarrollado.
Sin embargo, esto ha sido suficiente para provocar un da?o grave. Trump ha dado legitimidad a la animosidad racista con los inmigrantes, especialmente mexicanos y musulmanes, y algunos americanos han empezado a hablar y actuar de acuerdo con esto. Y ha dado legitimidad a un concepto esencialmente personal y sin l¨ªmites del poder presidencial.
P: ?Cu¨¢les son las semejanzas?
R: Hay semejanzas en los temas y en las t¨¦cnicas, en la manera que tiene Trump de hacer campa?a. Usa algunos de los temas m¨¢s b¨¢sicos del fascismo: el miedo al declive nacional, del que culpa a los enemigos internos como los mexicanos y los musulmanes; la necesidad del liderazgo fuerte de un jefe excepcional; y una pol¨ªtica exterior agresiva. Promete actuar con decisi¨®n si es elegido, y no parece preocuparse mucho por el debido proceso y el estado de derecho. Tambi¨¦n hay semejanzas en el estilo: las maneras agresivas de Trump, su manera de acosar a quienes protestan y a los periodistas, su capacidad para establecer una relaci¨®n con la multitud, que responde repitiendo algunas de sus frases m¨¢s habituales. La llegada en avi¨®n al acto electoral, creando una impresi¨®n de energ¨ªa y vigor, tiene ecos del uso pionero que Hitler hizo de esta t¨¢ctica. Saca la mand¨ªbula, como hac¨ªa Mussolini.
P: ?Y las diferencias?
R: Mientras que las semejanzas son relativamente superficiales, las diferencias afectan los prop¨®sitos fundamentales. Los fascismos cl¨¢sicos promet¨ªan unir a la naci¨®n fragmentada por la lucha de clases, el conflicto regional, y las diferencias ideol¨®gicas, usando la fuerza si era necesario. El s¨ªmbolo adoptado por Mussolini, el fasces, era un haz formado por un hacha atada con varas, que simbolizaba a la vez la fuerza y la unidad. Los partidos fascistas intentaban enrolar a todos los ciudadanos en formaciones partidistas que llevaban camisas id¨¦nticas. La voluntad individual estaba subordinada al inter¨¦s nacional, y la naci¨®n deb¨ªa volverse fuerte y guerrera a trav¨¦s de la disciplina. Trump, al contrario, trabaja por el individualismo sin riendas. Los ciudadanos no deber¨ªan ser regimentados por el gobierno; los hombres de negocios no deber¨ªan estar sometidos a altos impuestos ni sujetos a regulaciones medioambientales o regulaciones sobre la seguridad de los trabajadores. Trump trabaja para la libertad de los ricos, dentro de una plutocracia, y esto es b¨¢sicamente diferente del fascismo. Trump nunca menciona ning¨²n tipo de comunidad de inter¨¦s.
Los fascismos cl¨¢sicos, adem¨¢s, intentaron reemplazar abiertamente las instituciones democr¨¢ticas existentes, y reemplazarlas con un mando autoritario. Tambi¨¦n intentaron derrocar el orden internacional y rectificar las fronteras nacionales que consideraban injustas y degradantes (como las fronteras del acuerdo de paz de Par¨ªs en 1918). Trump no aboga por una revisi¨®n constitucional o una guerra expansionista, ideas muy impopulares en Estados Unidos tras los fiascos de Vietnam e Irak.
Finalmente, hay diferencias en las circunstancias. Los fascismos cl¨¢sicos eran respuestas a una guerra perdida (como en Alemania) o a una paz decepcionante o desilusionante (como en Italia). La perspectiva de una revoluci¨®n comunista era muy real en ambos pa¨ªses, y el fascismo se presentaba como la mejor defensa. Ninguna de estas din¨¢micas est¨¢ presentes hoy, y los discursos de Trump sobre el declive de Estados Unidos, que debe ¡°volver a hacerse grande¡±, aluden a frustraciones actuales en la sociedad americana y a problemas mundiales intratables como el yihadismo musulm¨¢n, que son mucho menos intensos que las crisis que afectaron a Alemania e Italia en los a?os 20 y 30.
P: ?Le recuerda Trump a alg¨²n l¨ªder del pasado?
R: Trump me parece ¨²nico en la historia pol¨ªtica americana. Es un completo ente extra?o. Primero, no ha tenido ninguna experiencia gobernando. No procede de las fuerzas armadas (como ocurre con frecuencia con los outsiders) sino del mundo de los negocios, donde los aventureros pol¨ªticos son raros. Trump usa los medios de una manera que no tienen precedentes. Al hacer declaraciones ofensivas obtiene cobertura en la prensa y en televisi¨®n cada d¨ªa sin gastarse ni un c¨¦ntimo. Es especialmente experto en el uso de los nuevos medios sociales como Twitter y Facebook. Es un demagogo perfectamente preparado para la explosi¨®n de las comunicaciones del siglo XXI.
P: Per¨®n, o m¨¢s recientemente Berlusconi o Putin, ?ser¨ªan comparaciones m¨¢s adecuadas [que el fascismo]?
R: Berlusconi es una comparaci¨®n sugerente, por su procedencia del mundo de los negocios y la televisi¨®n, mucho m¨¢s que Per¨®n, que ven¨ªa de las fuerzas armadas y proced¨ªa de la tradici¨®n nacional del pronunciamiento. Putin se acerca m¨¢s al fascismo cl¨¢sico, puesto que promete cambiar la constituci¨®n as¨ª como rectificar cambios de frontera humillantes por medio de la acci¨®n militar unilateral.
P: ?Por qu¨¦ en Estados Unidos el fascismo siempre estuvo en la periferia pol¨ªtica?
R: Ha habido movimientos que se parec¨ªan al fascismo en Estados Unidos desde el siglo XIX. Eran especialmente fuertes en el sur americano en el periodo de la Reconstrucci¨®n, despu¨¦s del final de la Guerra Civil de 1861 a 1865. Sacaban su fuerza sobre todo del miedo de los blancos a la libertad de los negros, o al poder negro, junto a unos poderosos sentimientos antiimmigrante y anticat¨®lico. Hoy incluyen al Ku Klux Klan y a varias peque?as milicias supremacistas blancas, considerablemente debilitadas pero todav¨ªa presentes.
Habitualmente los sure?os blancos eran capaces de reprimir a los negros sin recurrir a la ayuda de estos grupos extremistas, as¨ª que los extremistas siguieron en gran parte en los m¨¢rgenes. Pero a veces interven¨ªan abiertamente en los asuntos p¨²blicos. En 1898, un movimiento de poder blanco llamado las Camisas Rojas derroc¨® el gobierno municipal birracial, legalmente elegido, en Wilmington, Carolina del Norte, y lo sustituy¨® con un gobierno municipal s¨®lo de blancos.
P: Estados Unidos, una democracia continua durante m¨¢s de 200 a?os, ?es inmune al fascismo? ?Es Estados Unidos excepcional en este sentido? No puede ocurrir aqu¨ª. ?Est¨¢ de acuerdo?
R: Los americanos son ampliamente inmunes a las copias declaradas de Hitler, con esv¨¢sticas y camisas pardas. No son inmunes, sin embargo, a los llamamientos racistas y xen¨®fobos que no apelan a un simbolismo extranjero, y muchos americanos son profundamente hostiles a causas liberales y progresistas que creen que ayudan sobre todo a negros y holgazanes. Si Hillary Clinton no logra superar los sentimientos negativos de muchos americanos sobre ella (como mujer ¡°agresiva¡±, como alguien tocada por supuestos esc¨¢ndalos que nunca han sido realmente identificados, o como alguien demasiado centrista para los seguidores de Bernie Sanders), entonces Trump podr¨ªa lograr suficientes estados en el colegio electoral para ganar.
P: ¡°Observemos el fascismo en acci¨®n¡¡±, escribe usted en La anatom¨ªa del fascismo. ?Tiene la impresi¨®n de estar observando ¡°el fascismo en acci¨®n¡± ahora? ?Ha tenido esta impresi¨®n alguna vez, en su pa¨ªs?
R: Como he dicho, no creo que Trump sea un fascista plenamente desarrollado. As¨ª que no tengo la impresi¨®n de que el fascismo est¨¦ llegando al poder. Es una plutocracia u oligarqu¨ªa que se est¨¢ consolidando, con los votos de racistas blancos pobres. Sin embargo, estoy siendo testimonio de algo que nunca esper¨¦ ver: el avance de un candidato presidencial sin absolutamente ninguna capacidad para el gobierno, ni respeto por la verdad, ni compromiso con el estado de derecho, ni aceptaci¨®n de los l¨ªmites del poder presidencial dentro del sistema constitucional americano, con un apoyo popular entusiasta de la parte del p¨²blico americano menos educada y m¨¢s afectada por la movilidad social a la baja.
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