El gigante dormido de Marruecos
La muerte del vendedor de Alhucemas ha despertado el sentimiento de humillaci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles hacia el Estado


Alhucemas parece una ciudad como cualquier otra de Marruecos. El mi¨¦rcoles por la noche los hombres se sientan relajados a mirar c¨®mo empata el Real Madrid contra el Legia, como si nada hubiera pasado hace cuatro d¨ªas. Pero Alhucemas no es una ciudad cualquiera. Es el coraz¨®n del Rif, la regi¨®n donde Abdelkrim infligi¨® en 1921 al Ej¨¦rcito espa?ol la derrota del desastre de Annual. Y el Rif es tambi¨¦n la tierra que se rebel¨® en 1958 contra la monarqu¨ªa marroqu¨ª, la misma regi¨®n que Hassan II margin¨® con 40 a?os de abandono para castigarla por sus afanes independentistas.
El desarraigo entre la monarqu¨ªa y el Rif es tan profundo que Mohamed VI emprendi¨® en 1999 su primer viaje como rey en Marruecos a esta ciudad de 60.000 habitantes para sellar la reconciliaci¨®n con el norte del pa¨ªs. Pero la pobreza sigui¨® mordiendo a los rife?os y ceb¨¢ndose con ellos. En 2004 un terremoto mat¨® a 600 personas en Alhucemas. Y el 20 de febrero de 2011, durante las protestas de la primavera ¨¢rabe marroqu¨ª, sucedi¨® algo que nadie olvida: murieron cinco j¨®venes en circunstancias a¨²n sin aclarar.
Este viernes, el vendedor ambulante Mouhcine Fikri falleci¨® triturado dentro de un cami¨®n de la basura cuando intentaba recuperar la mercanc¨ªa que le acaba de confiscar la polic¨ªa. Llevaba media tonelada de pez espada, especie cuya pesca est¨¢ prohibida en Alhucemas en octubre y noviembre. Normalmente, el pescado que se requisa en Alhucemas suele entregarse al orfanato o una residencia de ancianos. Esa vez, sin embargo, la polic¨ªa retir¨® el producto en plena calle con la intenci¨®n de destruirlo ante los ojos de todo el mundo. La opini¨®n que sostienen casi todos los consultados es que en el puerto hay una mafia de pescado y quien no se somete a ella tiene que recibir una lecci¨®n en p¨²blico para que no cunda el ejemplo.
Media tonelada de pescado, comprada en el mercado negro del puerto por Fikri, pudo costarles el equivalente a unos 6.000 euros. Si se tiene en cuenta que el salario medio de un obrero de la construcci¨®n en Alhucemas ronda los 400 euros al mes, uno se puede hacer una idea de la desesperaci¨®n que vivi¨® Fikri cuando vio que ese capital iba a ser destruido. ?l y sus dos socios se subieron al cami¨®n. Los dos compa?eros se bajaron a tiempo, pero a Fikri se lo trag¨® la m¨¢quina.
Su muerte fue grabada por tel¨¦fonos m¨®viles, y los horribles gritos de dolor fueron difundidos por Internet. Mucha gente sostiene en Alhucemas que un polic¨ªa orden¨® accionar la trituradora cuando Fikri estaba dentro del cami¨®n. Y aseguran que el polic¨ªa lleg¨® a decir: "Mach¨¢calo". Es un rumor, pero un rumor muy extendido que explica por qu¨¦ la gente sigue reclamando justicia.
El s¨¢bado se registr¨® en Alhucemas una manifestaci¨®n tan masiva como no se ve¨ªa desde las protestas de 2011. A diferencia de entonces, esta fue absolutamente pac¨ªfica. La gente formaba cordones de protecci¨®n a los lados de las avenidas para proteger los comercios. Y el domingo la mecha se extendi¨® a las principales ciudades del pa¨ªs. Salieron decenas de miles de personas a la calle, sin asomo de violencia, y gritando abajo el Makjz¨¦n, el Palacio Real.
El rey prometi¨® una investigaci¨®n exhaustiva y el fiscal ha imputado a 11 personas, entre ellas cinco funcionarios acusados de falsedad en escritura p¨²blica y tres empleados de la empresa de limpieza por supuesto homicidio involuntario. Pero a¨²n falta por determinar qui¨¦n dio la orden, si es que alguien la imparti¨®, de accionar la trituradora. Este viernes hay una manifestaci¨®n convocada en Alhucemas y el s¨¢bado otra en Rabat.
Fayssal Ouassar, responsable en Alhucemas de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos del Hombre (AMDH), advierte: ¡°No vamos a parar hasta que no se determinen qui¨¦nes han sido los culpables de esta muerte. Esta vez no va a ocurrir lo que sucedi¨® con los cinco muertos de 2011". En ese a?o se abri¨® una investigaci¨®n, pero se cerr¨® "sin aclarar nada¡±.
La jogra, transcrita como hogra en franc¨¦s, se ha despertado. As¨ª es como se conoce en el ¨¢rabe dialectal marroqu¨ª el sentimiento de vejaci¨®n ante las humillaciones que el Estado vierte sobre los m¨¢s d¨¦biles. La impotencia de quien ve mancillada su dignidad.
Souad Benkachouh, presidenta en Alhucemas de una asociaci¨®n de acogida para mujeres v¨ªctimas de la violencia, recuerda que Mohamed VI ya denunci¨® en su discurso de apertura del Parlamento el 14 de octubre la burocracia, la negligencia y hasta el abuso de autoridad de la Administraci¨®n hacia los ciudadanos. ¡°Y pocos d¨ªas despu¨¦s del discurso muere este hombre. En Alhucemas somos marroqu¨ªes y tenemos un rey que es el de todos los marroqu¨ªes. Pero seguimos esperando que la justicia diga su ¨²ltima palabra. Yo no creo que esto haya sido un accidente. Y seguir¨¦ sin creerlo hasta que un tribunal dicte sentencia¡±, se?ala Benkachouh.
Hay quien cree que la muerte sucedi¨® de forma accidental y otros que piensan lo peor. ¡°En cualquier caso¡±, se?ala Saidin Errahmouni, presidente del festival de cine de Alhucemas, ¡°la muerte es el resultado de la corrupci¨®n. Est¨¢ prohibido pescar pez espada en octubre y noviembre. La Uni¨®n Europea ha dado mucho dinero para que dejen de pescar esos dos meses. A pesar de eso, alguien pesc¨®, alguien dej¨® entrar esa mercanc¨ªa en el puerto, permiti¨® que Mouhcine Fikri la comprara y le permiti¨® salir del puerto. Pero el castigo se lo iba a llevar un hombre que solo pretend¨ªa subsistir¡±.
Mafia en el puerto
¡°Todo el mundo sabe que hay una mafia en el puerto¡±, explica Mohamed Moutaowakkil, presidente de la asociaci¨®n Alamal. ¡°Todo el mundo puede comprar en el mercado y en la carretera que va a Nador pez espada en octubre y noviembre. Hay una mafia y tan solo hay que pagarle a esa mafia. Si pretendes ir por tu cuenta, entonces te castigan delante de todos para darle una lecci¨®n a los dem¨¢s. Eso es lo que hicieron con Fikri. Quer¨ªan destruir su mercanc¨ªa en plena calle para que sirviera de ejemplo¡±.
El presidente de la asociaci¨®n Rif Siglo XXI, Yass¨ªn Errahamouni, de 31 a?os, a?ade: ¡°La muerte de Fikri ha sido la gota que ha colmado el vaso, la que ha puesto en evidencia todas las injusticias que padece el pueblo marroqu¨ª. Los manifestantes de Alhucemas no son separatistas ni buscan una revoluci¨®n, solo quieren trabajo y una vida digna, sin abusos del Estado. La gente sabe ya de donde vienen sus desgracias y el pueblo puede explotar en cualquier momento. Pero todo nuestro empe?o ahora est¨¢ en que las manifestaciones sigan reclamando justicia de forma pac¨ªfica¡±.
El alcalde de Alhucemas, Mohamed Boudra, pertenece al principal partido de la oposici¨®n, Partido Autenticidad y Modernidad (PAM, fundado en 2008 por un amigo y actual consejero del rey). Para Boudra buena parte del problema se debe a la pobreza de la regi¨®n y culpa de esa pobreza al islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que acaba de obtener un segundo mandato en las elecciones del 7 de octubre. ¡°El rey se encarg¨® de promover muchos proyectos pero el PJD no las ha puesto en marcha¡±. ¡°Esta regi¨®n necesita un tratamiento fiscal especial, libre de impuestos, para atraer a los inversores. ?Qui¨¦n va a querer invertir en una zona que se encuentra tan aislada?¡±, se pregunta. En cuanto a la trama ilegal para vender pescado fuera de temporada, el alcalde se?ala: ¡°Donde hay muchas carencias es dif¨ªcil cumplir las leyes¡±.
A partir de ahora, la intenci¨®n de los manifestantes es que se cumpla la ley y se castigue a los culpables. Y que, por una vez, no paguen los m¨¢s d¨¦biles.
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