El Papa, las monjitas y los d¨®lares
Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n en la Iglesia Cat¨®lica argentina no son nada nuevo
La curiosidad y el morbo por saber qu¨¦ ocurre cuando se cierran las puertas de un convento de monjas ha generado comedias taquilleras como Sister Act, la de Whoopi Goldberg, pel¨ªculas inolvidables como Entre tinieblas, de Pedro Almodovar, y hasta cl¨¢sicos de la pornograf¨ªa m¨¢s barata. La realidad argentina hizo hace unos d¨ªas un aporte ¨²nico a esa saga cuando se difundi¨® un video en el que una monjita nonagenaria, miembro del Sagrado Convento de las Monjas Orantes y Penitentes, apareci¨® arrastrando una pesada bolsa repleta con millones de d¨®lares. El episodio es la escena m¨¢s inesperada del cinematogr¨¢fico derrumbe kirchnerista pero sus esquirlas amenazan adem¨¢s con lastimar, inclusive, al papa Francisco, l¨ªder espiritual de una organizaci¨®n mundial que, como bien se sabe, siempre despreci¨® las bolsas con dinero.
El 16 de junio pasado, a las tres de la madrugada, la polic¨ªa detuvo a un se?or mientras arrojaba bolsos con d¨®lares hacia el interior de ese convento. As¨ª empez¨® esta historia. Result¨® ser que ese hombre era un tal Jos¨¦ L¨®pez, el mismo que hab¨ªa sido, durante 12 a?os, la pieza clave en el manejo del dinero de la obra p¨²blica kirchnerista. Estaba armado, adem¨¢s, con una ametralladora. Cuando le preguntaron al obispo de la zona, un hombre amigo del Papa, sobre el rol de las monjitas, dijo que las se?oras podr¨¢n haber sido ingenuas pero jam¨¢s c¨®mplices. S¨ª record¨® que su antecesor, ya fallecido, era un hombre amigo del poder desde la dictadura militar y que podr¨ªa haber incurrido en algunos pecados venales. Total, el hombre ya estaba muerto y bien enterrado. Las ancianas, mientras tanto, conced¨ªan notas donde se las ve¨ªa sonrientes, beatificas, m¨¢s maternales que la abuela de Caperucita Roja, con un tono de compasi¨®n hacia el reo y cierta sutil crueldad para desentenderse de ¨¦l.
Hasta que apareci¨® el v¨ªdeo.
Las monjas orantes y penitentes, en realidad, estaban ¨¢vidas de cash.
La Iglesia, desde entonces, enmudeci¨® por unos d¨ªas.
Luego aclararon que el convento, t¨¦cnicamente, no era un convento. Y que las monjas, se vest¨ªan como monjas, todo el mundo les dec¨ªan monjas, serv¨ªan a un obispo pero, t¨¦cnicamente, no eran monjas. Cuando percibieron lo rid¨ªculo de la situaci¨®n, el Nuncio aclar¨® que el Papa estaba muy preocupado y que el obispo de la zona va a investigar el tema por si es necesario aplicarles el C¨®digo Can¨®nico.
El de las monjas orantes y penitentes no es el primer esc¨¢ndalo, ni tampoco el m¨¢s importante, que ha afectado a la Iglesia Cat¨®lica argentina, la cuna donde creci¨® Su Santidad. A principios de milenio, un programa televisivo revel¨® que el cura m¨¢s popular del pa¨ªs, el que se encargaba de cuidar a los ni?os pobres y abandonados, era, en realidad, un abusador de menores. A mediados de los noventa, el banco de la curia quebr¨® en medio de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que no se pudo parar, y en el que aparec¨ªa involucrado el obispo m¨¢s influyente de entonces, que era tambi¨¦n el protector del Sumo Pont¨ªfice. Ning¨²n esc¨¢ndalo, sin embargo, super¨® al de la complicidad de la Iglesia con la dictadura militar: a diferencia de lo ocurrido en Chile y en Brasil, en la Argentina su jerarqu¨ªa fue c¨®mplice de la represi¨®n, al precio incluso de silenciar la desaparici¨®n de sus obispos rebeldes. Hasta el d¨ªa de hoy, Bergoglio debe lidiar con el recuerdo de algunas de sus conductas de esos a?os.
En los noventa, cuando comenz¨® a ascender en la arquidi¨®cesis de Buenos Aires, Bergoglio le dio a esa estructura un car¨¢cter m¨¢s popular, impulsando el trabajo en los barrios m¨¢s pobres, la atenci¨®n a v¨ªctimas de todo tipo y la denuncia de la explotaci¨®n infantil. En esos a?os, empez¨® a surgir el Papa heterodoxo que, por momentos, asombra al mundo. Pero a¨²n durante ese vuelco, Bergoglio no se expidi¨® sobre los casos de abusos por parte de sacerdotes argentinos y se opuso a medidas progresistas, como el matrimonio gay, calific¨¢ndolas como ¡°el plan del demonio¡±. Un aura de cierta oscuridad sobrevuela siempre al Papa. En estos d¨ªas, se entreg¨® a la Justicia un hombre cercano a Cristina Kirchner que est¨¢ acusado por un crimen narco. Entre las fotos que se viralizaron en las redes, hay una donde se abraza con Francisco.
No robar¨¢s. No mentir¨¢s. No codiciar¨¢s los bienes ajenos. No cometer¨¢s actos impuros. No consentir¨¢s pensamientos ni actos impuros. En la madrugada del 16 de junio, las monjas orantes y penitentes violaron, en apenas minutos, cinco de los diez mandamientos. Revelaron as¨ª la punta de un ovillo de la que nadie se atreve a tirar a¨²n.
Seguramente lo hicieron por una causa superior.
Pero todo el C¨®digo Can¨®nico caer¨¢ sobre ellas, y nada m¨¢s que sobre ellas.
Am¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.