Brasil llega a los Juegos Ol¨ªmpicos sin rostro
Entre el discurso de 2009 y la realidad de 2016 hay un pa¨ªs en el que la conciliaci¨®n de lo irreconciliable ya no es posible ni como construcci¨®n identitaria
Lo m¨¢s fascinante de estos Juegos Ol¨ªmpicos en R¨ªo es la negaci¨®n de una idea de Brasil. Es la imposibilidad de presentar un imaginario cohesivo del pa¨ªs hacia fuera, y tambi¨¦n hacia dentro. Es la total imposibilidad de conciliaci¨®n. Esta es la potencia del momento, confundida a veces con el fracaso, con el estancamiento o incluso con la impotencia. Brasil llega a los Juegos Ol¨ªmpicos sin?que se pueda decir lo que Brasil es.
Para que esto quede m¨¢s claro, hay que remontarse al a?o 2009, al momento en el que Brasil fue elegido como sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016. Hay varios v¨ªdeos sobre el discurso de Lula tras el anuncio. No el discurso oficial, sino el discurso del entonces presidente hecho para la televisi¨®n. Aquel que es espect¨¢culo dentro del espect¨¢culo. Particularmente, prefiero el de la Globo (v¨¦alo aqu¨ª), por lo que esta red de comunicaci¨®n representa en la historia reciente del pa¨ªs, y por el lenguaje que escoge al contraponer el habla de Lula con la reacci¨®n de los presentadores y comentaristas. Cuando se piensa que esa "conciliaci¨®n" fue posible hace solo siete a?os, todo resulta a¨²n m¨¢s interesante.
Sugiero ver estos siete minutos, preciosos para entender aquel y este momento. Pero tambi¨¦n transcribo aqu¨ª las declaraciones de Lula, para que se vuelva m¨¢s f¨¢cil reflexionar sobre los tantos sentidos de aquel discurso, ahora que podemos mirarlo por el retrovisor. Y para que sea posible prestarles atenci¨®n a los personajes entonces secundarios y congelar la imagen por un momento.
Lula est¨¢ emocionado. No creo que est¨¦ fingiendo emocionarse. Aunque hable con la conciencia de que est¨¢ produciendo un documento para la Historia, conciencia que siempre ha demostrado tener a lo largo de sus dos mandatos como presidente del pa¨ªs, se cree lo que dice. C¨®mo Lula ve el pa¨ªs y c¨®mo entiende al pueblo brasile?o es crucial para comprender el Brasil actual, dada la importancia del personaje y el papel de protagonista que ha desempe?ado. En aquel momento hay una fiesta de celebraci¨®n en las arenas de Copacabana, como si la multitud que all¨ª estaba tuviese la funci¨®n de producir la imagen capaz de probar la tesis de su l¨ªder.
Lula les dice a las c¨¢maras de televisi¨®n, y, al decirlo, el l¨ªder carism¨¢tico est¨¢ en uno de sus momentos de mayor carisma:
"R¨ªo ha perdido muchas cosas. R¨ªo fue capital, R¨ªo fue corona portuguesa, y fue perdiendo... Y creo que estos Juegos Ol¨ªmpicos son un poco una retribuci¨®n al pueblo de R¨ªo de Janeiro, que muchas veces aparece en la prensa, solo en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos... Hay que respetarlo, porque es un pueblo bueno, un pueblo generoso. Creo que Brasil se lo merece. Aquellos que piensan que Brasil no tiene condiciones de lograrlo se sorprender¨¢n. Los mismos que pensaban que no ten¨ªamos condiciones de gobernar este pa¨ªs se sorprender¨¢n con la capacidad del pa¨ªs de hacer unos Juegos Ol¨ªmpicos".
A la pregunta de por qu¨¦ R¨ªo les gan¨® a ciudades como Madrid, Tokio y Chicago, que disputaban ser la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos, Lula respondi¨®:
"Est¨¢bamos con el alma, con el coraz¨®n. O sea, era el ¨²nico pa¨ªs que de verdad quer¨ªa hacer unos Juegos Ol¨ªmpicos. Porque para los otros ser¨ªa una oportunidad m¨¢s. Ten¨ªamos que probar que ¨¦ramos capaces de hacer unos Juegos Ol¨ªmpicos. As¨ª que creo que la gente ve eso en nuestros ojos. Esta fue la diferencia. Este pa¨ªs necesita tener una oportunidad. No es posible que este pa¨ªs no tenga, en el siglo XXI, la posibilidad que no tuvimos en el siglo XX".
Acerca de d¨®nde estar¨ªan ¨¦l y el pa¨ªs en ese futuro apote¨®sico, Lula dice:
"No estar¨¦ en la presidencia, pero estar¨¦ como ciudadano brasile?o, poniendo mi alma, mi coraz¨®n, para que hagamos lo mejor que se pueda en este pa¨ªs. Hay que celebrarlo, porque Brasil ha salido del nivel de un pa¨ªs de segunda clase y se ha convertido en un pa¨ªs de primera clase".
Lula en 2009: "A Temer, que est¨¢ aqu¨ª"
Lula le da las gracias a Eduardo Paes, del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB), a quien se refiere como "este chico", entonces en su primer mandato como alcalde de R¨ªo, y al "compa?ero" S¨¦rgio Cabral (PMDB), en aquella ¨¦poca gobernador de R¨ªo. As¨ª como al ministro de Deportes, Orlando Silva, y al jefe del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Brasile?o, Carlos ArthurNuzman. Una voz le recuerda al presidente: "Michel". Lula la ignora y contin¨²a hablando. La voz repite poco despu¨¦s: "Michel Temer". Lula se ve obligado a citarlo: "A Temer, que est¨¢ aqu¨ª". La cabeza del entonces presidente de la C¨¢mara de los Diputados se despega por un momento de la espalda de Lula, donde se hab¨ªa colocado estrat¨¦gicamente y de donde no se movi¨®.
Temer hab¨ªa sido reelegido diputado federal en 2006. Con tan solo 99.000 votos, su suma individual era insuficiente para garantizar un mandato m¨¢s. Solo entr¨® debido al cociente electoral, una reelecci¨®n garantizada por el total de votos dados a su partido, el PMDB. En 2009 se las arregl¨® para llegar a ser presidente de la C¨¢mara de los Diputados, con el apoyo del Gobierno. Seguir¨¢ hasta el final de la entrevista pegado a la espalda de Lula. Cada vez que Lula busca a alguien a su alrededor para darle las gracias, se da de frente con Temer. Pero no lo menciona ninguna vez m¨¢s. Y la c¨¢mara vuelve a cerrar el plano en el presidente m¨¢s popular de la historia del Brasil posdictadura.
Un reportero pregunta acerca de la "decantada" belleza de R¨ªo. Y Lula responde:
"Creo que el alma de nuestro pueblo, la mirada de nuestro pueblo, la calidez de nuestro pueblo, la flexibilidad de nuestro pueblo, el color de nuestro pueblo, la sonrisa de nuestro pueblo, es imbatible. Creo que finalmente el mundo lo ha reconocido: es el momento y la vez de Brasil".
Y sigue:
"Ten¨ªa un orgullo inmenso, inmenso, de estar defendiendo a Brasil. Hoy ha sido un d¨ªa sagrado para m¨ª. Os confieso que, si me muriese ahora, ya habr¨ªa valido la pena, sab¨¦is, vivir.Porque R¨ªo de Janeiro, Brasil le ha demostrado al mundo que hemos conquistado la ciudadan¨ªa absoluta. Absoluta de verdad. Ahora ya nadie tiene dudas de la grandeza econ¨®mica de Brasil, de la grandeza social, de la capacidad nuestra de presentar un programa".
Ya muy hacia el final, Lula le da las gracias a Henrique Meirelles, entonces presidente del Banco Central:
"(Quiero) darle las gracias a Meirelles, que hizo una defensa extraordinaria, al anunciar, inclusive, que el Banco Mundial ya ha dicho que Brasil ser¨¢, en 2016, la quinta econom¨ªa del mundo".
Descubrir qui¨¦n sali¨® y qui¨¦n se ha quedado en el tablero del poder es uno de los juegos m¨¢s interesantes de los Juegos Ol¨ªmpicos
Fin de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2009. Ahora, los de 2016.
Como el tiempo de esta ¨¦poca es acelerado, 2016 mira hacia 2009 como un pasado remoto. En el futuro que ha llegado, se anuncia a Lula como reo (por presunta obstrucci¨®n a la Justicia en la Operaci¨®n Lava Jato) una semana antes de la apertura oficial de los Juegos Ol¨ªmpicos. Dilma Rousseff, la sucesora que Lula consigui¨® que saliese elegida dos veces, est¨¢ suspendida temporalmente por el proceso de destituci¨®n. Y la garrapata pegada a la espalda de Lula en 2009 es hoy el presidente interino, que posiblemente gobernar¨¢ Brasil hasta 2018. Lula y Dilma han anunciado que no ir¨¢n a la ceremonia tan anhelada. Y Temer al fin quedar¨¢ por un instante en primer plano, al anunciar la apertura de los Juegos.
Brasil no se ha convertido en la quinta econom¨ªa del mundo, pero el mismo Henrique Meirelles es hoy el ministro de Hacienda del Gobierno provisional, y se dedica a soltar amenazas de aumentar los impuestos cada vez que se le presenta la oportunidad. Descubrir qui¨¦n ha salido y qui¨¦n se ha quedado, as¨ª como qui¨¦n ha cambiado de posici¨®n (sin que de hecho haya cambiado) se ha convertido en uno de los juegos m¨¢s interesantes de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Los Juegos Ol¨ªmpicos, as¨ª como la Copa del Mundo, se so?aron como apoteosis del eterno pa¨ªs del futuro que al fin hab¨ªa llegado a un presente glorioso. No es una coincidencia que para representar esta inflexi¨®n hist¨®rica se hayan elegido dos eventos de exhibici¨®n ante el mundo. El discurso de Lula en 2009 es expl¨ªcito. Toma todos los estereotipos asociados a lo que se conoce como pueblo brasile?o, o "pueblo de R¨ªo" (el pueblo bueno, el pueblo generoso, el pueblo que tiene coraz¨®n, el pueblo flexible, el pueblo que tiene alma) y los pone, en su conjunto, como el diferencial que llev¨® al pa¨ªs a una victoria en otros campos, el de la pol¨ªtica y el de la econom¨ªa. Brasil habr¨ªa alcanzado un lugar entre los grandes, o la "primera clase", con este pueblo. No a pesar de, sino a causa de. Y con Lula, un hombre de hecho "del pueblo", en el liderazgo, im¨¢genes fundidas entre el representante y el representado. Brasil habr¨ªa sido elegido como sede de los Juegos Ol¨ªmpicos debido al "coraz¨®n" y al "alma". Al deseo.
Entre 2009 y 2016 sucedi¨® 2013: el a?o en el que las calles anunciaron que el tiempo de la conciliaci¨®n se hab¨ªa acabado
No hay nada banal en esta construcci¨®n. Es muy rica. Si los estereotipos est¨¢n viciados, y es de la naturaleza del estereotipo estar viciado, as¨ª como estar al servicio de ocultamientos, hay algo de nuevo en esta apropiaci¨®n que hace Lula. Hay algo de nuevo en lo que hace con lo viejo. Lo que no impide que siga girando en falso.
Adem¨¢s hay que darse cuenta de que la elecci¨®n de eventos para que el mundo los vea es tambi¨¦n la elecci¨®n de mirar con la medida del otro. Y no cualquier otro, sino otro que se coloca, y al que se reconoce, como "primer mundo" o "primera clase". Y que la "ciudadan¨ªa absoluta", en este momento, se equipara con el acceso al consumo. Esta construcci¨®n tampoco es banal. Y es muy diferente de construir un lenguaje propio a partir de las extraordinarias experiencias de diversidad de los varios Brasiles.
Cabe recordar que Lula es el gran conciliador: un a?o despu¨¦s de la elecci¨®n de R¨ªo como sede de los Juegos Ol¨ªmpicos, el presidente terminar¨¢ su mandato con la mayor popularidad de la historia desde que hay institutos de investigaci¨®n para medirla. Entre las diversas razones est¨¢ la quimera de reducir la pobreza sin tocar los ingresos de los m¨¢s ricos, lo que solo fue posible gracias a la exportaci¨®n de materias primas, promovida como si fuera a durar para siempre y sin que se incluyese en la cuenta su enorme coste socioambiental. En este sentido, los Juegos Ol¨ªmpicos ser¨ªan no apenas la reconciliaci¨®n de los pueblos, sino tambi¨¦n la de los diversos Brasiles amalgamados en uno solo, los conflictos y las contradicciones m¨¢gicamente borrados.
Entre 2009 y 2016 sucedieron muchas cosas. Pero sucedi¨® sobre todo 2013. Si hay algo que no se convierte en pasado f¨¢cilmente es 2013, lo ineludible que tantos quieren evitar. En las protestas en las calles es donde queda evidente que el imaginario de conciliaci¨®n ya no podr¨¢ sostenerse. Desde entonces no hay ninguna combinaci¨®n, recolocaci¨®n o arreglo posible que le d¨¦ una imagen cohesiva a Brasil, o un aspecto "brasile?o" a Brasil. Las fracturas que hist¨®ricamente se ocultaron o se maquillaron ya no pueden permanecer escondidas. El Brasil o los Brasiles se han convertido en irreductibles a la conciliaci¨®n tambi¨¦n en la producci¨®n de im¨¢genes y de s¨ªmbolos.
La disputa narrativa entre el golpe y el no golpe puede sonar como un intento de identificaci¨®n en medio de identidades que se deshacen
De este modo, Brasil llega a los Juegos Ol¨ªmpicos demasiado real. En el barro que rompi¨® la presa de Mariana, en la mierda que flota en las aguas de Guanabara, en el genocidio de los j¨®venes negros por parte de la polic¨ªa militar, en el carril bici que se derrumba y mata a gente el d¨ªa en que se enciende la antorcha ol¨ªmpica en Grecia. En el jaguar asesinado durante el paso de la antorcha ol¨ªmpica por la Amazonia. Se podr¨ªan seguir llenando p¨¢rrafos con ejemplos. Hasta la samba de Tom Jobim se contamina cuando es el mosquito del dengue, el chikungu?a y el zika el que pasa a tener las alas abiertas sobre Guanabara.
Incluso la disputa narrativa entre el golpe y el no golpe puede expresar un intento desesperado de identificaci¨®n en medio de identidades que se deshacen. Como la de un Gobierno de izquierdas que desde hac¨ªa mucho tiempo no era de izquierdas, como la del apoyo de los movimientos sociales al mandato de una presidenta que firm¨® una ley que criminaliza a los movimientos sociales, como la de fingir que quien est¨¢ hoy en el poder no era el aliado de ayer. M¨¢s all¨¢ de las estrategias y las agendas, la falsa polarizaci¨®n puede tambi¨¦n ser un intento de pegar un rostro que ya no cabe en la cara. O de ponerse ropa porque cualquier ropa, incluso un disfraz, es menos desestabilizador que la desnudez.
Ante la fragmentaci¨®n de la autoimagen emergen varias reacciones identitarias. Una de ellas es la de volver a editar otro estereotipo viciado, el de Brasil como una "republiqueta bananera", que no consigue hacer nada bien, el del fiasco ante el mundo, el del eterno pa¨ªs de segunda clase, con todos los prejuicios vinculados a los tr¨®picos. Lo que antes se positiv¨® se negativa siempre que conviene. Y lo que aqu¨ª est¨¢ ser¨ªa una especie de castigo a la osad¨ªa de querer ser grande.
Entre las razones por las que no se le perdona a Lula est¨¢ el fin de la creencia de que es posible lograr la paz en Brasil sin tocar los privilegios
"Nosotros" expuestos al juicio del "primer mundo", curiosamente confundido con el mundo de los adultos, lo que solo puede ser una broma ante los acontecimientos internacionales recientes. ?Brasil ridiculizado por el Reino Unido, donde ha ganado el voto del Brexit? ?Por Estados Unidos, que tiene a un Donald Trump que puede llegar a la presidencia? ?Por una Francia que lidia con terroristas producidos por sus periferias? ?Por una Europa que da verg¨¹enza ajena al (mal)tratar a los refugiados? ?Son estas las matrices que saben lo que hacen?
Esta falsificaci¨®n de "Brasil vuelve a tu lugar" tiene puntos de contacto con la idea del retorno de cierta ¨¦lite al poder, una ¨¦lite que, como se sabe, nunca ha salido de ¨¦l. Tiene que ver con la idea del retorno "de los que saben c¨®mo hacer las cosas. "O "de los que entienden de verdad de econom¨ªa". O de la idea de que la econom¨ªa es la lente por la que se puede ver la vida, una creencia laica que emerge con el absolutismo de un mandamiento de Mois¨¦s. Hace falta tener cuidado con aquellos que le llaman a Brasil "republiqueta bananera", porque esas personas o grupos nunca se ponen en este Brasil, ya que se consideran la parte limpia que fue a ilustrarse al extranjero. Lo sucio, lo feo, lo ignorante es el otro. En general, el "pueblo brasile?o", esa abstracci¨®n en nombre de la cual se cometen tantas atrocidades.
No es malo que Brasil llegue a los Juegos Ol¨ªmpicos sin una cara. O m¨¢s parecido al antropof¨¢gico Abaporu de Tarsila do Amaral. No es malo que los estereotipos se hayan derrumbado y que todos los arreglos antes posibles ya no se mantengan de pie. No es malo verse a s¨ª mismo fragmentado. No es malo desidentificarse para que otras identidades, m¨²ltiples, se hagan viables. Ya no es posible conciliar lo irreconciliable.
No es un momento cualquiera. Y tal vez la parte m¨¢s evidente del peso de lo que se est¨¢ disputando sea el fortalecimiento del Estado policial para reprimir el cuestionamiento de los privilegios. Y para criminalizar el creciente cuestionamiento de los privilegios. Y para encarcelar a quienes los cuestionan. El juego es cada vez m¨¢s duro, ahora que ha quedado claro que no habr¨¢ una conciliaci¨®n. Ahora que el discurso de 2009 se ha derrumbado, y que su autor, el gran conciliador, se ha convertido en reo.
Hay muchas razones para que diferentes sectores no le perdonen a Lula. Una de ellas es la de que ¨¦l dej¨® de hacer la gran magia: la de que la paz en Brasil es posible sin que se toquen los privilegios de los m¨¢s ricos. La de que podr¨¢n reducirse las desigualdades sin que alguien pierda no solo privilegios materiales, objetivos, sino tambi¨¦n otros, de car¨¢cter cultural y subjetivo. Esta ilusi¨®n era cara tambi¨¦n para una parte de las diversas ¨¦lites. Continuar con los privilegios intactos y encima sentirse "entre los buenos" era el m¨¢ximo sue?o de consumo.
Ya no es posible seguir intentando pegar rostros que ya no tienen cabida. O insistir en encajar caras que solo cupieron antes como falsificaciones. O que eran tan solo m¨¢scaras al servicio de borrados. Hay mucha potencia en este momento en el que Brasil es un signo de interrogaci¨®n en el espejo, en el que Brasil no consigue una unidad en el decir sobre s¨ª mismo, en el que hay gente que intenta apagar la antorcha ol¨ªmpica con cubos de agua. Hay mucha potencia si las periferias se convierten en centros y desacomodan miradas viciadas. Pero esa potencia se perder¨¢ si, por no conseguir imaginar un pa¨ªs a partir de otros supuestos, preferimos cargar por ah¨ª rostros en descomposici¨®n.
Eliane Brum es escritora, periodista y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas.
Sitio web: desacontecimentos.com E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com Twitter: @brumelianebrum
Traducci¨®n de ?scar Curros.
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