Todo va mal
Un profundo pesimismo se ha instalado entre los europeos justo en los mejores a?os de la historia del continente
Los fil¨®sofos tienen una cierta obligaci¨®n de pensar en direcci¨®n contraria a lo que piensa la mayor¨ªa. Es la ¨²nica forma de someter a prueba las ideas com¨²nmente aceptadas. El t¨®pico europeo del momento es que todo va mal. La Uni¨®n Europea se cae a pedazos. Avanzan los populismos. El terrorismo enerva los peores instintos xen¨®fobos y autoritarios. Aumentan las desigualdades. ?Qu¨¦ m¨¢s?
Los partidos extremistas son los que lo advierten con tonos m¨¢s apocal¨ªpticos y demag¨®gicos, hasta denunciar la lenta invasi¨®n de Europa por un islam fundamentalista, al que gu¨ªan unos planes precisos de conquista y de dominaci¨®n, con los que quiere cambiar nuestros valores y costumbres. Pero hay tambi¨¦n voces mucho m¨¢s moderadas y razonables que se a?aden al coro de los profetas del desastre europeo e incluso mundial. El general Martin Dempsey , que fue jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Estados Unidos, asegur¨® en 2013 ¡°que el mundo es m¨¢s peligroso que nunca¡± y el papa Francisco est¨¢ convencido de que la Tercera Guerra Mundial ya ha empezado.
Michel Serres, fil¨®sofo franc¨¦s de enorme prestigio, acaba de hacer unas declaraciones a Le Monde, con motivo de la publicaci¨®n de su nuevo ensayo (Darwin, Bonaparte y el Samaritano), en las que nos dice exactamente lo contrario. En relaci¨®n a Europa, por supuesto, que vive ¡°la ¨¦poca de paz y de prosperidad m¨¢s larga desde la guerra de Troya¡±. Pero tambi¨¦n en relaci¨®n al mundo, que seg¨²n su visi¨®n est¨¢ entrando en una segunda edad de la historia, en la que la gente vive m¨¢s y mejor y la concordia va sustituyendo a la discordia que ha caracterizado el pasado entero de la humanidad. ¡°El tsunami de los refugiados es bien significativo ¡ªdice Serres¡ª ?A d¨®nde quieren ir estos nuevos parias de la tierra? A nuestra casa, a Europa, porque vivimos en paz y en prosperidad¡±.
La edad de Serres, 86 a?os, es significativa. Algo tiene que ver la memoria con la tonalidad pesimista u optimista con que vemos el mundo. ¡°A la vista de lo que he vivido en el primer tercio de mi vida ¡ªmantiene el fil¨®sofo¡ª ahora vivimos en tiempos de paz y osar¨ªa decir incluso que Europa occidental vive una ¨¦poca paradis¨ªaca¡±. Serres es de una generaci¨®n que todav¨ªa vivi¨® la experiencia de la guerra, en su caso la mundial y luego la de Argelia, pero la suya no es una percepci¨®n meramente subjetiva, tal como demostr¨® Steven Pinker en su ensayo sobre la radical disminuci¨®n de la violencia y de la guerra en el mundo (Los ¨¢ngeles que llevamos dentro). El optimismo es ahora de los viejos que saben de d¨®nde venimos y el pesimismo de los j¨®venes, disconformes con el mundo de ahora.
Pinker ha escrito este verano un art¨ªculo en The New York Times, firmado conjuntamente con el presidente de Colombia, Jos¨¦ Manuel Santos, en el que interpreta el acuerdo de paz con las FARC como una confirmaci¨®n de sus teor¨ªas. No estamos ¡°en un mundo en guerra, como mucha gente cree, sino que vivimos en un mundo donde cinco de cada seis habitantes vive en regiones amplia o enteramente libres de conflictos b¨¦licos¡±. Am¨¦rica Latina es unas de estas regiones, que cierra ahora con estos acuerdos una etapa tr¨¢gica, 55 a?os, los mismos que las FARC, su guerrilla m¨¢s antigua: ¡°Ahora no hay gobiernos militares en las Am¨¦ricas. No hay pa¨ªses que combatan unos contra otros. Y no hay gobiernos luchando contra insurgencias significativas¡±.
Un seguidor sueco de las ideas de Pinker, el economista e historiador, Johan Norberg, ha querido ampliar el ¨¢ngulo de esta visi¨®n optimista sobre la historia de la humanidad en su ensayo Progreso. Los motivos para tener esperanza en el futuro. As¨ª sintetiza el aluvi¨®n de datos que recoge en su libro, no tan solo sobre la violencia y la guerra, sino sobre salud, salubridad, educaci¨®n, alimentaci¨®n, trabajo, contaminaci¨®n o desastres naturales: ¡°A pesar de lo que escuchamos en las noticias y en boca de muchas autoridades, la gran historia de nuestra era es que estamos presenciando la mayor mejora en los est¨¢ndares de vida globales que haya tenido lugar jam¨¢s. La pobreza, la desnutrici¨®n, el analfabetismo, la mortalidad y el trabajo infantiles est¨¢n cayendo a la mayor velocidad de la historia. El riesgo de que una persona se vea expuesta a la guerra, a un desastre natural, o sujeto a una dictadura, es mucho menor que en cualquier ¨¦poca¡±.
?Si todo va bien, por qu¨¦ muchos creen que todo va mal? Una primera explicaci¨®n la proporciona la memoria. Las nuevas generaciones que est¨¢n incorpor¨¢ndose a la vida pol¨ªtica no tienen la experiencia de dos guerras como Michel Serres. Sus padres, la generaci¨®n posterior a Serres, fueron los primeros que no tuvieron que coger el fusil para ir a ¡°defender a la patria¡±. Para las nuevas generaciones europeas, la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Argelia est¨¢n a la misma distancia que la guerra franco-prusiana o la guerra de Cuba para la generaci¨®n de 1950, la m¨ªa. La paz y la prosperidad son datos objetivos de una realidad que, naturalmente, presenta muchos y notables defectos.
Una segunda explicaci¨®n tiene que ver con el periodismo, y probablemente con el rumbo definitivamente digital e instant¨¢neo que ha tomado. A los periodistas nos interesan las malas noticias, como las guerras, los cr¨ªmenes y los desastres naturales. Tambi¨¦n a muchos pol¨ªticos, que saben explotar los temores de la gente. Hay que atender, sin embargo, a una explicaci¨®n m¨¢s profunda, que inscribe la atracci¨®n por las noticias desastrosas e incluso por el pesimismo en la biolog¨ªa. Seg¨²n Norberg, ¡°estamos probablemente construidos para estar preocupados. Nos interesan las excepciones. El miedo y la ansiedad son armas para la supervivencia¡±.
Una tercera explicaci¨®n es pol¨ªtica. Parece evidente que no sabemos gobernar este nuevo mundo. Nuestro cerebro de cazadores recolectores, atentos a las se?ales preocupantes de la naturaleza y de un entorno hostil, puede enga?arnos en la percepci¨®n del mundo en el que vivimos. Seguro que este mundo es mejor, como son mejores nuestros vidas, pero si no sabemos gobernarlo podemos convertirlo en mucho peor e incluso retroceder a ¨¦pocas anteriores y empezar a perder los mejores est¨¢ndares de vida de la historia de la humanidad. No todo va mal, pero si algo va mal es precisamente la forma que tenemos de gobernarnos.
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