El arzobispo primado de M¨¦xico pide perd¨®n a los homosexuales por haberles ofendido

La llegada del nuevo nuncio del Papa ha surtido su primer efecto. En plena batalla contra el matrimonio homosexual, el arzobispo primado de M¨¦xico y l¨ªder del sector m¨¢s conservador, Norberto Rivera, enton¨® un inesperado mea culpa y se excus¨® en p¨²blico por haber empleado ¡°t¨¦rminos ofensivos¡± contra los que denomin¨® ¡°hombres y mujeres con atracci¨®n hacia el mismo sexo¡±. ¡°Les pido perd¨®n si he utilizado palabras que no son las adecuadas¡±, afirm¨® p¨²blicamente Rivera.

El ins¨®lito gesto tuvo como escenario un acto para promover la ¡°castidad¡± entre los homosexuales. En ese ambiente de pureza cat¨®lica, un gay con VIH se quej¨® ante el cardenal del rechazo que hab¨ªa sentido por parte de la Iglesia. ¡°No se trata de una opci¨®n, sino de una orientaci¨®n. Desear¨ªa que los ministros de la Iglesia se enteraran para que no reprendan a las personas con atracci¨®n hacia el mismo sexo pregunt¨¢ndoles si no les da verg¨¹enza sentir eso¡±, dijo el participante.

Ante esta petici¨®n, no se sabe si preparada o no, el cardenal respondi¨®: ¡°Cuando llegu¨¦ a los 60 a?os, ya no me gust¨® que me dijeran joven; cuando me dieron mi tarjeta de la tercera edad, no me agrad¨® que se refirieran a m¨ª como persona de la tercera edad, para m¨ª lo correcto era que me dijeran viejo; pero otros se enojan si les dicen as¨ª. Por lo que a m¨ª se refiere, les pido nuevamente perd¨®n si he utilizado palabras que no son las adecuadas, pero sepan que de ninguna manera mi intenci¨®n ha sido ofenderles¡±.

Su contestaci¨®n supuso un repliegue, o al menos un giro ante los desmedidos ataques lanzados en los meses anteriores contra el colectivo gay. El m¨¢s grave se registr¨® a finales de septiembre pasado cuando el semanario de la arquidi¨®cesis Desde la fe, el altavoz predilecto del purpurado, atribuy¨® a los homosexuales todo tipo de calamidades: aumento de enfermedades de transmisi¨®n sexual, desestabilizaci¨®n emocional de los menores, peor rendimiento escolar y hasta un mayor riesgo de agresi¨®n sexual: ¡°Un ni?o tiene m¨¢s posibilidades de sufrir abusos sexuales de un padre homosexual¡±, afirm¨® la revista. Como remate, el incendiario art¨ªculo negaba que el Papa hubiese dicho que la Iglesia tuviese que disculparse con los gais por la forma en que se les trataba. Por el contrario, el semanario citaba al cardenal Rivera: ¡°S¨®lo hay que pedir perd¨®n cuando se ha ofendido¡±.

Un mes despu¨¦s, el primado ha tenido que enmendar sus propias palabras y disculparse. En este cambio de actitud, que en ning¨²n modo desactiva la ofensiva contra el matrimonio homosexual, ha influido la llegada a M¨¦xico del nuevo nuncio, el arzobispo italiano Franco Coppola. Hombre pr¨®ximo al Papa, su tarea es poner orden en una Iglesia en llamas, volcada en un dur¨ªsimo conflicto con el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto y que, tras la salida de su antecesor, ha quedado al mando de Rivera y los sectores ultras.

El cardenal, de 74 a?os, vive en los ant¨ªpodas de la doctrina Francisco. Elegido en tiempos de Juan Pablo II, el primado encarna los modos antiguos del inmovilismo eclesial. Carism¨¢tico, influyente y cercano al poder, su monolitismo ideol¨®gico le ha hecho impermeable a todo tipo de crisis, incluida la abierta por su defensa del pederasta Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Bajo su direcci¨®n, aprovechando la debilidad del presidente de la conferencia episcopal mexicana, los prelados han lanzado una oleada de manifestaciones que ha desbordado el mero rechazo al matrimonio homosexual. La movilizaci¨®n ha atacado frontalmente a Pe?a Nieto por su ¡°ret¨®rica populista¡± y ha tratado de modificar la Constituci¨®n para incluir un concepto de familia acorde a su ideolog¨ªa y abrir as¨ª las puertas de la educaci¨®n a la iglesia. En este pulso al Estado laico, Rivera y su halcones no han dudado en rescatar de las catacumbas a la ultraderecha mexicana, convirtiendo su reivindicaci¨®n en un combate netamente pol¨ªtico.

Frente este escenario, el reci¨¦n llegado nuncio se ha movido discretamente, pero con un objetivo claro: reducir la tensi¨®n. Para ello cuenta con una llave de oro: la jubilaci¨®n en un a?o de Rivera. Ese ser¨¢ el momento clave, seg¨²n los expertos, para cambiar el rumbo de un episcopado patricio y ahormado a los modos palaciegos de Juan Pablo II. Justo lo contrario de lo que predica Francisco, como qued¨® patente en su visita de febrero, cuando no dud¨® en reprochar a los prelados su cercan¨ªa a los ¡°faraones¡±. En la misma catedral de la Ciudad de M¨¦xico, de la que es obispo Rivera, el Papa record¨® entonces a la jerarqu¨ªa que la Iglesia no necesita ¡°pr¨ªncipes¡± y les exigi¨® que abandonasen sus intrigas y saliesen a la calle para atender las necesidades de los pobres y oprimidos. De momento, el nuncio ha logrado una primera victoria.