Dos activistas yazid¨ªes y antiguas esclavas sexuales del ISIS ganan el premio S¨¢jarov

El Parlamento Europeo ha concedido este jueves el premio S¨¢jarov a la libertad de conciencia a Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, dos mujeres yazid¨ªes v¨ªctimas del Estado Isl¨¢mico. Los otros finalistas eran el periodista turco Can Dundar, arrestado el a?o pasado por el Gobierno de Ankara por difundir im¨¢genes del contrabando de armas de los servicios de inteligencia turcos a los rebeldes en Siria y ahora en el exilio, y el antiguo disidente sovi¨¦tico y defensor de los derechos del pueblo t¨¢rtaro Mustafa Dzhemilev.

M¨¢s informaci¨®n

M¨¢s S¨¢jarov, por favor

Los yazid¨ªes: una de las minor¨ªas acosadas y en declive en Irak

Las fuerzas kurdas logran una victoria estrat¨¦gica contra ISIS en Irak

Bagdad denuncia la muerte de 500 yazid¨ªes a manos de los yihadistas

El galard¨®n, anunciado por el presidente de la Euroc¨¢mara, Martin Schulz, en Estrasburgo (Francia), donde esta semana se celebra el pleno, es el m¨¢ximo reconocimiento que otorgan las instituciones comunitarias a personas que se hayan distinguido por su defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, y est¨¢ dotado con 50.000 euros para el ganador. La candidatura de las mujeres yazid¨ªes ha sido impulsada por los grupos socialista y liberal de la Euroc¨¢mara. ¡°Son supervivientes del cautiverio del Daesh, en el que fueron utilizadas como esclavas sexuales, y son hoy, tras su huida, portavoces de las mujeres v¨ªctimas de la campa?a de violencia sexual del Daesh¡±, ha resaltado el Parlamento Europeo.

Los yazid¨ªes son un grupo etnoreligioso, de cultura y habla kurda, cuyo credo se remonta al zoroastrismo. Se estima que los seguidores de esa religi¨®n sincr¨¦tica y secretista de ra¨ªces preisl¨¢micas, rondan el medio mill¨®n de personas, la mitad de las cuales viv¨ªan en Irak, sobre todo en la comarca de Sinjar, y el resto repartidos entre Armenia, Georgia, Ir¨¢n, Rusia, Siria y Turqu¨ªa, aunque la emigraci¨®n tambi¨¦n les ha trasplantado a EEUU o el Reino Unido.

Con la llegada del Estado Isl¨¢mico (ISIS) en 2014, esa minor¨ªa se convirti¨® en el m¨¢ximo exponente de la crueldad de los fan¨¢ticos. Pero su marginaci¨®n no es nueva. Siempre han vivido atrapados entre el olvido del Gobierno central, el radicalismo de los islamistas musulmanes (que los consideran herejes) y las ambiciones territoriales de los kurdos que reclaman sus tierras ancestrales. Desde la ¨¦poca otomana han sido v¨ªctimas del prejuicio popular que les considera adoradores del diablo por su veneraci¨®n al ¨¢ngel ca¨ªdo que otros credos llaman Lucifer o Sat¨¢n.

La elecci¨®n de Murad y Bashar como receptoras del premio S¨¢jarov de este a?o no s¨®lo visibiliza el genocidio de los yazid¨ªes sino tambi¨¦n el uso de la violencia sexual como arma de guerra. Cuando las huestes del ISIS entraron a sangre y fuego en Sinjar, cientos de hombres fueron asesinados; las mujeres, tras ser golpeadas y violadas, eran regaladas o vendidas como esclavas sexuales. Las ahora galardonadas son dos de las supervivientes de la brutal agresi¨®n yihadista sobre su comunidad.

Ambas mujeres comparten un estremecedor relato de supervivencia en medio de las atrocidades del Estado Isl¨¢mico. Hace dos a?os el ISIS asesin¨® a todos los hombres del municipio de Kocho, el pueblo natal de Aji Bashar y Murad. En la masacre, Murad perdi¨® a seis hermanos y a su madre, asesinada junto a otras ochenta mujeres mayores a las que los terroristas consideraron sin valor sexual. Los supervivientes, las mujeres y los ni?os del pueblo, fueron secuestrados, y las j¨®venes fueron vendidas como esclavas sexuales. Entre ellas se encontraba Aji Bashar, hoy premiada, con sus seis hermanas. En su descenso al submundo de los yihadistas, fue vendida hasta cinco veces por los terroristas y obligada a fabricar bombas y chalecos suicidas en Mosul.

Tanto Murad como Bashar lograron finalmente escapar de las redes del Estado Isl¨¢mico. Si bien pagaron un alto precio para lograrlo: ¡°Bashar trat¨® de escapar varias veces hasta finalmente conseguirlo el pasado abril con ayuda de su familia, que pag¨® los servicios de transportistas clandestinos locales. Al poco de atravesar la frontera kurda, en su huida hacia el territorio controlado por el Gobierno iraqu¨ª, con los militantes del Daesh pis¨¢ndole los talones, le explot¨® una mina terrestre, matando a dos conocidos y dej¨¢ndola a ella misma malherida y casi ciega¡±, explica la Euroc¨¢mara.

De las cuatro mil mujeres y ni?as esclavizadas, algunas de apenas nueve a?os, Yazda, una ONG dedicada a preservar la memoria de los yazid¨ªes, ha contabilizado el retorno de 2.070. Unas cuantas lograron escapar de sus captores; otras han sido compradas por sus familias a trav¨¦s de intermediarios; las menos, fueron liberadas durante las operaciones militares. Tambi¨¦n las hubo que no pudieron soportar el horror y se suicidaron, seg¨²n han relatado sus compa?eras de cautiverio.

Seg¨²n el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ¡°la mayor parte se encuentra en Siria, donde las mujeres siguen siendo esclavizadas sexualmente¡±. No obstante, testimonios de residentes en Mosul tambi¨¦n han revelado tras el lanzamiento de la ofensiva militar para recuperar esa ciudad que ¡°hay varias chicas yazid¨ªes entre los presos [que el ISIS mantiene] en los hospitales Ibn Sina y Al Jomhuri¡±.