?Qui¨¦n es qui¨¦n en el intento de golpe de Estado en Turqu¨ªa?
Perfiles de cinco figuras clave durante la sublevaci¨®n militar
El primer ministro, Binali Yildirim, tom¨® las riendas del Gobierno el pasado mayo, en sustituci¨®n de Ahmet Davutoglu, forzado por el presidente turco Recep Tayyip?Erdogan a renunciar a su cargo por considerarlo no lo suficientemente afecto a sus planes de convertir Turqu¨ªa en una rep¨²blica presidencialista. Yildirim es un hombre de probada lealtad al presidente turco, al que ha acompa?ado desde su ¨¦poca como alcalde de Estambul en la d¨¦cada de 1990. Hasta su nombramiento como primer ministro ejerci¨® de ministro en varios gobiernos del AKP.
El actual jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, fue nombrado para su puesto en 2015 durante el Consejo Militar Supremo, la reuni¨®n entre las c¨²pulas del Gobierno y las Fuerzas Armadas que cada a?o decide las promociones y expulsiones del Ej¨¦rcito. Precisamente la de este a?o se preve¨ªa peliaguda puesto que, de acuerdo a diversas informaciones, el Ejecutivo habr¨ªa preparado un plan para retirar del estamento castrense a numerosos militares contrarios a los gobernantes turcos. El mayor m¨¦rito de Akar ha sido precisamente su perfil bajo y su silencio durante los juicios contra presuntas tramas golpistas que, entre 2007 y 2014, diezmaron la c¨²pula militar. De ah¨ª y porque Erdogan lo sent¨ªa un hombre cercano o al menos tolerante con los islamistas fue elegido para el puesto. Ha sido tomado como reh¨¦n por los golpistas.
Fethullah G¨¹len, quien vive en un exilio autoimpuesto desde el golpe militar de 1997 contra el gobierno islamista de Necmettin Erbakan, dirige una comunidad isl¨¢mica que comenz¨® a extenderse en los a?os 1980 hasta convertirse en una gran red a la que estaban afiliados numerosos empresarios y bur¨®cratas y que contaba una vasta estructura de medios de comunicaci¨®n y escuelas. Aliado con Erdogan durante sus primeros diez a?os al frente del poder, los g¨¹lenistas se infiltraron en la judicatura, la polic¨ªa y seg¨²n algunas fuentes en parte tambi¨¦n en las Fuerzas Armadas, aunque en un n¨²mero reducido. Estos bur¨®cratas ayudaron al gobierno islamista a reducir el poder de los militares, pero posteriormente Erdogan se volvi¨® contra su aliado, al que acusa de dirigir una organizaci¨®n terrorista que quiere derrocarlo del poder. Miles de polic¨ªas, jueces y fiscales presuntamente miembros de la cofrad¨ªa han sido expulsados de sus cargos, y medios de comunicaci¨®n y empresas g¨¹lenistas intervenidas por el Gobierno.
El partido de Kemal Kili?daroglu, el Republicano del Pueblo (CHP, en sus siglas turcas, socialdem¨®crata), ha sido tajante al rechazar el intento de golpe militar, pero no por sintonizar precisamente con Erdogan. Al rev¨¦s, esta formaci¨®n, heredera directa del partido ¨²nico fundado por Atat¨¹rk, no ha dejado de denunciar el poder cada vez m¨¢s omn¨ªmodo que iba atesorando el presidente islamista. Principal l¨ªder de la oposici¨®n desde 2010 ¨Coposici¨®n laica, contraria, entre otras cosas, a la islamizaci¨®n rampante de las escuelas-, la falta de carisma de Kili?daroglu ha jugado en su contra, impidi¨¦ndole aumentar el caudal de votos. Sin embargo, ha logrado modernizar el partido y alejarlo del estamento militar, m¨¢s kemalista, en el que se instal¨® su antecesor al frente del CHP, Denis Baykal. Al pronunciarse ayer sobre la intentona golpista, Kili?daroglu fue tajante al defender el orden constitucional: "Turqu¨ªa ha sufrido mucho en el pasado a causa de los golpes de Estado. Estamos con la democracia y la Rep¨²blica".
De formaci¨®n tecn¨®crata, estrecho colaborador de Necmettin Erbakan ¡ªel precedente islamista del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco)¡ª y posteriormente de Erdogan, Abdula G¨¹l?fue ministro de Exteriores, ocup¨¢ndose de las conversaciones para la adhesi¨®n con la UE y la cuesti¨®n chipriota; y se convirti¨® en el primer presidente islamista del pa¨ªs en 2007, pese a los intentos del Tribunal Constitucional turco de impedirlo, anulando la primera ronda de la votaci¨®n. Superada esa peque?a crisis pol¨ªtica, durante su mandato ¨Cinstitucional, de escaso contenido pol¨ªtico-, G¨¹l despleg¨® la alfombra roja que permiti¨® a Erdogan llegar a la jefatura del Estado, gracias a un refer¨¦ndum para elegir este cargo por votaci¨®n directa. En 2010, aprob¨® una reforma parcial de la Constituci¨®n que, entre otros aspectos, limitaba el poder pol¨ªtico de los militares sobre la vida civil. Hasta ayer, cuando facciones descontentas del Ej¨¦rcito pusieron de nuevo a Turqu¨ªa al borde del abismo. A trav¨¦s de FaceTime como Erdogan, G¨¹l conden¨® el golpe afirmando que Turqu¨ªa ¡°no es un pa¨ªs de Am¨¦rica Latina ni de ?frica¡±.
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