En la hora gloriosa de Clinton, el racismo de Trump alarma a la derecha
El candidato republicano adopta un tono m¨¢s contenido tras una semana de asaltos verbales contra un juez por su origen mexicano
Mientras el Partido Dem¨®crata eleg¨ªa a la primera mujer candidata a la Casa Blanca, el Partido Republicano entraba en una espiral autodestructiva de reproches y lamentos por el racismo de su m¨¢ximo l¨ªder. Los exabruptos del candidato Donald Trump siembran el p¨¢nico en su partido. Tras cerrar filas con Trump en los ¨²ltimos d¨ªas, varios dirigentes de la derecha se distanciaron este martes del candidato. Las dudas sobre si su nominaci¨®n ha sido un error may¨²sculo que entregar¨¢ a los dem¨®cratas la Casa Blanca, y quiz¨¢ el Congreso, coinciden con el fin del proceso nominaci¨®n dem¨®crata y el inicio del cierre de filas en torno a Clinton.
La semana pasada, Trump acus¨® al juez federal Gonzalo Curiel de parcialidad por ser mexicano. Curiel, nacido en Estados Unidos y ciudadano estadounidense, se ocupa del caso del presunto fraude de la Trump University, una falsa universidad promovida por el magnate neoyorquino que ofrec¨ªa cursillos y consejos para invertir en el mercado inmobiliario. El candidato republicano sostiene que Curiel, por su origen hispano, est¨¢ incapacitado para juzgar el caso. Seg¨²n su razonamiento, la propuesta de construir un muro entre M¨¦xico y EE UU crea un conflicto de intereses. Para el juez.
El racismo de Trump no es una novedad, pero pocas veces lo hab¨ªa expresado con tanta crudeza. La idea de vetar a un funcionario p¨²blico por su origen ¨¦tnico o nacional viola todas las normas de esta y cualquier democracia. El propio Paul Ryan, speaker o presidente de la C¨¢mara de Representes y cabeza visible del establishment conservador, dijo que las palabras de Trump eran racistas, aunque se neg¨® a retirarle el apoyo. El nacionalpopulismo Trump puede apelar a un sector del electorado blanco, pero espanta a las minor¨ªas que cada vez tiene un peso mayor en las elecciones de EE UU.
El efecto las palabras de Trump causan entre los republicanos qued¨® claro en el discurso del candidato tras las ¨²ltimas elecciones primarias, en Nueva York. Excepcionalmente, no improvis¨® sino que lo ley¨®. Se ci?¨® al gui¨®n. Atac¨® a los Clinton, algo que entusiasma a todos los republicanos, trumpianos y antitrumpianos. Intent¨® lanzar gui?os a los afroamericanos y a la izquierda del Partido Dem¨®crata. Apel¨® a la unidad y prometi¨® responsabilidad. Aparc¨® la ret¨®rica identitaria y se centr¨® en la econom¨ªa. Despu¨¦s de una semana de autocombusti¨®n y deriva racista, parec¨ªa un ni?o compungido tras recibir una reprimenda de sus mayores.
Trump, imprevisible y temperamental, xen¨®fobo y mis¨®gino, logr¨® la nominaci¨®n hace un mes, pero ha dilapidado este tiempo con salidas de tono, ataques a los propios republicanos, gestos que socavan la unidad al partido, negativas a publicar sus declaraciones de hacienda, insultos a periodistas y finalmente el infeliz asalto al juez Curiel. El Partido Republicano ha proyectado una imagen de racismo que averg¨¹enza algunos de sus miembros m¨¢s notables, y que est¨¢ a a?os luz de sus mejores tradiciones, que son las de EE UU. Y el Partido Dem¨®crata ha reparado una anomal¨ªa: nunca una mujer hab¨ªa llegado tan cerca de la Casa Blanca. La dualidad de este pa¨ªs, resumida en una jornada electoral.
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