Una ¨²ltima voluntad que desencaden¨® el p¨¢nico en el Met
Un hombre esparce las cenizas de un amigo fallecido de c¨¢ncer durante una obra oper¨ªstica en Nueva York
Roger Kaiser es un amante declarado de la ¨®pera. Pero el inocente gesto que hizo el s¨¢bado en memoria de un amigo que falleci¨® v¨ªctima del c¨¢ncer provoc¨® la alarma en el Lincoln Center y acab¨® movilizando las unidades antiterroristas. El residente tejano tuvo la dulce ocurrencia de esparcir sus cenizas en el foso de la orquesta de la Metropolitan Opera, aprovechando el descanso antes del cuarto acto de Guillermo Tell, de Giacomo Rossini.
Kaiser mand¨® una carta al director general de la Metropolitan Opera de Nueva York y a todos los que apoyan este templo cultural pidiendo disculpas. En la misiva cuenta que prometi¨® a su mentor, Terry Turner, que esparcir¨ªa sus cenizas por las casas de ¨®pera que visitara, ¡°as¨ª podr¨ªa disfrutar para siempre toda esta bella m¨²sica¡±. Trat¨® de hacerlo sin que nadie le viera. Pero el plan le sali¨® terriblemente mal.
El complejo tuvo que ser evacuado de inmediato, porque en la ciudad de Nueva York no se deja opci¨®n a la suerte. Y aunque desde un principio se descart¨® que se hubiera tratado de un acto terrorista, criminal o de protesta por parte del espectador, la investigaci¨®n provoc¨® la cancelaci¨®n al d¨ªa siguiente de La Italiana en Argel, tambi¨¦n del compositor italiano Giacomo Rossini.
La polic¨ªa logr¨® identificar a Roger Kaiser. No hay cargos sobre ¨¦l, m¨¢s all¨¢ del peso de la verg¨¹enza que tiene aguantar como entusiasta devoto a la ¨®pera por el disturbio que cre¨®. Peter Geld, el responsable de la Metropolitan Opera, apreci¨® la sinceridad de la disculpa, incluso cuando su acci¨®n caus¨® horas de gran ansiedad en una ciudad en alerta permanente. Eso sin contar con el coste del dispositivo que se moviliz¨®.
La polic¨ªa identific¨® a Roger Kaiser. No hay cargos sobre ¨¦l, m¨¢s all¨¢ del peso de la verg¨¹enza que tiene aguantar como entusiasta devoto a la ¨®pera por el disturbio que cre¨®
¡°Nunca imagin¨¦ que tendr¨ªa que sentarme a escribir una carta de disculpa a varios miles de aficionados de la ¨®pera, a toda la gente que est¨¢ detr¨¢s de la escena y en la producci¨®n, al personal de una organizaci¨®n art¨ªstica tan respetada y a los servicios de emergencia de Nueva York¡±, relata en el email, ¡°lo lamento de todo coraz¨®n¡±. Kaiser insiste que nunca pudo imaginar que le ocurriera algo as¨ª.
No se trataba solo de la primera vez que est¨¢ representaci¨®n llegaba al Met en ocho d¨¦cadas. Es tambi¨¦n una de las pocas ocasiones que le queda al p¨²blico para ver al maestro James Levine como director de la orquesta. ¡°Espero que las futuras visitas que hagas sean sin incidentes¡±, le respondi¨® Geld, que aprovech¨® para emplazarle a que esa pasi¨®n por la ¨®pera la exprese respetando a todos los que la escuchan.
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