Fetul¨¢ G¨¹len, de mentor de Erdogan a acusado de ser su verdugo
La influyente cofrad¨ªa del cl¨¦rigo musulm¨¢n, exiliado en EE UU, se?alada como inductora del golpe
El solo nombre del im¨¢n Fetul¨¢ G¨¹len representaba hace un par de d¨¦cadas la invocaci¨®n de la liquidaci¨®n del Estado laico para la c¨²pula kemalista de generales y altos funcionarios que entonces dirig¨ªa Turqu¨ªa. El cl¨¦rigo musulm¨¢n hab¨ªa construido un imperio de universidades, residencias para estudiantes y medios de comunicaci¨®n ¡ªbien relacionado con la banca y el mundo de los negocios¡ª en torno a su tarikato cofrad¨ªa Hizmet (Servicio), equivalente dentro del culto musulm¨¢n al Opus Dei para los cat¨®licos.
De hecho, G¨¹len tuvo que exiliarse en Estados Unidos para librarse de la caza de brujas que puso fin al mandato de Necmettin Erbakan, el primer jefe de Gobierno islamista en la historia de Turqu¨ªa, y al del entonces alcalde de Estambul, Recep Tayyip Erdogan. Desde su aparente reclusi¨®n en la sede de una fundaci¨®n educativa en el Estado de Pensilvania, no ha dejado de enviar mensajes a sus millones de adeptos en todo el mundo ni de influir en la pol¨ªtica turca.
Oficialmente, la cofrad¨ªa de G¨¹len condena el terrorismo islamista, llama a la tolerancia y defiende la democracia y el avance de la educaci¨®n en el mundo musulm¨¢n. Sus detractores laicos, sin embargo, temen que solo est¨¦ intentando socavar los cimientos de la secularidad con una agenda oculta confesional. Sus rivales en el campo isl¨¢mico ¡ªencarnados por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco) de Erdogan¡ª le acusan de haber urdido la trama golpista militar que en las ¨²ltimas horas ha intentado acabar con el orden constitucional en Turqu¨ªa.
Con sus influyentes medios de comunicaci¨®n ¡ªcomo el ahora intervenido diario Zaman, el de mayor circulaci¨®n del pa¨ªs¡ª, los g¨¹lenistas ayudaron a la formaci¨®n de Erdogan a alzarse con el poder en 2002 y a convertirse en una formidable maquinaria de ganar elecciones. Los adeptos de Hizmet infiltrados en el aparato del Estado, en las Administraciones de justicia y policial sobre todo, contribuyeron a organizar los macroprocesos en los que cientos de altos mandos militares fueron procesados acusados de conspirar para derribar al Gobierno.
?Qui¨¦n es realmente Fetul¨¢ G¨¹len? Los te¨®logos le citan como un erudito isl¨¢mico moderado favorable al acercamiento entre las tres grandes religiones monote¨ªstas, bien visto tanto en el Vaticano como en Israel. Nacido en 1938 en la provincia de Erzurum, en el este de Anatolia, e hijo de un im¨¢n (un puesto de funcionario p¨²blico en la Turqu¨ªa de Atat¨¹rk), comenz¨® a predicar en una mezquita de Edirne, cerca de la frontera con Grecia. Pronto fue trasladado a Esmirna, en la costa del Egeo, una ciudad liberal con escaso fervor religioso.
Inspiraci¨®n suf¨ª
A mediados de los a?os sesenta rompi¨® lazos con la visi¨®n rigorista del tarikat Nurcu (los seguidores de la luz) y cre¨® su propio movimiento de inspiraci¨®n moderada y suf¨ª. Su objetivo fueron las clases medias conservadoras, que buscaban una buena educaci¨®n para sus hijos en la turbulenta Turqu¨ªa de los a?os setenta en los que las guerrillas de ultraizquierda combat¨ªan a bandas de ultraderecha como los Lobos Grises.
Pero despu¨¦s de haberse consolidado como gobernante hegem¨®nico y de haber debilitado el poder pol¨ªtico de las Fuerzas Armadas turcas ¡ªque apearon del poder a cuatro Gobiernos civiles entre 1960 y 1997¡ª, la deriva autoritaria de Erdogan, plasmada en la brutal represi¨®n de los manifestantes del parque de Gezi de Estambul en 2013, le enfrent¨® con su antiguo mentor isl¨¢mico. Desde entonces el primer ministro se refiere siempre al movimiento de G¨¹len como una ¡°estructura paralela¡± dentro del Estado para controlar el poder. El Gobierno del AKP hab¨ªa expulsado ya a miles de miembros de Hizmet de la judicatura y las fuerzas de seguridad y ha solicitado a Estados Unidos la extradici¨®n de G¨¹len. Pero las purgas sistem¨¢ticas de sus adeptos que Erdogan ha desencadenado ahora tras la intentona golpista no han hecho m¨¢s que empezar.
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