Los islamistas conquistan las calles emblema de los laicos
Los seguidores de Erdogan toman las calles y plazas p¨²blicas tradicionalmente laicas para evitar cualquier levantamiento
No tan numerosos como en la noche del s¨¢bado, cuando los turcos celebraron masivamente en las calles el fracaso del intento del golpe de Estado militar, miles de seguidores de Recep Tayyip Erdogan se re¨²nen cada noche en las principales plazas de las ciudades convocados por el presidente de la Rep¨²blica. El l¨ªder hist¨®rico del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) les ha llamado a permanecer vigilantes al menos hasta el pr¨®ximo viernes, cuando se cumple una semana desde que estall¨® la asonada. Las plazas de Kizilay, en el centro de Ankara, y la de Taksim, en el coraz¨®n de la parte europea de Estambul, se han convertido en los escenarios de la movilizaci¨®n de los islamistas turcos.
Se trata, sin embargo, de espacios emblem¨¢ticos para la izquierda y los sectores laicos de Turqu¨ªa, donde se han desarrollado desde las monumentales (y a menudo violentas) marchas del Primero de Mayo, hasta las revueltas de los j¨®venes indignados que hace tres a?os se atrevieron a desafiar la hegemon¨ªa de Erdogan, siguiendo mucho m¨¢s el modelo las protestas del 15-M de la Puerta del Sol de Madrid que el de la plaza de Tahrir de El Cairo. Estos ¨¢mbitos de corte occidental se han transformado en las ¨²ltimas noches en escenario de las aspiraciones de una mayor¨ªa silenciosa conservadora y religiosa que se ha hecho visible casi de repente con sus barbas y bigotes, sus velos isl¨¢micos y recatadas t¨²nicas abotonadas de pies a cabeza.
La plaza de Taksim, la puerta de entrada al distrito de ocio nocturno de Beyoglu, estaba tomada la noche del domingo por unas 7.000 personas que celebraban con aparente delirio el fracaso el golpe. La concentraci¨®n, con aire de verbena m¨¢s que de mitin pol¨ªtico, se convert¨ªa en un mar de banderas turcas cada vez que los equipos de las televisiones internacionales ¡ªall¨ª asentados para sus emisiones en directo¡ª encend¨ªan sus focos. Entonces comenzaba a sonar una canci¨®n tradicional turca, con aire de pasodoble, sobre un estribillo con fondo disco que rezaba as¨ª: ¡°Receeep¡ Taaayip... Er-do-gan¡±. ¡°Es nuestro l¨ªder, nuestro maestro¡±, traduc¨ªa Ercan, un empleado municipal de 55 a?os, al pie del escenario.
Anoche prosegu¨ªa la fiesta, y previsiblemente continuar¨¢ hasta el fin de semana. Son j¨®venes en su mayor¨ªa, como en las concentraciones de 2013 en defensa del cercano parque de Gezi, que iba a ser semiarrasado por el Ayuntamiento controlado por el AKP para construir un centro comercial. Entonces los vendedores ambulantes hicieron fortuna con latas de cerveza Efes Pilsen heladas. Ahora solo se observan puestos de botellines de agua mineral.
Adem¨¢s de purgar el aparato del Estado y de las fuerzas de seguridad de funcionarios kemalistas y g¨¹lenistas, los partidarios de Erdogan han aprovechado el fracaso del golpe para conquistar espacios p¨²blicos que les estaban practicante vedados e instalarse en ellos con su imaginer¨ªa nacionalista y religiosa. Eran las plazas ciudadanas fuertes del Estado laico fundado por Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk y en el que predicaba m¨¢s tarde la moderaci¨®n confesional el im¨¢n Fetul¨¢ G¨¹len.
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