Un mundo incapaz
Qui¨¦n ser¨¢ capaz de poner orden y purgar el cuerpo social ofreciendo otra pol¨ªtica
En la era de la globalizaci¨®n, la hegemon¨ªa de la pol¨ªtica ha ido disminuyendo. En un mundo convulso como el nuestro, mientras se globaliza la comunicaci¨®n y alcanzamos una interrelaci¨®n econ¨®mica nunca vista, el fracaso, las contradicciones y las epidemias morales ¡ªsimilares desde China hasta Espa?a¡ª est¨¢n provocando que los objetivos internacionales se sacrifiquen por comportamientos colectivos m¨¢s afectados por los fallos de las pol¨ªticas interiores.
En ese sentido, es muy dif¨ªcil entender el fracaso de una generaci¨®n de pol¨ªticos que ni es capaz de formar gobierno, tal y como sucede en Espa?a. Ha quedado claro que, por segunda vez, el resultado de las elecciones mostr¨® una sociedad que abandona el bipartidismo y, pese a que no se cumplieron los pron¨®sticos de las encuestas sobre el triunfo de Podemos, es evidente que la alternancia en el poder que comenz¨® con las elecciones de 1977 est¨¢ liquidada. Lo que resulta contradictorio es que ni los j¨®venes, ni los viejos, ni todos aquellos que se aterraron ante la posibilidad de tener un Gobierno demasiado nuevo y alejado del esp¨ªritu de la Transici¨®n hayan sido capaces de formular un plan que permita construir, con o sin el presidente Mariano Rajoy, alternativas que permitan formar un Gobierno en minor¨ªa.
En mi opini¨®n, esto sucede por varias razones. La primera, por la incompetencia y la falta de talento pol¨ªtico en gran parte de los nuevos l¨ªderes del sistema. Y la segunda, por la existencia de una sombra que est¨¢ polarizando y condicionando todo por la crisis internacional y las crisis multiplicadas por la depreciaci¨®n moral de la corrupci¨®n en todos los pa¨ªses. Ese contexto ha desencadenado una contradicci¨®n, que a¨²n no resulta tan clara, pero que s¨ª genera una pregunta clar¨ªsima: ?Con qu¨¦ autoridad moral los mismos protagonistas bloqueados a la hora de formar Gobierno podr¨¢n combatir un fen¨®meno que ha terminado por convertirse en un tigre que devora a los Ejecutivos del mundo?
Esta situaci¨®n va abriendo las puertas para que las ideolog¨ªas populistas o demag¨®gicas tengan una oportunidad electoral
Si nos fijamos en sucesos como el atentado en Niza o el intento de golpe de Estado en Turqu¨ªa nos percatamos de que, como sucede en la campa?a electoral estadounidense o en la incapacidad espa?ola, el fen¨®meno local va constituy¨¦ndose, gracias al escepticismo general no verbalizado de que se pueda resolver un problema estructural, en un elemento que unifica las preocupaciones, las pol¨ªticas, las contradicciones y las incapacidades de los sistemas para gobernar a golpe del impulso de los nuevos tiempos. Los problemas son m¨²ltiples, sin embargo, los ejes sobre los que se podr¨ªa construir son una y otra vez ignorados.
Ahora hay un c¨ªrculo de acci¨®n-reacci¨®n por el que los polic¨ªas y los fiscales descubren y sancionan a los malos administradores. A su vez, los gobernantes que los nombraron, los toleraron y forman parte del mismo partido son los mismos que vuelven a repetir la oferta de que en esta ocasi¨®n s¨ª tendr¨¢n un comportamiento acorde a las promesas electorales y a los c¨®digos de conducta morales que invocaron ante sus pueblos. Esta situaci¨®n va abriendo las puertas para que las ideolog¨ªas populistas o demag¨®gicas tengan una oportunidad electoral, como con Donald Trump.
En el caso de Espa?a, mientras sigan pendientes temas como la organizaci¨®n del Estado o la capacidad de plantear pol¨ªticas alternativas claras, lo ¨²nico que seguir¨¢n exteriorizando sus pol¨ªticos es que no son capaces de ordenar siquiera el sentido com¨²n entre lo que dicen y lo que hacen. Con el paso del tiempo ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil explicar tanta incompetencia, tanta necedad al no querer abandonar el poder, aunque no haya nada que ofrecer, y tanta ausencia de propuestas que puedan garantizar un verdadero cambio.
Pero en mi opini¨®n, el coraz¨®n del problema que nadie quiere afrontar radica en el hecho de determinar qui¨¦n tendr¨¢ la credibilidad para pedir a la gente de nuevo que tenga fe ante esta transformaci¨®n de los modelos en la que la p¨¦rdida de los referentes internacionales no es un asunto menor. Qui¨¦n ser¨¢ capaz de poner orden y purgar el cuerpo social ofreciendo otra pol¨ªtica y otros controles que impidan que el abuso siga siendo una forma de gobierno.
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