Los seis d¨ªas de infarto que acabaron con 52 a?os de guerra en Colombia
Reconstrucci¨®n de las ¨²ltimas horas de negociaci¨®n del Gobierno y las Farc, que llegaron al ¨²ltimo d¨ªa con demasiados flecos sueltos y los m¨¢ximos responsables implicados de lleno
Las 297 p¨¢ginas del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia son el resultado de cuatro a?os de farragosas negociaciones, medidas coma a coma; una monta?a rusa que se inici¨® en medio de la guerra y que se termin¨® en un c¨®nclave de seis d¨ªas donde se impuso la urgencia pol¨ªtica. El presidente, Juan Manuel Santos, apremi¨® a sus negociadores para lograr un pacto final. Necesitaba convocar el plebiscito antes de la reforma tributaria que subir¨¢ los impuestos a los colombianos. Quedaban tres grandes acuerdos y decenas de flecos pendientes.
En el proceso de paz de Colombia todo lo importante parece suceder un d¨ªa 23. El de febrero de 2012 se iniciaron las conversaciones entre el Gobierno y las FARC para fijar la agenda que se ha negociado durante estos cuatro a?os; el 23 de septiembre del a?o pasado, Santos y el l¨ªder de las FARC, alias Timochenko, se estrecharon por primera vez la mano e instaron a firmar el acuerdo el 23 de marzo. No se logr¨®, pero el 23 de junio se acord¨® el cese al fuego bilateral, el fin de una macabra guerra de 52 a?os. El acuerdo de paz, el fin de las negociaciones entre el Estado y la guerrilla m¨¢s antigua de Am¨¦rica Latina, se anunci¨® de forma oficial un 24, aunque las conversaciones se hab¨ªan finiquitado un d¨ªa antes.
El mantra de que ¡°nada est¨¢ acortado hasta que todo est¨¦ acordado¡±, al que se recurri¨® desde el inicio de las conversaciones durante casi cuatro a?os, se termin¨® volviendo tambi¨¦n una coletilla para evitar cualquier contratiempo en un proceso repleto tambi¨¦n de plazos incumplidos. Pero el pasado martes, 23, se produjo algo que los negociadores y facilitadores del proceso vieron como definitivo. A ¨²ltima hora del d¨ªa, en una de las casas de protocolo del Laguito, el complejo de mansiones de la ¨¦poca del dictador Fulgencio Batista donde se han alojado las delegaciones estos cuatro a?os, apareci¨® sonriente Timochenko. El m¨¢ximo jefe de las FARC no hab¨ªa participado directamente en las extenuantes jornadas previas, aunque estuviese pendiente y en comunicaci¨®n con Santos, a trav¨¦s de varios facilitadores. Su presencia se consider¨® como el cierre de las conversaciones por parte de las FARC. ¡°El d¨ªa se acerca¡±, tuitearon ambos equipos desde sus cuentas. El final del conflicto armado m¨¢s longevo de la regi¨®n se empez¨® a conocer por las redes sociales.
Despu¨¦s de casi cuatro a?os de conversaciones, el ¨²ltimo empuj¨®n al proceso se dio en seis d¨ªas. El jueves 18 lleg¨® a La Habana el equipo negociador del Gobierno, encabezado por Humberto de la Calle, a quienes todos los consultados para esta cr¨®nica ¨Ccuatro personas que participaron en las reuniones y otras tantas que han seguido de cerca las conversaciones - consideraron capital para resolver los ¨²ltimos entuertos por su voluntad pol¨ªtica. Junto a los negociadores acudieron tambi¨¦n, por encargo del presidente, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y el del Posconflicto, Rafael Pardo. Su papel tambi¨¦n fue determinante para solucionar los flecos pendientes, as¨ª como el de la canciller, Mar¨ªa ?ngela Holgu¨ªn y de los senadores Roy Barreras (del Partido de la U, la formaci¨®n de Santos, e Iv¨¢n Cepeda, del Polo Democr¨¢tico). Sergio Jaramillo, alto Comisionado para la Paz, se incorpor¨® a las reuniones el fin de semana despu¨¦s de viajar a Estados Unidos para ultimar varios asuntos relacionados con el proceso.
Hac¨ªa ya tiempo que se hab¨ªa eliminado el formato protocolario de las reuniones, acordado en el inicio, para tratar de agilizar las conversaciones. En este caso, fueron m¨¢s all¨¢. Tocaba remangarse. El presidente urgi¨® a su equipo para lograr un acuerdo lo antes posible y poder convocar el plebiscito, que finalmente se celebrar¨¢ el 2 de octubre. La mayor¨ªa de reuniones se celebraron en una de las casas que perteneci¨® a la familia Bacardi, la misma en la que el pasado diciembre se resolvi¨® el entramado del acuerdo de justicia. Gobierno y FARC nunca han conseguido ¨Cni querido- entablar una relaci¨®n de amistad que diese pie a una cercan¨ªa m¨¢s humana entre ellos. No obstante, el ambiente en esta ocasi¨®n fue m¨¢s ¡°distendido", ¡°de compa?erismo¡±, ¡°de ser un todos un mismo equipo¡±, como lo definen algunos de los participantes. Las fotos que se difundieron, con papeles esparcidos por las mesas, tazas de caf¨¦, aguas, computadoras, in¨¦ditas hasta ahora, dan cuenta de ello.
El primero de los grandes acuerdos en finiquitarse fue el de la amnist¨ªa para los guerrilleros. La mayor parte hab¨ªa sido acordada por Manuel Jos¨¦ Cepeda, asesor del Gobierno y por el abogado espa?ol Enrique Santiago, miembro de Izquierda Unida, asesor de las FARC, cuya participaci¨®n ha sido determinante en el proceso, coinciden todas las fuentes. Una persona pr¨®xima a las negociaciones aseguraba recientemente: ¡°Este proceso le debe mucho a Santiago¡±. Las FARC accedieron a que la amnist¨ªa se produzca despu¨¦s del plebiscito.
La incorporaci¨®n de la guerrilla a la vida pol¨ªtica ¨Ctendr¨¢n garantizada una representaci¨®n de 10 curules (esca?os) al menos hasta 2026- y desarrollar el proceso de reintegraci¨®n a la vida civil de los guerrilleros cuando concluyan la dejaci¨®n de armas ¨Ca partir del segundo trimestre de 2017, seg¨²n los c¨¢lculos- fue otro de los grandes asuntos tratados en jornadas ¡°supremamente intensas¡±, seg¨²n uno de los participantes, que comenzaban sobre las 7 de la ma?ana y bien podr¨ªan prolongarse hasta la medianoche. De forma paralela se solventaban decenas de flecos que hab¨ªan quedado pendientes a lo largo de la negociaci¨®n.
La verificaci¨®n del proceso de paz fue el ¨²ltimo asunto en cerrarse. Para entonces, ?lvaro Leyva, un pol¨ªtico conservador que ha asesorado a las FARC y Sergio Jaramillo, el Alto Comisionado para la Paz, redactaban el pre¨¢mbulo del acuerdo. ¡°Otra negociaci¨®n¡±, apuntaban desde La Habana. Pese a la cautela, el anuncio m¨¢s deseado en la historia reciente de Colombia era un hecho. Esta vez, la presencia de Santos y Timochenko se reservar¨ªa para la firma final, un acto que el presidente quiere convertir en una cumbre de jefes de Estado, con la presencia de Barack Obama incluida. La fecha a¨²n est¨¢ por determinar. Solo se sabe que ser¨¢ a finales de septiembre, antes del plebiscito. Y que todo en este proceso ocurre un 23.
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