J¨®venes asesinos que desestabilizan Europa
Los ataques de Alemania y Francia muestran paralelismos entre terroristas y otros asesinos de masas
La oleada de episodios violentos que vivi¨® Alemania la semana pasada y los que vienen golpeando Francia desde hace meses han puesto en alerta a las fuerzas de seguridad europeas y muestran una frontera cada vez m¨¢s difusa entre terrorismo, asesinatos de masas y tendencias suicidas. "El asesino de M¨²nich y Adel Kermiche, uno de los dos autores del degollamiento de un sacerdote en Francia, tienen muchas similitudes. Ambos eran adolescentes fascinados por impactantes actos de violencia en Europa", explica Adam Lankford, profesor de la Universidad de Alabama experto en comportamiento criminal.
Peter Langman recibi¨® la sacudida somnoliento, todav¨ªa metido en la cama. Tras m¨¢s de una d¨¦cada dedicado a explicar la personalidad de los asesinos escolares de Estados Unidos y contar sus sentimientos, rarezas o traumas, un periodista le anunciaba al otro lado del tel¨¦fono que la polic¨ªa hab¨ªa hallado en la habitaci¨®n del asesino de M¨²nich su libro Why Kids Kill: Inside The Mind of School Shooters ¡ªPor qu¨¦ matan los adolescentes: En la mente de los asesinos escolares¡ª. El psic¨®logo norteamericano resume en dos palabras sus sensaciones al conocer la noticia: "Es inquietante". Ali David Sonboly, el germano-iran¨ª de 18 a?os que asesin¨® a nueve personas junto a un centro comercial en M¨²nich, pudo leer en su obra c¨®mo fueron diez de las mayores matanzas en centros educativos de Estados Unidos, entre ellas la del Instituto Columbine. "Muchos asesinos estudian la forma de actuar de sus antecesores", explica Langman.
El efecto imitaci¨®n ha estado muy presente en muchos de los ataques de los ¨²ltimos d¨ªas. En casa de Sonboly la polic¨ªa encontr¨® recortes de prensa sobre la matanza de 77 personas llevada a cabo en Noruega por Anders Breivik y fotograf¨ªas tomadas por ¨¦l mismo de un colegio donde otro joven mat¨® a 15 personas hace siete a?os. Por su parte, la madre de Adel Kermiche, uno de los asesinos del sacerdote, confirm¨® que fue despu¨¦s del ataque a Charlie Hebdo cuando su hijo se radicaliz¨®. "Ambos ten¨ªan problemas mentales que han derivado en tendencias suicidas, lanzaron ataques premeditados contra inocentes a los que no conoc¨ªan y quiz¨¢ buscaron la fama por medio del asesinato", compara Lankford.
La juventud es otro elemento com¨²n. El refugiado afgano que apu?al¨® a cinco pasajeros en un tren al sur de Alemania, los asaltantes de la iglesia en Francia y el asesino de M¨²nich eran menores de 20 a?os. Tambi¨¦n eran j¨®venes el suicida de Ansbach, de 27 a?os, y el terrorista de Niza, de 31. Han crecido en la era del boom de la comunicaci¨®n e Internet. "Algunos buscan la fama y la gloria a trav¨¦s del asesinato, a lo que a veces nos referimos como 'delirios de grandeza'. Para muchos es la ¨²nica forma de que sus nombres y rostros aparezcan en los medios", analiza el investigador de la Universidad de Alabama.
Los problemas mentales son un rasgo habitual. El suicida de Ansbach que deton¨® la carga que llevaba en su mochila junto a un festival de m¨²sica hab¨ªa tratado de suicidarse dos veces sin intenci¨®n terrorista, y antes de su tercer y definitivo intento se proclam¨® fiel al ISIS en un v¨ªdeo. El terrorista de Niza era considerado como poco religioso, sufr¨ªa un principio de psicosis y hab¨ªa estado en tratamiento. Kermiche, asaltante de la iglesia, estaba en seguimiento psicol¨®gico desde los seis a?os. Un patr¨®n que se repite en otros casos.
El conflicto sirio ha contribuido a la radicalizaci¨®n y el llamamiento internacional del ISIS a cometer atentados permite a cualquiera declararse miembro de la organizaci¨®n, pero el hecho de que muchos terroristas apenas frecuentaran ceremonias religiosas ni conocieran a fondo la causa por la que dec¨ªan entregar sus vidas plantea la cuesti¨®n de hasta qu¨¦ punto es decisivo el factor ideol¨®gico. "Muchos asesinos lo usan como m¨®vil de sus ataques, pero eso no significa que sea la causa real", opina Langman. "La religi¨®n no es el motor del yihadismo, es el combustible que hace explotar la frustraci¨®n de una existencia en la que no se sienten queridos ni integrados", estima el profesor de la Universidad de Lovaina, Marc Sinnaeve.
?Terroristas, criminales o desequilibrados?
Los paralelismos entre asesinos dificultan a la polic¨ªa etiquetar sus cr¨ªmenes. En un primer momento se especul¨® con que el ataque de M¨²nich fuera de signo islamista o de extrema derecha, despu¨¦s se consider¨® a Sonboly un joven depresivo obsesionado con las matanzas, y en los ¨²ltimos d¨ªas ha cobrado fuerza de nuevo el m¨®vil racista al conocerse que se proclamaba orgulloso de ser ario y consideraba un honor compartir fecha de cumplea?os con Adolf Hitler, dado que ambos nacieron un 20 de abril. Precisamente el mismo d¨ªa que se produjo la matanza de Columbine.
La motivaci¨®n pol¨ªtica la refuerza el hecho de que el joven efectuara la matanza justo cinco a?os despu¨¦s del ataque del ultraderechista Breivik, lo que se sospecha no fue casual; y que mientras disparaba profiriera insultos racistas. Pero Sonboly tambi¨¦n coincide con el prototipo de tirador escolar que se repite en Estados Unidos, en el que la investigadora alemana de la Universidad de Potsdam Rebecca Bond¨¹ incluye el consumo de violencia a trav¨¦s de los medios ¡ªjugaba a videojuegos de ese tipo¡ª, problemas mentales, distanciamiento de los compa?eros de colegio e inter¨¦s por ataques previos.
Aunque la etiqueta no cambie que se trate de nueve asesinatos, el uso de las muertes como arma arrojadiza que hacen los movimientos populistas sit¨²an la religi¨®n, ideolog¨ªa, motivaciones o el origen del autor como elementos clave capaces de erosionar a un gobierno o de generar unidad en torno a ¨¦l. La participaci¨®n de refugiados en ataques tiene consecuencias negativas para la canciller alemana Angela Merkel que no causan los m¨¢s de mil ataques sufridos por asilados en el pa¨ªs en 2015 por grupos xen¨®fobos.
La forma de abordar los hechos por parte de los medios ante el deseo de los asesinos de trascender tambi¨¦n est¨¢ en el centro del debate. El diario franc¨¦s Le Monde ha anunciado que combatir¨¢ el inter¨¦s de los violentos por copar las portadas renunciando a publicar las fotograf¨ªas de los terroristas. Los movimientos No Notoriety y Don't name them han puesto en marcha iniciativas similares en Estados Unidos para los autores de tiroteos masivos exigiendo no solo que no se publiquen sus fotograf¨ªas sino tampoco sus nombres. Todo para evitar que otros consigan lo que s¨ª logr¨® Eric Harris, uno de los asesinos de Columbine, considerado por los expertos como el mayor referente de otros adolescentes que han protagonizado ataques violentos tanto por el macabro rastro de sangre y muerte que dej¨® atr¨¢s como por la cantidad de textos que escribi¨® disponibles en la Red: "Quiero dejar mi huella en el mundo", public¨® en su p¨¢gina web.
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