Maribel, presunta culpable hasta que demostr¨® lo contrario
Maribel V¨¢zquez pag¨® con c¨¢rcel un delito que no cometi¨®. Un error en el sistema penal mexicano la arroj¨® a la pesadilla de su vida
Maribel V¨¢zquez Ca?as ya sab¨ªa a sus 38 a?os lo que era el infierno. Su marido y padre de tres de sus cuatro hijos le pegaba, tanto, que se atrevi¨® a denunciarlo. Hab¨ªa conseguido una orden de alejamiento y conviv¨ªa con el miedo a que ese hombre no se acercara nunca. Pero Leonardo Fragoso, conocido como El Cham¨¢n, guard¨® para el final la ¨²nica batalla que Maribel no pod¨ªa ganar. Esta vez cont¨® con la ayuda de un sistema penal mexicano con unas reglas m¨¢s parecidas a la Inquisici¨®n?que a un modelo moderno. La hizo c¨®mplice de un crimen de secuestro y robo que ella nunca cometi¨® y pag¨® con cuatro a?os de c¨¢rcel un error propio de la Edad Media. Este mi¨¦rcoles habla desde la libertad sobre la pesadilla de su vida.
El 6 de junio de 2012 Maribel no estaba en casa. El Cham¨¢n lo sab¨ªa. Ella se dedicaba desde hac¨ªa a?os a la venta ambulante en los mercados locales del sur de la capital y casi nunca regresaba hasta la noche. Ese d¨ªa, su exmarido planeaba un golpe con un socio para robar una camioneta de embutidos y venderlos cuatro d¨ªas m¨¢s tarde. Y as¨ª fue: pararon el cami¨®n con el ch¨®fer dentro y lo retuvieron mientras vaciaban la mercanc¨ªa en la casa de Maribel.
"Ese d¨ªa no fui a trabajar, sal¨ª a por el desayuno y cuando regres¨¦ estaba la casa llena de cajas. Mis hijos me dijeron que hab¨ªa entrado su padre y me asust¨¦", recuerda. En ese momento decidi¨® hacer lo correcto: llamar a la Polic¨ªa. "Ese hombre no pod¨ªa acercarse a nosotros, hoy me arrepiento tanto de haber hecho esa llamada", detalla. A El Cham¨¢n y a su c¨®mplice los detuvieron unas horas m¨¢s tarde. Maribel accedi¨® a subirse a una patrulla para declarar como testigo.
A partir de ese momento, comenz¨® un v¨ªa crucis de salas oscuras, silencios fr¨ªos, interrogatorios que no entend¨ªa, m¨¢s declaraciones, esperas largas, firmas, abogados de oficio que no la defendieron. "Yo estaba convencida de que llegar¨ªa esa noche a cenar, se lo hab¨ªa prometido a mi hijo de tres a?os", recuerda y al hacerlo le tiembla el ment¨®n. "Cuando me hicieron firmar por fin un documento en el que dec¨ªa que yo estaba ah¨ª por secuestro y robo, me di cuenta de que aquello iba en serio, que ya no hab¨ªa vuelta atr¨¢s. S¨®lo pens¨¦ en mis hijos, en qu¨¦ iba a ser de ellos", cuenta.
Pero ni cuando le quitaron su ropa interior y la vistieron de beige y la metieron en una celda min¨²scula con las reclusas m¨¢s peligrosas que no dejaban de gritar, dud¨® de que alg¨²n d¨ªa saldr¨ªa de ah¨ª. Aunque en el papel que firm¨® registrada la condena de 27 a?os. "Yo sab¨ªa que ese no era mi sitio, hice lo posible por adaptarme, por aguantar. Pero todos los d¨ªas me informaba sobre asociaciones que pudieran ayudarme a mi y a mi familia", explica. El peque?o de sus hijos fue acogido por una fundaci¨®n, el resto de 14 y 15 a?os abandon¨® sus estudios y se dedic¨® a sobrevivir. "Hoy s¨¦ todo lo que vivieron, durmieron en la calle, pasaron hambre. Despu¨¦s de todo, nadie me ha devuelto nada", se?ala desesperada.
Ella sab¨ªa que era inocente y se top¨® con unas mujeres que creyeron en ella. "El caso de Maribel ha sido de los m¨¢s sencillos. Las pruebas que presentaron no ten¨ªan nada que ver con el delito que le imputaron. Adem¨¢s hab¨ªa dos confesiones, una de su exmarido y otra de su socio que alegaban que ella no hab¨ªa tenido nada que ver", explica su abogada Fernanda Dorantes, de la asociaci¨®n Reinserta, especializada en resolver algunos errores del sistema penal mexicano.
El sistema con el que juzgaron a Maribel ha sido reformado en junio de este a?o. Uno de los cambios considerados "hist¨®ricos" es la introducci¨®n de la presunci¨®n de inocencia, "una figura b¨¢sica en cualquier ordenamiento jur¨ªdico moderno", apunta Dorantes. "Ella no tuvo una defensa, ya no de calidad, sino al menos decente, que hiciera notar estas irregularidades evidentes en el expediente", apunta la abogada. Y a?ade: "El principal problema que encontramos en estos casos es primero, la mala recopilaci¨®n de pruebas por parte de la fiscal¨ªa y, segundo y m¨¢s grave, la p¨¦sima valoraci¨®n por parte de las autoridades, que buscaron ante todo encontrar a un culpable y cerrar el expediente cuanto antes en un sistema colapsado".
"En la c¨¢rcel conoc¨ª a mujeres que llevaban m¨¢s de 10 a?os encerradas sin tener todav¨ªa una sentencia firme", cuenta Maribel. Su caso, aunque no es el ¨²nico, ha hecho saltar las alarmas de las enormes grietas de un sistema por el que se han colado los derechos procesales b¨¢sicos de cualquier imputado.
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