Guterres, un defensor de los refugiados para la ONU
El portugu¨¦s encabeza el voto para relevar a Ban Ki-moon en la Secretar¨ªa General
Despu¨¦s de una hora de declaraciones, una veintena de periodistas salen con cara de palo: si todo lo que hab¨ªa hablado era confidencial y no se pod¨ªa publicar, qu¨¦ dir¨ªa con un micr¨®fono abierto. A Ant¨®nio Guterres es imposible sacarle un titular, as¨ª que lo tiene todo para ocupar la secretar¨ªa general de las Naciones Unidas. Lo que es malo para el periodismo es bueno para la diplomacia.
Este pol¨ªtico portugu¨¦s (Lisboa, 1949), de suaves ademanes pero mucha voluntad, se enfrenta el mi¨¦rcoles a otra votaci¨®n para relevar al surcoreano Ban-Ki moon. De momento ha ganado las cinco tandas anteriores. En la sexta, los 15 miembros del Consejo de Seguridad mostrar¨¢n tarjetas de colores. El que reciba la roja por parte de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia o China -los cinco pa¨ªses con derecho de veto- se quedar¨¢ al borde de la retirada.
Todos, de rusos a norteamericanos, dicen que quieren a Guterres. Ya como monaguillo, extasiaba a la feligres¨ªa por lo bien que declamaba los evangelios. El peque?o Tonico fue siempre un chico 10, m¨¢s exactamente 19 sobre 20, media de sus calificaciones estudiantiles. Creci¨® bajo la dictadura de Salazar sin crearle problemas. Ley¨® a Marx y a Trotsky, pero a la lucha le movi¨® el Concilio Vaticano II. Se apunt¨® a la Juventud Universitaria Cat¨®lica y se enfang¨® en la ayuda a los pobres del chabolismo lisboeta. En esa actividad cat¨®lica juvenil conoci¨® a Marcelo Rebelo de Sousa, hoy presidente de Portugal, y ya siempre caminar¨ªan juntos, excepto en la pol¨ªtica.
En los albores de la Revoluci¨®n de los Claveles (1974), Rebelo de Sousa se apunt¨® al Partido Social Dem¨®crata y Guterres al Partido Socialista (PS), cada uno por el mismo motivo: pensaban que all¨ª ayudar¨ªan m¨¢s a acabar con la desigualdad social. Ambos coquetearon con el Opus Dei y ambos salieron huyendo.
El trabajo incansable, la preparaci¨®n intelectual y su ingenio para sortear obst¨¢culos pronto cuajaron en el escalaf¨®n del partido. A los 27 a?os, Guterres fue elegido diputado, entr¨® en la maquinaria del Estado y en la del PS, donde fue elegido secretario general en 1992. Tres a?os despu¨¦s ganaba las elecciones y gobernaba el pa¨ªs a base de di¨¢logo. En aquellos tiempos convulsos, fue el primero en aguantar una legislatura con un gobierno minoritario, aunque parte del ¨¦xito era de la oposici¨®n del PSD, que dirig¨ªa, c¨®mo no, su amigo Rebelo de Sousa.
No fueron gobiernos para recordar los de Guterres. Como Carter o Gorbachov, era de esos pol¨ªticos con mejor imagen lejos de casa. Ingeniero electr¨®nico y apasionado por la historia, la geograf¨ªa y la ¨®pera, nunca ha llevado bien las miserias de la pol¨ªtica. Deleg¨® en manos de superministros la gesti¨®n dom¨¦stica para ¨¦l seguir pensando en salvar el mundo y, sobre todo, a su esposa, a su amor de juventud. Fracas¨®. Viudo a los 50 a?os, el golpe le noque¨®. Dimite de todo en 2001 y vuelve a su pasi¨®n juvenil, el voluntariado con los desfavorecidos; se casa con su exsecretaria de Cultura y se dedica a la familia. Delante, le para el tren de la Comisi¨®n Europea, pero rechaza el caramelo, que recogi¨® Dur?o Barroso.
La vida no le ha cambiado su objetivo juvenil, ayudar a los necesitados. En 2005 -siempre tan discreto como tenaz- lo consigue: es elegido Alto Comisario de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). Ah¨ª ha estado hasta ahora que, con el mismo silencio y determinaci¨®n, aspira, contracorriente, al p¨²lpito de la ONU. Como dijo hace una semana ante la Asamblea General de Naciones Unidas su amigo Rebelo de Sousa, ¡°La ONU necesita un Mandela, un Gandhi¡±. Guterres, claro. En su contra solo juega un requisito no escrito, que el futuro secretario general sea mujer. ¡°Es la ¨²nica condici¨®n que no cumplir¨¦¡±, ha admitido Guterres, un hombre fundamentalmente bueno.
La sorpresa b¨²lgara
La mayor rival de Ant¨®nio Guterres apareci¨® esta semana. La b¨²lgara Kristalina Georgieva ha presentado su candidatura despu¨¦s de la quinta votaci¨®n y tras los malos resultados de su compatriota Irina Bukova, directora general de la Unesco.
La sorprendente aparici¨®n de Georgieva -vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea- no ha gustado a los otros nueve candidatos que llevan en campa?a desde junio someti¨¦ndose a las preguntas de los miembros de la ONU para demostrar su idoneidad. La misma Bukova, boicoteada en su pa¨ªs, ha calificado de ¡°comportamiento indigno¡± la presentaci¨®n de Georgieva. El grupo de ONG creado para influir en la elecci¨®n, 1 for 7 billion, uno para 7.000 millones de personas, sospecha que ha habido un pacto entre los miembros del Consejo de Seguridad sacando de la chistera un nombre que se ha ahorrado el desgaste de las cinco votaciones y hurtado al escrutinio p¨²blico.
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