¡®Turbulencias¡¯ en el avi¨®n de campa?a de Hillary Clinton
Los asesores de la antigua secretaria de Estado dan muestras de nerviosismo tras los ¨²ltimos sondeos
No llega a ser p¨¢nico, se acerca m¨¢s a la angustia, a un miedo que para siempre ser¨¢ ya bautizado como ¡®el fantasma del Brexit¡¯ (si no el de Trump). De lo que no hay duda es de que existe ansiedad, una ansiedad tan intensa que si fuera materia se podr¨ªa cortar dentro del avi¨®n de campa?a que traslada ininterrumpidamente a la candidata dem¨®crata a la Casa Blanca, Hillary Clinton. Quedan 72 horas para el d¨ªa de las elecciones y el equipo electoral de la antigua secretaria de Estado da muestras de nerviosismo debido a unas encuestas confusas y no favorables. Unas peligrosas turbulencias se han colado en una hoja de ruta que parec¨ªa despejada de baches en el camino a la presidencia.
Clasista en su reparto de asientos, es misi¨®n imposible ¡ªsi uno aprecia su integridad f¨ªsica¡ª tratar de adentrarse m¨¢s all¨¢ de la fila 10 para intentar plantear algunas preguntas, o al menos tener un primer plano, aunque sea mudo, de Clinton. Uno de los varios agentes del Servicio Secreto que viajan con la antigua primera dama aparece pr¨¢cticamente de la nada para cerrar el paso: ¡°No puede ir m¨¢s lejos, ma¡¯am (se?ora)¡±.
Es viernes a media tarde y Clinton todav¨ªa no ha embarcado tras concluir el acto de Detroit, el que ser¨ªa el segundo del d¨ªa despu¨¦s de Pittsburgh?¡ªquedar¨ªan un par de paradas m¨¢s, Cleveland y Miami¡ª, pero ya lo ha hecho un inusualmente amplio equipo de asistentes. Tiene sentido. Forma parte de la l¨®gica del miedo. Rodearse de quien puede tener respuesta ante la incertidumbre.
Desde la pista, a trav¨¦s de las ventanillas, pod¨ªa verse a su director digital, Teddy Goff; a su directora pol¨ªtica, Maya Harris. Su equipo de prensa confirmaba tambi¨¦n la presencia de la voz de la candidata dem¨®crata, el hombre que le escribe los discursos, Dan Schwerin. Y no faltaba el presidente de la campa?a, John Podesta.
Todos inaccesibles. Encerrados en su particular burbuja de poder e informaci¨®n, que sin embargo este pasado fin de semana parec¨ªa un poco m¨¢s vulnerable debido a la metroscopia. De repente, parec¨ªa que quedaba muy lejos el 26 de octubre, a pesar de que no ha pasado m¨¢s de una semana. Aquel d¨ªa, la mujer que el pr¨®ximo martes podr¨ªa hacer historia se mezcl¨® con los vulgares mortales y ofreci¨® tarta al cuerpo de prensa con motivo de su 69 cumplea?os. Eran los d¨ªas de vino y rosas. Encuestas favorables y ninguna presencia de turbulencias o amenazantes nubarrones en el horizonte.
Desde entonces, Clinton no ha vuelto a salir de su rinc¨®n privilegiado dentro del Boeing 737, ese en el que se recupera, se recompone, se retoca el peinado, el maquillaje y en ocasiones el vestuario, antes de volver a saltar a la arena, en ocasiones, con la voz dando muestras de total agotamiento tras un largo d¨ªa con m¨ªtines en cuatro Estados, desde Pensilvania a Florida, pasando por Michigan y Ohio.
Si el d¨ªa 26 del pasado mes Hillary estaba de celebraci¨®n, al d¨ªa siguiente el FBI le aguaba la fiesta y pon¨ªa, quiz¨¢, en jaque el resultado final de los comicios. Fue ese d¨ªa cuando el director de la Oficina Federal de Investigaciones, James Comey, inform¨® a trav¨¦s de una confusa misiva al Congreso que sus hombres examinar¨ªan ciertos correos electr¨®nicos asociados a Clinton.
Fue entonces cuando aparecieron obst¨¢culos en el radar pol¨ªtico del avi¨®n pr¨¢cticamente nuevo que Hillary decidi¨® inaugurar el pasado septiembre para viajar junto a la prensa. Hasta entonces, ella lo hac¨ªa en su jet privado y el cuerpo de reporteros, c¨¢maras, t¨¦cnicos y fot¨®grafos le segu¨ªa en cola en otro aparato distinto. Este ¨²ltimo sistema se convirti¨® desde el inicio de la campa?a en el s¨ªmbolo de que la exsecretaria de Estado quer¨ªa poner distancias con la prensa para intentar proteger su segundo asalto a la Casa Blanca. Eso cambi¨® cuando faltaban poco m¨¢s de dos meses para el 8 de noviembre, d¨ªa de las elecciones.
Pasa la una de la madrugada y la "H" con el logo azul de Hillary impresa en un ala se refleja en las ventanillas de persianas todav¨ªa impolutas del aparato. En un lomo del avi¨®n se lee el lema de campa?a: Stronger Together (Juntos somos m¨¢s fuertes). Sobre los asientos hay abandonadas c¨¢scaras ennegrecidas de pl¨¢tanos. Tambi¨¦n restos de lo que fue la cena a las 6 de la tarde: hummus, pan de pita y servilletas con la omnipresente "H" azul, el color de muchos de los famosos trajes pantal¨®n de la candidata. El rumbo que marca el radar es Miami (Florida), con procedencia Cleveland (Ohio). La noche est¨¢ despejada y en el cielo no hay turbulencias. De haberlo sabido, Hillary hubiera pedido lo mismo para la recta final de su lucha por la Casa Blanca al soplar las velas por su cumplea?os.
Beyonc¨¦: "Quiero que mi hija crezca con Hillary de presidenta"
Con el objetivo de movilizar el voto afroamericano, nada seguro en el campo de la candidata dem¨®crata, Hillary Clinton visit¨® en la noche del viernes Cleveland (Ohio) para ofrecer un concierto impagable a una audiencia entregada a la m¨²sica. Los estrategas de campa?a esperaban que esa misma audiencia acuda a votar en masa.
El rapero Jay Z precedi¨® en el escenario a Beyonc¨¦, quien hizo un firme alegato a favor de la candidatura de Clinton. "Quiero que mi hija crezca viendo una mujer liderar nuestro pa¨ªs y conocedora de que sus posibilidades son ilimitadas". "Esa es la raz¨®n por la que le doy mi apoyo".
El centro de convenciones donde se celebraba el concierto se convirti¨® en un grito un¨¢nime mientras los m¨¢s j¨®venes coreaban "Votad, Votad, Votad".
Clinton cerr¨® el acto citando al propio Jay Z. "Rosa Parks se sent¨® (en el autob¨²s) para que Martin Luther King pudiera andar. Y Martin Luther King anduvo para que Barack Obama pudiera 'correr' (a la presidencia). ?Y Barack Obama corri¨® para que todos los ni?os puedan volar!¡±
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