Italia, puerto solidario
No solo rescata cada a?o a 150.000 migrantes, tambi¨¦n trata de acoger a los que rechazan Francia y Alemania
El diputado Marazziti lo tiene claro: ¡°Europa es una vieja se?ora, casi sin descendencia, que tiene que decidir si quiere seguir envejeciendo sola, encerrada en su hermosa casa, rodeada de muebles, cuadros y joyas, o compartiendo el futuro con los que llegan. Las migraciones, en vez de un peligro, son una gran ocasi¨®n. Una transfusi¨®n de futuro y solidaridad para la vieja se?ora¡±.
Mario Marazitti, presidente de la Comisi¨®n de Asuntos Sociales de la C¨¢mara de Diputados, asegura que Italia, al contrario que otros pa¨ªses de Europa, ya ha tomado una decisi¨®n. No solo salva a los migrantes de morir ahogados en el Mediterr¨¢neo a raz¨®n de 150.000 por a?o, sino que tambi¨¦n los acoge, de forma efectiva y silenciosa, por todo su territorio. Las estad¨ªsticas del Ministerio del Interior demuestran que cada regi¨®n italiana, en funci¨®n de su poblaci¨®n y recursos, recibe a una parte de los 160.000 migrantes que ¡ªcon las expectativas cerradas de seguir su camino hacia el norte de Europa¡ª intentan salir adelante en Italia. Lombard¨ªa, con el 13%, y Sicilia, con el 11%, son las regiones que reciben a un mayor n¨²mero de migrantes. Salvo casos muy puntuales, aunque debidamente amplificados por los partidos xen¨®fobos y algunos medios de comunicaci¨®n, la pol¨ªtica de rescate y acogida del Gobierno de Matteo Renzi est¨¢ siendo bien acogida por los ciudadanos.
¡ª?A pesar de que algunos sectores insisten en relacionar inmigraci¨®n con delincuencia?
¡ªEs que eso es absolutamente falso. No hay conexi¨®n entre inmigraci¨®n y criminalidad, como no hay ninguna conexi¨®n entre inmigraci¨®n y terrorismo. Ninguna. Y no es una opini¨®n m¨ªa. Lo dicen los datos. No hay ning¨²n tipo de conexi¨®n. Se trata tan solo de la instrumentalizaci¨®n que hace una peque?a parte de la pol¨ªtica, que busca construir el miedo y la preocupaci¨®n para obtener una ventaja electoral.
Quien as¨ª responde no es un activista entusiasta de una ONG de ayuda a los refugiados, ni siquiera un pol¨ªtico de izquierdas enfrentado a la Liga Norte, cuyo l¨ªder, Matteo Salvini, trata de agrupar a la derecha m¨¢s radical a trav¨¦s de un discurso xen¨®fobo en el que llega a llamar ¡°contrabandista de personas¡± al Gobierno de Renzi por utilizar los barcos de la Marina Militar o la Guardia Costera para rescatar migrantes. Quien responde con tanta contundencia ¡ªahuyentando con datos el viejo miedo al extranjero¡ª es el prefecto Mario Morcone, jefe del departamento de Inmigraci¨®n del Ministerio del Interior. ¡°Nuestro pa¨ªs¡±, explica Morcone, ¡°era hasta hace poco un lugar de paso para los migrantes, pero ahora, al ser rechazados por Francia o Alemania, no tienen m¨¢s remedio que quedarse aqu¨ª. En la actualidad, son casi 160.000 las personas que tenemos en situaci¨®n de acogida, distribuidas por todo el territorio, sostenidas por familias, asociaciones y Ayuntamientos. Pero hoy la apuesta no es tanto la acogida, sino la inclusi¨®n y la integraci¨®n¡±.
A este respecto, el Estado italiano est¨¢ empezando a buscar el apoyo de la sociedad civil. Un ejemplo son los corredores humanitarios puestos en marcha por la Comunidad de San Egidio y la Iglesia Evang¨¦lica. El caso m¨¢s conocido es el que, a modo de ejemplo, protagoniz¨® el papa Francisco cuando, el pasado 17 de abril, acogi¨® en su avi¨®n de regreso de Lesbos a 12 refugiados de Siria. ¡°Nuestros corredores humanitarios¡±, explica la profesora Daniela Pompei, de San Egidio, ¡°han hecho suscitar cosas impensables en toda Italia, incluso en los pueblos m¨¢s pobres del sur. Han revitalizado el n¨²cleo de muchas familias, han dado vida a muchas asociaciones que estaban ensimismadas y que ahora ense?an la lengua italiana o un oficio a los reci¨¦n llegados¡±.
Tanto en el prefecto Morcone como en la profesora Pompei y en el diputado Marazziti, se percibe un cierto orgullo de pa¨ªs. De que, a pesar de las dificultades y los errores marca de la casa ¡ªla polic¨ªa ya ha desarticulado redes mafiosas que se aprovechaban de los fondos destinados a la acogida¡ª, Italia est¨¢ siendo un ejemplo de solidaridad. Sobre todo en comparaci¨®n con pa¨ªses que, como Espa?a, a¨²n no han aceptado ning¨²n corredor humanitario ni acogido al n¨²mero de refugiados al que se hab¨ªan comprometido, o a aquellos otros, como Hungr¨ªa y Polonia, que ¡°despu¨¦s de haber recibido tantos beneficios de Europa¡±, denuncia Morcone, ¡°ahora cierran las puertas¡±.
¡°Los italianos¡±, concluye el prefecto, ¡°tenemos un gran sentimiento europeo, seguimos creyendo en la casa com¨²n. De vez en cuando protestamos, pero vamos haciendo camino¡±.
Frases sin sentido para escurrir el bulto
Ante las im¨¢genes terribles de los naufragios, una de las maneras habituales de intentar escurrir el bulto se traduce en una frase: ¡°Ayud¨¦mosles en sus pa¨ªses¡±. El diputado Marazziti replica: ¡°Es una frase sin sentido, pero que viene multiplicada por los medios otorg¨¢ndole dignidad al sinsentido vulgar de los populistas. ?En qu¨¦ casa? ?En qu¨¦ pa¨ªs? ?Bombardeados? ?Esclavizados? ?En manos del Estado Isl¨¢mico? Este sinsentido est¨¢ vaciando el alma de Europa y de los europeos¡±. Otro aspecto del lenguaje equivocado, seg¨²n el diputado, es la distinci¨®n entre refugiados e inmigrantes econ¨®micos: ¡°Todos son migrantes forzosos¡±.
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