Lo que mueve el voto americano
Viaje a tres pueblos diminutos de New Hampshire, que son los primeros en elegir al presidente de EE UU, refleja que las campa?as no son decisivas
Antes que en ning¨²n otro sitio, el primer lugar de Estados Unidos donde se elige al presidente es la taberna de Roland Proulx, en Millsfield, una pedan¨ªa cerca de la frontera con Canad¨¢. En los primeros instantes del 8 de noviembre la treintena de vecinos del pueblo est¨¢n llamados a esa urna, ya que Millsfield es uno de los tres diminutos enclaves del norte de New Hampshire -junto con Hart¡¯s Location y Dixville Notch- con la peculiar potestad de votar en la medianoche del d¨ªa D. No tienen cobertura de m¨®vil, el GPS titubea y no hay traj¨ªn de candidatos, pero ser¨¢n los primeros pueblos en tener los resultados de las presidenciales entre Hillary Clinton y Donald Trump, apenas unos minutos despu¨¦s de las 12, cuando en el resto del pa¨ªs a¨²n falten varias horas para empezar a meter papeletas.
Hasta este a?o, el colegio electoral de Millsfield era el sal¨®n de Sonja Sheldon, que tiene 78 a?os y una casa hu¨¦spedes con chimenea, vistas a un pantano y una tonelada de batallas que contar. Creci¨® en una familia de granjeros de Massachusetts, tuvo un nefasto primer matrimonio y despu¨¦s se cas¨® con Charlie, 21 a?os m¨¢s joven que ella. Rumia poco el voto. ¡°He sido republicana toda mi vida, como todos en casa, los vot¨¦ desde joven, cuando no sab¨ªa ni en qu¨¦ se diferenciaban de los dem¨®cratas¡ He votado a los dem¨®cratas una sola vez en mi vida: cuando se present¨® el productor de cacahuetes¡±. Se refiere a Jimmy Carter, presidente en 1976. ¡°Nosotros tambi¨¦n ¨¦ramos agricultores¡±, remacha, como quien esgrime el argumento total, el m¨¢s obvio.
?Qu¨¦ mueve el voto de un americano? Dec¨ªa Theodor H. White, autor del cl¨¢sico The making of a president (La construcci¨®n de un presidente, 1960), que los estadounidenses eligen a su m¨¢ximo mandatario en un juego de equilibrio personal, entre su pasado y su futuro. ¡°El pasado consiste en su bagaje ¨¦tnico, en lo que su padre votaba, los cuentos que su madre le contaba, los prejuicios que ha acumulado y el estatus social heredado¡±, mientras que el futuro se basaba en los sue?os y en los miedos: ¡°Si es un granjero, el miedo de perder el trabajo, si es un negro, su aspiraci¨®n a la libertad igualitaria¡¡±.
Sonja, dice, se acab¨® arrepintiendo de votar al agricultor, como le ocurri¨® a mucha otra gente, as¨ª que Jimmy Carter no sali¨® reelegido. Hab¨ªa arrasado en las elecciones, pero, despu¨¦s, la crisis del petr¨®leo, el ataque en Ir¨¢n y el trauma posterior a la guerra de Vietnam se lo llevaron por delante. Dec¨ªa tambi¨¦n White que hay un temor transversal a todos los estadounidenses, y es lo que Am¨¦rica haga en la paz y en la guerra. El terrorismo y la divisi¨®n constituyen hoy tambi¨¦n esos miedos transversales los vecinos de estos pueblos tranquilos.
Hay quien vota en l¨ªnea con lo que ha mamado y quien lo hace en contra, como Wayne Urso, que aborreci¨® el ambiente sindicalizado en el que creci¨®. Muchos miembros de su familia, cuenta, trabajaban en la Western Electric e "iban a la huelga continuamente para pedir aumentos de sueldo, as¨ª los costes se dispararon y acab¨® cerrando¡±. ¡°Y no soy republicano, pero soy conservador, cuando vives en un pueblo como este, en el que t¨² lo haces todo, te haces as¨ª, cuanto menos Estado, mejor¡±.
El movimiento libertario tiene un fuerte arraigo en New Hampshire, un estado peque?o y pr¨®spero, de mayor¨ªa blanca, que figura entre los m¨¢s permisivos con las armas, con menor presi¨®n fiscal, y entre los primeros en aprobar el matrimonio gay. Su lema oficial: vive libre o muere. All¨ª se entiende una rareza electoral como la de sus pueblos de las Monta?as Blancas. Es tambi¨¦n un estado clave en estos comicios.
Para que el recuento electoral a medianoche sea posible, todo el mundo tiene que participar, aunque se abstenga, porque debe avisar por escrito de que no votar¨¢ y que, por tanto, pueden empezar a contar los votos. Hay cierta rivalidad entre los tres enclaves sobre cu¨¢l acaba antes y en eso, claro, Dixville Notch, con una docena de habitantes, lleva ventaja. Hasta que cerr¨®, sol¨ªan votar en un gran hotel que se convert¨ªa en una fiesta llena de prensa. Pero algunos vecinos de Millsfield critican que casi nadie vive all¨ª en realidad, aunque est¨¦n registrados.
Hart¡¯s, con 42 vecinos, es la ¨²nica ciudad con t¨ªtulo como tal, y la m¨¢s antigua en la costumbre del voto temprano, pues data de 1948. Est¨¢ situada cerca del Bretton Woods, el m¨ªtico resort de monta?a donde despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial se fij¨® la nueva disciplina monetaria, se cre¨® el FMI, el Banco Mundial y, adem¨¢s de todo eso, se oficializ¨® a Estados Unidos como primera potencia. Por eso periodistas de medio mundo llegan hoy hasta el punto m¨¢s rec¨®ndito de New Hampshire a preguntarle a sus vecinos a qui¨¦n piensan votar.
Mark Dindorf podr¨ªa ser el hijo de Don Draper, el protagonista de Mad Men, aquella serie de publicistas de Nueva York en los a?os sesenta. Su padre trabajaba en la agencia BBDO de la Avenida Madison y viv¨ªan en un suburbio conservador de Nueva Jersey. ¡°Me marc¨® much¨ªsimo el Watergate, me sent¨ª muy traicionado por c¨®mo se hab¨ªa menoscabado la integridad de la presidencia¡±. Ha sido dem¨®crata la mayor parte de su vida y ¨¦l y su familia votar¨¢n a Clinton, tampoco ha habido vacilaci¨®n.
Hart¡¯s, con 42 vecinos, es la ¨²nica ciudad con t¨ªtulo como tal, y la m¨¢s antigua en la costumbre del voto temprano, pues data de 1948
Hay quien ha investigado los efectos de las campa?as en el voto y determinado que, aunque influyen, rara vez resultan decisivas, como explican John Sides y Lynn Vavreck en The Gamble. Desde el New Deal, los presidentes que se presentan cuando la econom¨ªa crece ganan y los que lo hacen cuando cae, pierden.
Dindorf trabaja en el Notchland Inn, un hotel rural lleno de encanto y con historia de fantasmas incluida: Nancy Barton, fallecida en el siglo XVIII en una tormenta de nieve cuando buscaba a su amante. Lo restauraron y abrieron en los noventa Ed Butler y su marido, Less, procedentes de Nueva York. Butler, representante dem¨®crata de la C¨¢mara estatal, considera que Hart¡¯s se ha ido volviendo m¨¢s progresista en los ¨²ltimos a?os. A su juicio, ¡°la derecha aqu¨ª era moderada, pero ha ocurrido lo que en el resto del Estado, que el partido Republicano se ha escorado a la derecha y el votante no lo acompa?a¡±.
Butler habla en una caba?a que hace las veces de Ayuntamiento y de colegio electoral de Hart¡¯s. All¨ª, en cartulinas, figuran los resultados electorales de los ¨²ltimos 20 a?os. Todos coinciden con el que qued¨® en el conjunto de Estados Unidos, salvo al llegar a 1996, cuando Bob Dole sac¨® 13 votos y Bill Clinton 12.
Algunos en el pueblo tienen perfectamente se?alado el punto de inflexi¨®n en su vida pol¨ªtica. Lindsay Lankin vot¨® a los republicanos hasta el segundo mandato de Bush hijo, cuando vio que el partido mezclaba la religi¨®n con la pol¨ªtica. ¡°Los padres fundadores separaron ambas cosas, no puedo aceptar que lo mezclaran¡±.
Conoci¨® a su marido, Phil, a trav¨¦s de Match.com cuando ambos enviudaron. Maestra ella y qu¨ªmico ¨¦l, ambos jubilados, se mudaron a Hart¡¯s. Hace un par de a?os los cas¨® en su casa Ed Butler, el due?o del hotel. Juntaron a los vecinos para una barbacoa y les sorprendieron cont¨¢ndoles que estaban en una boda.
Para Phil, ¡°nunca ha habido un presidente como Franklin Delano Roosevelt¡±, el art¨ªfice de ese plan econ¨®mico posterior a la Gran Depresi¨®n. ¡°Todos estaban contentos con ese hombre¡±, dice, aunque tambi¨¦n expresa admiraci¨®n por Dwight D. Eisenhower, que, recalca, hizo esa autov¨ªa por la que uno puede llegar al norte de New Hampshire sin dejarse media vida.
Pero Eisenhower perdi¨® en Hart¡¯s en 1956. Una foto atestigua que se llev¨® tres votos, frente a los cinco de Adlai Stevenson. En Millsfield, en cambio, arras¨®, le votaron todos los vecinos. Ahora esperan el 7 con ansia. Los de Millsfield hab¨ªan abandonado la costumbre del voto nocturno hace a?os y lo recuperaron con las primarias, el pasado febrero. Entonces Ted Cruz arras¨® ante Donald Trump y Clinton gan¨® a Sanders por dos votos a uno, justo lo contrario a lo que ocurri¨® en el resto del Estado. Puro New Hampshire, la tierra del vive libre o muere.
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