De la casa blanca a la Casa Blanca
Pe?a Nieto acaba de colocar las relaciones de M¨¦xico con Estados Unidos en un incierto impasse
M¨¦xico nunca ha sido un pa¨ªs f¨¢cil de gobernar. Hoy, sin embargo, algunos persistentes problemas hacen esa tarea especialmente dif¨ªcil. Un crecimiento let¨¢rgico, el peso en devaluaci¨®n, la tragedia de derechos humanos y una corrupci¨®n que corroe la credibilidad del gobierno alcanzar¨ªan para explicar las encuestas de opini¨®n, las m¨¢s bajas que se recuerden a dos a?os de concluir el sexenio.
A lo cual debe agregarse el propio Pe?a Nieto, un presidente que exhibe una cierta negaci¨®n de los problemas, una tendencia a escaparse de ellos¡ªliteral y figurativamente¡ªy a menudo usando la escena internacional a tal efecto. Reiteradamente, al hacerlo crea otros problemas y, peor, comunica insensibilidad. Nada es m¨¢s perjudicial para un presidente que la falta de empat¨ªa, sobre todo cuando se trata de medir su imagen.
En 2014 luego de las desapariciones de los normalistas viaj¨® a China, en lugar de viajar a Iguala. La fuga del Chapo Guzm¨¢n lo sorprendi¨® casi empacando la maleta para viajar a Francia; y a Par¨ªs parti¨® nom¨¢s. En la Asamblea General de Naciones Unidos de 2015, inmediatamente despu¨¦s del informe sobre Ayotzinapa elaborado por los expertos convocados por la CIDH, us¨® el estrado para prevenir al mundo acerca de las supuestas amenazas del populismo.
Ello cuando el mundo esperaba algo sobre los cr¨ªmenes y fosas colectivas que quedan sin explicaci¨®n. Similar desconexi¨®n es la que se vio esta semana y que produjo un masivo repudio en vastos grupos de la sociedad: Pe?a Nieto se encontr¨® con Trump, el candidato cuyo discurso electoral est¨¢ basado en denigrar a los mexicanos.
Pero no tan solo se encontr¨® con ¨¦l, sino que lo recibi¨® en Los Pinos, con el protocolo y la escenograf¨ªa que son habituales cuando el jefe de Estado mexicano recibe a¡otro jefe de Estado, nada menos. Ello es enormemente problem¨¢tico para las relaciones de M¨¦xico con Estados Unidos, recibiendo a un candidato, a tan solo 70 d¨ªas de la elecci¨®n, virtualmente en visita de Estado.
Si la intenci¨®n de Pe?a Nieto era confrontar con Trump, pues resulta que lo constituy¨® en presidente
No es dif¨ªcil imaginar el ce?o de la otra candidata, quien adem¨¢s lidera las encuestas, al informarse del encuentro. Es que si la intenci¨®n de Pe?a Nieto era confrontar con Trump, pues resulta que lo constituy¨® en presidente solo con esa foto con el m¨¢rmol verde caracter¨ªstico de los actos oficiales en Los Pinos detr¨¢s. Sobre esa pared est¨¢ situado el gigantesco escudo de la uni¨®n y debajo de ¨¦ste, se ve a Donald Trump. No hay mensaje m¨¢s poderoso¡ªy, para tantos, m¨¢s ofensivo¡ªque esa imagen.
Fue un encuentro que viola demasiadas reglas no escritas, las que cuentan. Ning¨²n candidato estadounidense visit¨® a un presidente mexicano antes, ni viceversa. Si bien se ha hecho costumbre para los candidatos americanos viajar al exterior durante la campa?a¡ªpara sacarse fotos con tropas en Irak, como Obama en 2008, o en campos de refugiados en Jordania, como Ben Carson en 2015¡ªninguno ha sido recibido por un jefe de Estado o de gobierno, y menos en la residencia oficial. Y cuando un candidato de otra naci¨®n fue recibido por el presidente en Estados Unidos, ellos eran al mismo tiempo jefes de gobierno, como cuando Obama recibi¨® a la canciller Angela Merkel en 2009 y Clinton hizo lo propio con el primer ministro Shimon Peres en 1996.
Muchos analistas han argumentado que el objetivo del encuentro fue levantar una cortina de humo para disimular los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Si Pe?a Nieto buscaba escapar del problema de la casa blanca, el mas simb¨®lico de todos, lo hizo inmiscuy¨¦ndose en otra Casa Blanca, esa que lleva may¨²sculas y est¨¢ situada en 1600 Pennsylvania Avenue, NW Washington DC.
Es probable ahora que la puerta de esa otra casa no se abra para ¨¦l por un buen tiempo. Es que Pe?a Nieto acaba de colocar las relaciones de M¨¦xico con Estados Unidos en un incierto impasse. Y por si no fuera suficiente, tambi¨¦n ha producido una soberana crisis en su propio gabinete, con renuncias que comienzan a salir a la luz.
Todo ello a consecuencia de su primer encuentro con el presidente Donald Trump.
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