Trabajo infantil
En M¨¦xico, casi dos millones de ni?os trabajan en actividades agropecuarias
Hay ciertas im¨¢genes visuales que tienen el poder de transportarnos en el tiempo, para bien o para mal. Recuerdo de ni?a un cuadro en casa de mis padres en el que un hombre ind¨ªgena cargaba sobre sus espaldas y cuesta arriba, sobre un asiento atado de un cinto contra su frente, a un hombre espa?ol. Era una imagen de la colonia, y evocaba algo como de otra ¨¦poca, primitiva y b¨¢rbara.
En Chiapas, M¨¦xico, una de las zonas cafetaleras, tuve una especie de flashback. Realiz¨¢bamos un trabajo period¨ªstico para la cadena Telemundo y The Weather Channel, cuando a unos metros de la carretera vimos dos ni?os intentando cargar un costal del tama?o de su cuerpo atado a un cinto contra su frente. Uno ayudaba al otro para tratar de levantar la pesada carga, pero como era dif¨ªcil, se ca¨ªa una y otra vez. Los dos hermanos, Oscar y Mauricio, de 12 y 14 a?os, son ni?os jornaleros de Guatemala que recogen caf¨¦ en M¨¦xico.
En el pa¨ªs hay leyes contra el trabajo infantil pero no se cumplen. Decenas de miles de comunidades ind¨ªgenas mexicanas o centroamericanas van como n¨®mades de estado en estado para recoger caf¨¦ u otros productos.
M¨¦xico es el granero regional. La mayor¨ªa de los alimentos terminan en Estados Unidos. Chiapas produce 46 mil toneladas de caf¨¦ al a?o. Se procesan y se venden muchas veces en tiendas especializadas y a un precio bastante alto, bien sea por taza o por bolsa de caf¨¦. El producto incluso lleva sellos que lo hacen mas costoso, por ejemplo el de Fair trade o comercio justo, o el de ¡®org¨¢nico¡¯. La idea es que el consumidor esta dispuesto a pagar m¨¢s si se ayuda a las comunidades trabajadoras o al medio ambiente.
El problema es que se est¨¢ pagando extra por un concepto que tiene poco que ver con la realidad en el terreno. A las cinco de la ma?ana empieza el trabajo para las comunidades ind¨ªgenas en Chiapas. Seguimos a los dos hermanos hasta un predio donde crece caf¨¦ en medio de la selva. Hab¨ªa familias enteras con ni?os peque?os, de hasta 6 a?os. Trabajaban recogiendo el caf¨¦ a la par de los adultos. Luego proced¨ªan a cargarlo sobre sus cabezas, incluso el m¨¢s peque?o de 6 a?os. Su padre, Don Israel, me coment¨® que en los pa¨ªses ricos los ni?os juegan, pero ¡°aqu¨ª no se pueden dar ese lujo¡±.
Amalia, una madre soltera cuyos 8 hijos tambi¨¦n estaban recolectando caf¨¦ en el arbusto de al lado de Israel, explic¨® que no pod¨ªa dejar a sus hijos solos. Es que el patr¨®n que los emplea no tiene guarder¨ªa ni hay escuela o ning¨²n tipo de infraestructura para dejar a los ni?os.
La revoluci¨®n mexicana se luch¨® en gran parte por la redistribuci¨®n de la tierra en M¨¦xico y por dar derechos a quienes la trabajan. Pero cien a?os despu¨¦s las cosas no han cambiado mucho y es por eso quiz¨¢s que uno se siente como en una burbuja de tiempo.
Los hacendados tienen en los predios unos galpones llamados galleras para alojar a los trabajadores y sus familias. No es muy diferente a la esclavitud. Las personas duermen arrumadas en pedazos de tabla o concreto. Se les da poca comida y en algunos casos se les retiene el pago y documentos migratorios hasta que cumplan con sus contratos.
Es un secreto a voces. Los due?os prefieren mirar hacia otro lado cuando ven que las familias llegan con ni?os. Saben muy bien que la ley Mexicana proh¨ªbe que menores de 15 a?os trabajen. Algunas de estas fincas est¨¢n afiliadas a organizaciones que les otorgan sellos de garant¨ªa de comercio justo, y las grandes multinacionales se f¨ªan de las compa?¨ªas que certifican que sus proveedores cumplen con las normas internacionales de protecci¨®n al trabajo digno.
Al confrontar al due?o de una de estas fincas con las im¨¢genes de los menores de 12 y 14 a?os que dijeron estar trabajando en su terreno, este neg¨® rotundamente que los ni?os trabajaran para ¨¦l. Agreg¨® que los trabajadores eran poco agradecidos y que hab¨ªa tenido que quitar los interruptores de la luz y las tapas de inodoro porque se las roban.
Pero Chiapas no es un caso aislado. Se estima que 250 mil personas viven en condiciones de cuasi esclavitud en M¨¦xico y casi dos millones de ni?os trabajan en actividades agropecuarias. Esto no cambiar¨¢ hasta que autoridades de M¨¦xico y de Estados Unidos aseguren que se cumplan los derechos m¨ªnimos que tienen los trabajadores jornaleros y sus hijos.
* M¨®nica Villamizar es periodista de televisi¨®n freelance. Twitter @monica_vv.
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