Salah, el refugiado sirio en primera l¨ªnea de rescate en el Mediterr¨¢neo
Su tarea es aproximarse a las pateras y tranquilizar a los migrantes para que no vuelquen
Aunque en el Dignity I, el buque de rescate de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) Espa?a, toda la tripulaci¨®n es imprescindible, Salah Dasuki, de 31 a?os tiene una misi¨®n especial: es el primero en aproximarse a las pateras para tranquilizar en ingl¨¦s, franc¨¦s o ¨¢rabe ¡ªidiomas que maneja a la perfecci¨®n¡ª a los cientos de migrantes que se dirigen hacia una muerte casi segura en el Mediterr¨¢neo. Se siente identificado con el drama de los refugiados; ¨¦l tambi¨¦n se jug¨® la vida al huir de su pa¨ªs, Siria, y tambi¨¦n pag¨® miles de euros a las mafias para alcanzar Europa, ¡°la oportunidad de oro para rehacer una vida¡±, como la describe. Pero ¨¦l, en cambio, ¡°volver¨ªa ma?ana por la ma?ana a Damasco. Haya guerra o no¡±, asegura con una gran tristeza camuflada de sonrisa.
Alto, sonriente y extremadamente servicial, Salah es doblemente refugiado. Naci¨® ya con ese estigma en el campo de Yarmouk ¡ªun barrio a las afueras de Damasco y que tanto ha sufrido las consecuencias de m¨¢s de cinco a?os de guerra¡ª y en 2013 consigui¨® el asilo en Noruega. ¡°Tardaron solo un d¨ªa [en darle el asilo] tras la entrevista con las autoridades¡±, recuerda sorprendido. Pero para eso pas¨® por un duro trayecto.
Estuvo encarcelado cuatro meses por el r¨¦gimen de Bachar el Asad acusado de incitar al odio por unas im¨¢genes de unas protestas que ten¨ªa grabadas en el m¨®vil. Al ser liberado, gracias a los contactos de su t¨ªo, se escondi¨® durante tres semanas en un lugar que a¨²n mantiene en secreto para abandonar su amada Siria para siempre. ¡°Mi madre me anim¨®¡±, recuerda agradecido por el empuj¨®n. Era la primera vez que su familia lo prefer¨ªa lejos.
Salah estaba a punto de ser llamado a filas: ¡°O mataba o me mataban¡±. Pero ¨¦l se neg¨® sobre todas las cosas a quitarle la vida a nadie y a finales de 2012 lleg¨® a Alepo con lo puesto y, bajo los enfrentamientos entre las diferentes facciones de la guerra, contact¨® a las mafias para que, por 500 d¨®lares, le ayudaran a cruzar a Turqu¨ªa, donde intent¨® dos veces dar el salto a Europa. Primero a Alemania: ¡°Compr¨¦ un pasaporte sueco por 1.500 d¨®lares pero no me parec¨ªa en nada al hombre de la foto. Me sacaba 13 a?os y se notaba bastante¡±, r¨ªe desde la cubierta del Dignity I, donde descansa tumbado bajo la sombra de un toldo improvisado. Fue devuelto a Siria y regres¨® a Turqu¨ªa una vez m¨¢s. Esta vez s¨ª que pas¨® pues el pasaporte que compr¨® ¡ªpor 3.000 d¨®lares¡ª era de mejor calidad y le permiti¨® volar de Estambul directamente a Oslo (Noruega).
Licenciado en Econ¨®micas y Administraci¨®n de Empresas, ya estaba a salvo y mientras aprend¨ªa noruego se puso a buscar un trabajo que estuviera relacionado con lo que hac¨ªa en Siria: el trato con refugiados. ?l pas¨® seis a?os con UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, y de pronto se top¨® con M¨¦dicos sin Fronteras. Iba a ser el rescatador de los cientos de miles de personas que comparten ahora el deseo que tuvo ¨¦l a?os atr¨¢s: huir.
La ruta que ¨¦l patrulla a bordo del Dignity I es ¡°mucho m¨¢s peligrosa¡± que la que atraves¨® su abuela Yousra, su madre Rosa, su padre Khalil y sus dos hermanos, Aghyad y Farah, en octubre de 2015. ¡°Ellos cruzaron el Egeo y luego caminaron toda la ruta de los Balcanes hasta Alemania¡±, donde residen a salvo en un pueblo a las afueras de Berl¨ªn gracias a que fue all¨ª donde les tomaron las huellas dactilares por primera vez. Su mujer, Lama, reside en Dub¨¢i.
Desde hace unas semanas, Salah aprende rescatando, confiesa. Y lo hace siguiendo escrupulosamente los preceptos que indica el Ramad¨¢n: no beber ni comer durante el d¨ªa, entre otras cosas. Y cuando el calor asfixia, el ¨²nico consuelo que encuentra el joven refugiado es el refresco de un bloque de hielo contra su piel.
Palestino de los pies a la cabeza sue?a con visitar lo que considera su tierra: Haifa. De all¨ª huyeron en 1948 sus abuelos, cuando Israel declar¨® su Estado independiente sobre lo que los jud¨ªos consideran su Tierra Prometida. ¡°Lo ¨²nico que quiero es oler el polvo de mi tierra¡±, llora.
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