¡°Doctor, ?me deportar¨¢n?¡±
El psiquiatra de Nueva York defiende la diversidad de una ciudad hecha de inmigrantes y denuncia el estr¨¦s que sufren sus pacientes tras el triunfo de Trump

Vladimir Gasca, subdirector de psiquiatr¨ªa del Elmhurst Hospital, nos recibe a las puertas de este enorme centro p¨²blico que asiste a un mill¨®n de pacientes dentro del ¨¢rea de Queens, en Nueva York. Ubicado en una de las zonas m¨¢s multiculturales de la ciudad, en sus pasillos se pueden escuchar ecos de 120 lenguas distintas. Cada enfermo goza del derecho a un traductor. El doctor Gasca lleg¨® siendo m¨¦dico a USA desde Venezuela y tuvo que volver a estudiar la carrera en un idioma que desconoc¨ªa. Hoy asiste a muchos de los que llegan aqu¨ª buscando un futuro mejor. Profundamente humano y reflexivo, como un m¨¦dico chejoviano, Gasca nos explica c¨®mo viven los m¨¢s vulnerables el momento presente.
-Yo disfruto la diversidad. Te ense?a a conocerte a ti mismo, a comprender que uno ha crecido con muchos prejuicios contra el otro. Es un ejercicio de superaci¨®n.
-Nuestros pacientes son rusos, indios, pakistan¨ªes, banglades¨ªes, iran¨ªes, colombianos, coreanos, ecuatorianos¡ Muchos no ser¨ªan admitidos en otro centro por su estado de desamparo legal.
-Ay, la pobreza¡ Como se suele decir: si soy rico, soy un exc¨¦ntrico; si soy pobre, un enfermo mental. Sin apoyo familiar ni dinero los pobres acuden a los hospitales, son diagnosticados, y obtienen servicios de los que carecen.
-Pienso que la densidad de la urbe hace m¨¢s visible el trastorno, pero no es m¨¢s numeroso en la ciudad que en las zonas rurales. A m¨ª me interesa saber cu¨¢ntos suicidios tenemos para calibrar si estamos haciendo un buen trabajo. Pues te dir¨¦ que en el estado de Nueva York hay un ¨ªndice menor de suicidios que en el resto del pa¨ªs. Y en la ciudad de menos que en el estado. Pero todo est¨¢ m¨¢s a la vista, sale en las noticias, ocurre en el metro, lo ve mucha gente.
-En Nueva York, nuestra pretensi¨®n es normalizar al paciente psiqui¨¢trico, que tenga un sentimiento de pertenencia a la comunidad.
-El Obamacare funciona bien. 20 millones de personas se sirven de este servicio. La pregunta m¨¢s com¨²n tras las elecciones ha sido, ¡°Doctor, ?voy a perder mi seguro?¡±
-Uno de mis psic¨®logos ha acu?ado el t¨¦rmino PESD: Post Election Stress Disorder (s¨ªndrome de estr¨¦s post electoral)
-Muchos pacientes est¨¢n sufriendo ese PESD porque el 90 por ciento son inmigrantes. Obviamente, cuando ellos escuchaban la ret¨®rica de estas elecciones sufr¨ªan; ahora, m¨¢s.
-Hay mucha gente con ansiedad. El sue?o americano est¨¢ en cuesti¨®n. Nuestros pacientes se preguntan, ?me deportar¨¢n, y a mis hijos?
-Nueva York es una buena ciudad para el inmigrante porque no nos sentimos tan extra?os, estamos unidos en nuestra diferencia, cada cual con su colorcito.
-No me puedo imaginar c¨®mo me sentir¨ªa si tuviera que trabajar en un estado mayoritariamente blanco.
-Yo le dije a mi familia, me mudo a Madrid o a Canad¨¢. No se ve uno viviendo en un lugar donde no es aceptado. En Nueva York es dif¨ªcil que sientas rechazo, pero me duele mucho pensar en los pobres ni?os que en otros estados son minor¨ªa y se sienten distintos.
-El jefe de psiquiatr¨ªa de Nueva York nos mand¨® un comunicado pregunt¨¢ndonos si hab¨ªamos observado un cambio en la salud de nuestros pacientes. Yo traslad¨¦ la cuesti¨®n a los 120 trabajadores de nuestro departamento: ?Cu¨¢ntos de ustedes han notado que sus pacientes se sienten m¨¢s deprimidos o asustados? Casi toda la sala levant¨® la mano.
-Nosotros tenemos una obligaci¨®n moral de alentarles: no te preocupes, estamos aqu¨ª por ti, para ayudarte. El alcalde Di Blasio ha sido contundente: vamos a proteger a esta ciudad que est¨¢ hecha de inmigrantes.
-Volver¨ªa a hacer el viaje que hice hasta aqu¨ª, incluyendo lo traum¨¢tico. Mi pa¨ªs es muy lindo pero est¨¢ en ruinas. Por ahora me gusta el fr¨ªo pero no s¨¦ qu¨¦ dir¨¢ mi cuerpo m¨¢s adelante; de viejo emigrar¨¦ a un lugar m¨¢s c¨¢lido. A Espa?a, qui¨¦n sabe.
Y vuelve al trabajo, entregado y alegre, sabi¨¦ndose ahora m¨¢s necesario que nunca. Lo es.
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