La ¡®zona cero¡¯ de los derechos de los gais
El bar Stonewall Inn de Nueva York es designado monumento nacional de EE UU. Hillary Clinton participa en la marcha del Orgullo, marcada por la masacre de Orlando
Vestido de cuero y con m¨¢s de 80 a?os, el motero Peter Rapp aguardaba ayer a que abriera sus puertas el Stonewall Inn de Nueva York, el mismo bar en el que hace 47 a?os se encontraba cuando de repente entr¨® la polic¨ªa y se escribi¨® un pedazo de la historia de Estados Unidos. ¡°No se pod¨ªa servir alcohol a los homosexuales, ni bailar con otros hombres, pero lo hac¨ªamos igualmente. A m¨ª no me arrestaron, pero s¨ª a varios amigos m¨ªos, nos quedamos fuera y le tiramos de todo a la polic¨ªa, cada vez ¨¦ramos m¨¢s¡±, cuenta.
Hoy Rapp no solo puede bailar con hombres, sino que todos los que este fin de semana entraban en ese local del barrio de Greenwich Village lo hac¨ªan en un lugar hist¨®rico oficialmente protegido: el viernes la Casa Blanca convirti¨® el Stonewall Inn en el primer monumento nacional del pa¨ªs que conmemora la lucha del movimiento de lesbianas, gais, transg¨¦nero y bisexuales (LGTB).
La noche del 28 de junio de 1969 la polic¨ªa intent¨® llevar a cabo lo que se hab¨ªa convertido en rutina: entrar en los locales frecuentados por homosexuales para identificarlos o detenerlos y hacer cumplir la ley que dec¨ªa que no se pod¨ªa servir bebidas alcoh¨®licas a los gais. Adem¨¢s, si el agente ten¨ªa alguna duda, los clientes deb¨ªan ir a los cuartos de ba?o para que pudieran verificar su sexo. Pero ese d¨ªa cambi¨® el guion: los clientes del Stonewall, en lugar de huir o identificarse, se quedaron en la puerta protestando. Cientos de personas se fueron congregando y el enfrentamiento deriv¨® en graves disturbios que se prolongaron varios d¨ªas.
Esa noche fue lo que muchos en la comunidad LGTB consideran su momento Rosa Parks, la mujer negra que en los a?os cincuenta desafi¨® las normas al negarse a cederle el asiento a un blanco. Por eso la manifestaci¨®n del Orgullo Gay recorre cada a?o por estas fechas Manhattan. Una marcha en la que ayer particip¨® por sorpresa Hillary Clinton: es la primera vez que el candidato a la presidencia de uno de los dos grandes partidos de EE UU asiste a esta celebraci¨®n.
Mara tiene 30 a?os y la bandera del arco¨ªris pintada en las mejillas. No conoce la historia de esa revuelta, ni por qu¨¦ la manifestaci¨®n culminaba ayer all¨ª. ¡°Eso queda muy lejos, faltaban 20 a?os para que naciera¡±, se justifica. Hace dos semanas, en cambio, el mayor atentado de Estados Unidos desde el 11-S ten¨ªa por objetivo a los gais. ¡°El ataque de Orlando no va a hacer que nos escondamos; m¨¢s que nunca hay que estar aqu¨ª, estar orgullosos¡±, dec¨ªa.
¡°Ahora somos m¨¢s libres, m¨¢s visibles, lo que eso al mismo tiempo nos convierte en un objetivo, porque la gente sigue sin entender muy bien lo que somos, que no es nada sexual ni nada extra?o. Solo somos personas que amamos a alguien de nuestro mismo sexo¡±, lamenta Rapp.
Despu¨¦s de la masacre hom¨®foba de Orlando, cientos de neoyorquinos se reunieron instintivamente ante el Stonewall Inn, zona cero de la libertad sexual. La fachada est¨¢ llena de fotograf¨ªas, velas y tarjetas en memoria de las 49 v¨ªctimas. No faltaba quien, bandera multicolor en mano, rezaba y se santiguaba. El bar ya era patrimonio protegido como lugar hist¨®rico, pero convertirse en monumento nacional lo eleva de categor¨ªa y lo pone bajo el amparo del Servicio de Parques Nacionales. Este nuevo monumento incluye el bar, las calles colindantes y el parque Christopher.
Es el gesto con el que Barack Obama culmina su legado en derechos civiles. Retir¨® la norma que prohib¨ªa a los homosexuales servir en el Ej¨¦rcito y se convirti¨® en el primer presidente estadounidense en apoyar abiertamente el matrimonio homosexual, que el Supremo declar¨® legal en todo el pa¨ªs hace justo un a?o.
Algo no ha cambiado: Rapp, cuenta, sigue vistiendo de cuero, como entonces. Pero el hombre que le acompa?a no corre delante de la polic¨ªa, sino que lo presenta tranquilamente como su marido.
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