El Tribunal Supremo de Estados Unidos comienza el curso atado al resultado de las elecciones
Clinton y Trump solo est¨¢n de acuerdo en una cosa: la elecci¨®n de nuevos jueces definir¨¢ el pa¨ªs en las pr¨®ximas d¨¦cadas
Pocos temas ponen de acuerdo a republicanos y dem¨®cratas en estas elecciones como el Tribunal Supremo. Donald Trump y Hillary Clinton han convertido la rama judicial del gobierno en uno de los temas claves de la campa?a y coinciden en que el ganador puede configurar la balanza de la Corte de cara a los pr¨®ximos 25 a?os. El nombramiento de los jueces es potestad del mandatario que ocupa la Casa Blanca. Sin embargo, desde la muerte de Antonin Scalia hace siete meses, y dado que su reemplazo ha sido bloqueado por los republicanos, el pr¨®ximo presidente tambi¨¦n tiene la oportunidad de determinar cu¨¢l ser¨¢ la ideolog¨ªa mayoritaria dentro de la Corte.
Una victoria del republicano puede garantizar que el Tribunal mantenga su superioridad conservadora, ya que Trump nombrar¨ªa a un sustituto alineado con las ideas de Scalia. Pero si Clinton llega a la Casa Blanca, tiene la oportunidad de elegir a un sustituto con un perfil totalmente opuesto. El Supremo tendr¨¢ entonces una mayor¨ªa de magistrados progresistas por primera vez desde hace casi cincuenta a?os y se revertir¨¢ la tendencia conservadora vigente desde 1971, la ¨²ltima vez en que cinco de los nueve jueces hab¨ªan sido elegidos por dem¨®cratas.
Esa mayor¨ªa progresista en la Corte puede consolidar las pol¨ªticas sociales que en los ¨²ltimos a?os han reconocido nuevos derechos a las minor¨ªas, as¨ª como reforzar el derecho al aborto, limitar la influencia de las grandes fortunas en las campa?as electorales, respaldar la regulaci¨®n de las armas o mejorar las opciones de una futura reforma del sistema migratorio.
El objetivo de impedir este cambio ha llevado al Partido Republicano a obstaculizar por todos los medios la confirmaci¨®n de Merrick Garland, nominado por Barack Obama para ocupar la vacante que dej¨® la muerte de Scalia. El presidente podr¨ªa haber dado un vuelco a la orientaci¨®n de la Corte, pero los republicanos han apostado todas sus posibilidades de conservar la mayor¨ªa conservadora en el Supremo a la victoria de Trump en las elecciones.
¡°Es la normalizaci¨®n de lo profundamente anormal¡±, afirma este lunes un editorial de The New York Times sobre el bloqueo en el Supremo y el estado de la pol¨ªtica estadounidense en 2016. ¡°Es el colapso de costumbres y comportamientos respetables y la creaci¨®n de un ambiente tan t¨®xico y polarizado que los l¨ªderes del pa¨ªs tienen dificultades para cumplir con las tareas m¨¢s b¨¢sicas de gobierno¡±.
El encargado de liderar ese bloqueo en los ¨²ltimos ocho meses ha sido el senador republicano Mitch McConnell, con el argumento de que debe ser el pr¨®ximo presidente quien decida, no Obama. El mandatario ha criticado duramente la posici¨®n republicana, recordando que la Constituci¨®n le concede, como mandatario electo, la potestad para elegir a los jueces, aunque sea en a?o electoral.
Pero los republicanos tienen otra realidad en mente. El jefe de gabinete de McConnell ha declarado que el Supremo ¡°es uno de los pocos lazos que nos unen a todos en el Partido Republicano, una de las pocas cosas que han mantenido unida una coalici¨®n republicana que sin embargo parece que se est¨¢ deshaciendo por Donald Trump¡±.
La estrategia conlleva un riesgo: si Clinton gana y Garland no es confirmado antes de que ella llegue a la Casa Blanca (el Senado puede votar el nombramiento del juez en el per¨ªodo intermedio), ella podr¨ªa elegir a otro candidato a¨²n m¨¢s progresista que el seleccionado por Obama. Los republicanos sufrir¨ªan as¨ª una doble derrota en este proceso.
El giro progresista se podr¨ªa consolidar a¨²n m¨¢s en los a?os siguientes, porque hay tres jueces cerca de la edad de retirarse: Ruth Bader Ginsburg, con 83, Anthony Kennedy, con 80, y Stephen Breyer, con 78. De ellos tres, Kennedy fue nombrado por un presidente republicano, Ronald Reagan, en 1987. Esa ser¨ªa la segunda oportunidad de Clinton para sustituir a un juez conservador y entonces seis de los nueve magistrados del Tribunal ser¨ªan progresistas.
Las consecuencias definir¨¢n el futuro de EE UU en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Los ¨²ltimos a?os de sentencias en las que dos jueces conservadores moderados ¡ªel presidente de la Corte John Roberts, y Anthony Kennedy¡ª han votado junto a los progresistas dan ejemplo de c¨®mo un pu?ado de sentencias puede dar forma a un pa¨ªs. Con su voto salieron adelante la reforma sanitaria de Obama que cambi¨® dr¨¢sticamente el concepto de cobertura m¨¦dica para millones de estadounidenses, el derecho al matrimonio de las parejas homosexuales, se bloquearon las restricciones al aborto y se impidi¨® el avance de leyes contra los inmigrantes como las de Arizona en 2010.
¡°Es el tema m¨¢s importante de estas elecciones. Sin m¨¢s¡±, escribe Ari Berman, el autor del libro Give Us The Ballot. Berman se refiere a la influencia de la mayor¨ªa conservadora en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha dejado regulaciones como ¡®Citizens United¡¯, el caso que abri¨® las campa?as electorales a la financiaci¨®n privada y opaca, as¨ª como el fin de la provisi¨®n de la Ley de Derecho a Voto de 1965 que proteg¨ªa a las minor¨ªas raciales y que fue revocada en 2015. Los dos casos han movilizado a un sector del electorado dem¨®crata que ve en la victoria de Clinton y en su selecci¨®n de jueces, la posibilidad de revertir dos de sus m¨¢s importantes derrotas de los ¨²ltimos a?os.
La m¨¢s grave, el bloqueo a la reforma de inmigraci¨®n de Obama, tambi¨¦n podr¨ªa tener una segunda oportunidad. Las declaraciones xen¨®fobas del candidato republicano han convertido la inmigraci¨®n en un asunto central de esta campa?a desde el d¨ªa que anunci¨® su apuesta presidencial. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, el Supremo dej¨® vacante la sentencia sobre la reforma aprobada por Obama el pasado verano, por lo que no sali¨® adelante.
Clinton ha prometido ir a¨²n m¨¢s lejos si llega a la Casa Blanca y la nueva composici¨®n del Supremo facilitar¨ªa su entrada en vigor. Una corte de mayor¨ªa progresista tambi¨¦n podr¨ªa expandir estos avances en casos como el de la igualdad de derechos de las personas transg¨¦nero, reforzar el derecho al aborto, limitar la influencia de las grandes fortunas en las campa?as electorales o respaldar la regulaci¨®n de las armas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.