Un documental franc¨¦s retrata c¨®mo es la vida bajo el califato del ISIS

¡°No son igualitarios para la vida cotidiana, pero para el castigo s¨ª, no hay distinci¨®n de g¨¦nero¡±. El periodista franc¨¦s Kamal Redouani gasta fina iron¨ªa cuando relata las represalias contra una persona que osa fumarse un cigarrillo en territorio del?autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s). O bien se le azota en p¨²blico o bien se le deja durante d¨ªas metido en una jaula instalada en el centro de la ciudad, como escarmiento y advertencia al resto de la poblaci¨®n. Como ¡°deshonra p¨²blica¡±, precisa el reportero.

En la ciudad siria de Tal Abyad, pr¨®xima a la frontera con Turqu¨ªa, esa jaula tiene barrotes de color rosa, blanco y azul. Liberada de la ocupaci¨®n del ISIS por los rebeldes al r¨¦gimen de Bachar el Asad, es un pueblo que Redouani, experto en el mundo ¨¢rabe, ha conocido bien durante sus incursiones en los ¨²ltimos 10 a?os en Siria, Libia e Irak, c¨¢mara en mano, siguiendo los pasos de los terroristas. Con parte de ese material ha montado el documental Daesh, el origen del terror, presentado esta semana en la 22? edici¨®n del Festival de Cine Franc¨¦s de M¨¢laga que organiza la Alianza Francesa.

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Su objetivo principal es aclarar cu¨¢les son las ra¨ªces ¡°de este mal¡± y responder qui¨¦nes son y c¨®mo ha sido su evoluci¨®n. No solo le interesa contar el terror. Por ejemplo, el calvario de las mujeres yazad¨ªes, tratadas como esclavas y ¡°compradas y vendidas como ganado¡±, y de sus hijos, formados para la guerra y para ¡°hacerse explotar¡±. O c¨®mo los habitantes de las poblaciones tomadas por los yihadistas entregan a sus hijos a cambio de poder sobrevivir y subsistir con lo m¨¢s b¨¢sico. O la afici¨®n de los terroristas por cortar cabezas y exhibirlas en una pica a la vista de todos.

A Redouani, de 48 a?os, le motiva sobre todo mostrar y ¡°dar voz¡± a los h¨¦roes an¨®nimos que luchan por sus libertades. Como Erina, una joven de 24 a?os de Tal Abyad, que cuando el ISIS fue expulsado de su ciudad compr¨® una c¨¢mara de fotos para mostrar en un blog a las personas que estaban cerca de los terroristas. ¡°Me parece que tiene una valent¨ªa extraordinaria, se juega la vida. Pusieron una bomba en su casa y solo se salv¨® porque no estaba en ese momento¡±, cuenta el realizador. ¡°Si vuelvo una y otra vez es porque hay gente que me acoge, me ayuda, me alimenta, me protege¡±, a?ade. Y le da lo que no tiene.

El reportero cierra el documental con el testimonio de Abu Saif, miembro del Ej¨¦rcito Libre Sirio a quien conoce desde el principio de la rebeli¨®n en este pa¨ªs. La ¡°gran obsesi¨®n¡± del miliciano es liberar Raqa, una de las capitales del ISIS en la que est¨¢n presas su madre y su hermana. ¡°Es un claro ejemplo de la historia de Siria despu¨¦s de la revoluci¨®n. Es una persona que nada ten¨ªa que ver con ella y son las circunstancias las que marcan su evoluci¨®n. Intent¨® ser captado por los yihadistas para combatir bajo sus ¨®rdenes, se neg¨® y tuvo que huir a Turqu¨ªa porque tem¨ªa por su vida. Y ahora lucha creyendo en la democracia y las libertades¡±, explica Redouani sobre Saif, quien en la cinta le lanza un deseo al franc¨¦s: ¡°Iremos juntos¡±.

El pr¨®ximo destino del periodista, inminente, es Mosul. Quiere contar su liberaci¨®n. Redouani ha grabado su material entre atentados y bombardeos, ha estado secuestrado cuatro d¨ªas y le han puesto una kalashnikov en la cabeza. Volver¨¢ pronto a Siria e Irak. Para el ISIS augura la clandestinidad. ¡°Como proviene de Al Qaeda, pienso que su futuro es ese¡±, subraya.

Pone el ejemplo de Sirte, ciudad libia en manos de los yihadistas. ¡°He visto cubos de basura llenos de pelo de barba, es decir, se est¨¢n afeitando para poder pasar inadvertidos como poblaci¨®n local cuando la ciudad sea liberada. Cualquiera de ellos puede acabar siendo perfectamente un vendedor de tomates, hasta el d¨ªa que toque poner una bomba¡±, subraya. Porque no cree que el paso a la sombra que vaticina para el ISIS acabe con su pol¨ªtica de terror. Su ideolog¨ªa se ha extendido por Occidente y ¡°hay que ver hasta qu¨¦ punto los servicios de informaci¨®n son capaces de aislar a estos grupos o controlar sus v¨ªas de financiaci¨®n¡±.