Rid¨ªculo europeo en Valonia
La resistencia de un parlamento regional a aprobar el Tratado Comercial de la UE con Canad¨¢ es otra muestra de las tendencias centrifugas y desintegradoras
La ocurrido en Valonia con la resistencia de su parlamento regional a la aprobaci¨®n del Tratado Comercial de la UE con Canad¨¢ ha sido otra muestra de las tendencias centrifugas y desintegradoras que amenazan la construcci¨®n europea. El hecho de que una regi¨®n de B¨¦lgica, con 3,5 millones de habitantes, haya podido tener bloqueada la decisi¨®n de toda la UE, en la que habitan 508 millones de personas, ha puesto en rid¨ªculo a Europa, B¨¦lgica y la propia Valonia.
M¨¢s all¨¢ de lo comprensibles que puedan resultar algunas de las demandas de los l¨ªderes de una regi¨®n aquejada de graves problemas de desindustrializaci¨®n, la mera posibilidad de que una peque?a regi¨®n que no llega al 1% de la poblaci¨®n de la Uni¨®n Europea pueda bloquear un Tratado largamente negociado entre los 28 estados miembros y Canad¨¢, es altamente ilustrativo de las fragilidades de la UE.
En este caso, el desaguisado procede de la conjunci¨®n del requerimiento de unanimidad para la aprobaci¨®n de los tratados comerciales con el pintoresco caso de que B¨¦lgica haya condicionado su posici¨®n en estos temas a la aprobaci¨®n simult¨¢nea de los parlamentos Flamenco y Val¨®n, lo que vale a transferir el derecho de veto a las regiones.
El origen de esta engorrosa situaci¨®n se encuentra en los intereses encontrados entre Flandes y Valonia en relaci¨®n al tr¨¢fico de armas. Flandes, que no produce armas, tiene una actitud m¨¢s estricta, mientras que Valonia, productora y exportadora de armamento, tiende a ser tradicionalmente m¨¢s proclive a la flexibilidad con este tipo de comercio. La dificultad para alcanzar un acuerdo se resolvi¨® trasfiriendo los poderes del estado federal en temas de comercio internacional a las regiones. Con ello se traslad¨® la capacidad de decisi¨®n hacia niveles inferiores de gobierno que no tienen los incentivos adecuados para interiorizar los intereses del conjunto del pa¨ªs y mucho menos de toda la Uni¨®n Europea. M¨¢s bien al contrario, esto coloca a los parlamentos regionales en una posici¨®n proclive a hacerse valer y notar manteniendo rehenes de su voluntad a todos los estados miembros de la Uni¨®n.
Lo que ha sucedido en Valonia es un caso que ilustra muy bien c¨®mo el desplazamiento de la capacidad de decisi¨®n en cuestiones de inter¨¦s general desde la esfera de los Estados Miembros hacia las regiones puede favorecer las tendencias desintegradoras y va en contra de la direcci¨®n que se requiere para superar algunas de las fragilidades de la actual arquitectura de la Uni¨®n, que est¨¢ necesitada de mayores poderes a nivel europeo o federal y de unas reglas de decisi¨®n que sean menos propensas a caer cautivas de los intereses de grupos o sectores minoritarios.
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