Un cambio de rumbo todav¨ªa inconcluso
Fidel muere despu¨¦s de batallar durante medio siglo con un igualitarismo imposible
Fidel Castro muri¨® la noche del viernes despu¨¦s batallar durante m¨¢s de medio siglo por un igualitarismo imposible y sin haber podido construir en Cuba la patria socialista y pr¨®spera ambicionada por el l¨ªder de la guerrilla que en 1959 derroc¨® a Fulgencio Batista. Lo intenta su hermano sin renunciar al poder pol¨ªtico. Muri¨® sin ser derrocado, ni asesinado, por Estados Unidos, que lo intent¨® desde los tiempos de Dwight Eisenhower. Toda una vida en el poder, en la utop¨ªa revolucionaria, y en la sala de m¨¢quinas de una naci¨®n cuya influencia geopol¨ªtica sobrepas¨® su tama?o.
El hist¨®rico comandante de Sierra Maestra dej¨® este mundo despu¨¦s de haber pasado el testigo a Ra¨²l Castro, otro jefe del Ej¨¦rcito Rebelde, que reconduce el pa¨ªs hacia objetivos econ¨®micos y sociales m¨¢s acordes con el siglo XXI, con reformas estructurales importantes, aunque sin abrirlo al pluralismo pol¨ªtico ni renunciar al r¨¦gimen de partido ¨²nico, el Partido Comunista de Cuba (PCC).
Fidel Castro muri¨® aferrado a sus tesis, venerado por los suyos y polemizando con quienes le imputaron negaci¨®n de las libertades y aversi¨®n a la democracia. Excepcional en todos los ¨®rdenes, fue uno de los protagonistas de la Guerra Fr¨ªa (1945-1989), durante el enfrentamiento pol¨ªtico, ideol¨®gico y econ¨®mico del siglo XX entre dos bloques de naciones a las ¨®rdenes de Estados Unidos y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Su liderazgo determin¨® el futuro de una isla pegada a las costas de Florida, a 150 kil¨®metros del enemigo yanqui, y tambi¨¦n el nacimiento de guerrillas en Latinoam¨¦rica, ?frica, y otras partes del planeta, a su imagen y semejanza, Pocos a?os antes de su fallecimiento, reconoc¨ªa que el centralismo imperante en su pa¨ªs, el paternalismo de Estado, el intervencionismo oficial a ultranza, el modelo, ¡°no nos sirve ni a nosotros¡±. Aprobaba, con m¨¢s resignaci¨®n que entusiasmo, las reformas en curso en la mayor de las Antillas con el objetivo de evitar el hundimiento del sistema y conseguir mayor bienestar para los 11 millones de cubanos.
?C¨®mo es la Cuba que deja Fidel Castro? ?Cu¨¢l ha sido su evoluci¨®n? La revoluci¨®n m¨¢s importante de la Am¨¦rica Latina contempor¨¢nea, admirada como ejemplo antiimperialista por la izquierda radical, o denunciada como totalitaria por sus detractores, observa el fallecimiento de su fundador desde el traj¨ªn de los nuevos cambios socioecon¨®micos: inmersa en una apertura compleja pero imprescindible para su sobrevivencia. Desde el absolutismo y la prevalencia del PCC en todos los ¨¢mbitos, las transformaciones en curso parecen profundas en cuanto a su implantaci¨®n en el sector privado y llegaron empujadas por la necesidad. Pero no son improvisadas. Algunos analistas citan como fecha inici¨¢tica del proceso en marcha el a?o 1997, en que Ra¨²l efectu¨® su primer viaje a la China de la cohabitaci¨®n entre el comunismo y el capitalismo y comprob¨® que ese maridaje sui generis era posible. Fidel nunca quiso ser el Gorbachov de Cuba, pero no se trataba de instaurar un arco¨ªris de partidos, sino de aprobar mecanismos de mercado para impedir que las graves carencias nacionales y el sostenido deterioro de los principales avances revolucionarios llevasen al derrumbe del sistema. ¡°El pueblo depende del Estado y el Estado est¨¢ en bancarrota¡±, resumi¨® en su d¨ªa Andy G¨®mez, directivo del?Instituto para los Estudios Cubanos de la Universidad de Miami.
La fragilidad financiera del Estado responde a su propia estructura, a la biograf¨ªa de un hombre que en 1958 neg¨® ser comunista, se declar¨® socialista el 15 de abril de 1961, marxista-leninista el primero de diciembre de ese a?o y aboli¨® la propiedad privada siete a?os despu¨¦s. Las multinacionales estadounidenses y m¨¢s de 50.000 peque?os comercios fueron expropiados. Todo pas¨® a manos del Estado y el exilio de empresarios, comerciantes y profesionales fue masivo. Despu¨¦s de la ruptura diplom¨¢tica con Estados Unidos, en 1961, el alineamiento de Fidel Castro con la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica, que hab¨ªa comenzado en agosto de 1959 con un simb¨®lico acuerdo comercial, activ¨® el embargo norteamericano a la isla, todav¨ªa vigente, y al que Cuba culpa de la mayor¨ªa de sus problemas. Inevitablemente, la pol¨ªtica exterior castrista entr¨® en colisi¨®n con los intereses norteamericanos durante los a?os duros de la Guerra Fr¨ªa, y continu¨® en esa l¨ªnea despu¨¦s. El choque estaba servido pues el proselitismo ideol¨®gico y log¨ªstico de Castro en la Am¨¦rica Latina de las injusticias sociales sacaba de quicio a Washington; irritado tambi¨¦n por su apoyo militar, desde 1975 a 1991, al Movimiento para la Liberaci¨®n de Angola (MLA), que retuvo el Gobierno gracias a los fusiles cubanos.
Pero a finales de los ochenta, todo cambi¨® despu¨¦s de 33 a?os de revoluci¨®n y de estrecha coalici¨®n con el Kremlin.?Cuba casi se hunde tras la desintegraci¨®n de la URSS, su principal suministrador de bienes y servicios, y la fuente crediticia, militar y tecnol¨®gica, a precios pol¨ªticos. ¡°Fue un golpe demoledor. Fue como si dejara de salir el sol¡±, admiti¨® Castro en 2008. La interrupci¨®n del man¨¢ moscovita, sumado a la obsolescencia del modelo productivo cubano, causaron una ca¨ªda del 35% del PIB entre los a?os 1989 y 1993, y fueron necesarias medidas de urgencia contrarias a las convicciones de Fidel Castro.
No hab¨ªa otra soluci¨®n porque desapareci¨® de repente el 85% del comercio nacional, que se concentraba en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y los ¡°pa¨ªses hermanos¡± del este europeo. Sin divisas ni cr¨¦dito suficientes para abastecerse en los mercados internacionales, que solo entienden en el lenguaje de d¨®lares, marcos, yenes y las monedas fuertes, el problema de la revoluci¨®n era may¨²sculo.
Los cubanos sufrieron 120 meses de calamidades desde que el 29 de agosto de 1990, el diario oficial Granma anunciara las primeras medidas restrictivas para afrontarla escasez de energ¨ªa, combustibles y cesta b¨¢sica. Los precios en el mercado negro se dispararon hasta un 4.000%. El plan concebido entonces pretendi¨® que la iniciativa privada, la inversi¨®n exterior directa y el turismo, entre otras fuentes de ingresos, proporcionaran a la poblaci¨®n lo que el Estado no pod¨ªa garantizar. El 90% de la econom¨ªa estaba en manos del Estado, cuyos tent¨¢culos abarcaban pr¨¢cticamente todos los sectores, con excepci¨®n de algunas parcelas agr¨ªcolas y poco m¨¢s. Se autorizaron la inversi¨®n directa de capital extranjero, a trav¨¦s de la creaci¨®n de empresas mixtas con control mayoritario de Cuba, la entrada de remesas familiares y las visitas de parientes cubanos en el extranjero. La despenalizaci¨®n de la tenencia de divisas en 1993 y la transformaci¨®n de un buen n¨²mero de empresas estatales en cooperativas agr¨ªcolas fueron otros de los resortes de urgencia.
Los campesinos recibieron tierras en usufructo, se autorizaron algunos trabajos por cuenta propia, y el peso cubano convertible, el CUC, entr¨® en circulaci¨®n en 1994 junto al d¨®lar y en paralelo con el devaluado peso cubano. La bater¨ªa de cambios descentralizadores y la austeridad de guerra apuntaron contra el desabastecimiento, la inflaci¨®n, el aumento del delito y la prostituci¨®n, y la irrupci¨®n de protestas sociales de trasfondo pol¨ªtico. Durante el bienio 1993-94, unas 35.000 personas huyeron de Cuba en la denominada crisis de los balseros.?Washington atisb¨® entonces la posibilidad de que eventuales revueltas callejeras rompieran el inmovilismo del r¨¦gimen, o incluso causaran la defenestraci¨®n de Castro. Con ese objetivo apretaron las tuercas del aislamiento mediante la aprobaci¨®n, en 1992, de la Ley Torricelli y, en 1996, de la Ley Helms-Burton, que sancionan a las empresas extranjeras con negocios en la isla.
Paralelamente, la direcci¨®n comunista aplic¨® el lema vigente desde el primero de enero de 1959, y aplicado hasta la muerte de su inspirador: ¡°Con la revoluci¨®n, todo; contra la revoluci¨®n, nada¡±, o casi nada Los conatos disidentes fueron sofocados y cumplieron c¨¢rcel los ¡°sicarios pagados por el imperialismo¡±. Cuba toc¨® fondo, pero las medidas aplicadas durante el denominado Periodo Especial evitaron su colapso. Dos nuevos socios, China y la Venezuela de Hugo Ch¨¢vez, llenaron, de alguna manera, el vac¨ªo de la URSS, pero ya nada fue igual. En el Palacio de Revoluci¨®n se lleg¨® a la conclusi¨®n de que, a la larga, solo con los propios medios ser¨ªa posible la salvaci¨®n.
Los analistas del Gobierno ponderaban las consecuencias del adelgazamiento del aparato estatal y la eliminaci¨®n de la pol¨ªtica de subsidios aplicada por Fidel Castro, cuando la situaci¨®n dio un vuelco inesperado: el 31 de julio de 2006 una grave crisis intestinal puso al borde de la muerte al comandante en jefe y lo alej¨® de todos sus cargos, asumidos por su hermano menor hasta su designaci¨®n oficial como presidente dos a?os despu¨¦s.
La globalizaci¨®n de la crisis econ¨®mica estadounidense de 2008 y otros factores agravaron la debilidad de la econom¨ªa cubana, cuya crisis hab¨ªa adquirido la categor¨ªa de cr¨®nica por la recurrencia de sus causas. A partir de entonces, Ra¨²l Castro dio el banderazo de salida y se autorizaron reformas socioecon¨®micas que multiplican en n¨²mero y profundidad los parches del Periodo Especial. No solo se ampli¨® el usufructo privado de tierras de cultivo ociosas y se aprob¨® el progresivo despido de cientos de miles de trabajadores estatales, entre el 10% y el 35% de la fuerza laboral, para intentar su recolocaci¨®n en el emergente sector privado. El VI Congreso del PCC, en el a?o 2010, fue m¨¢s all¨¢. De hecho, signific¨® el arranque de un proceso de reformas y de expansi¨®n de la iniciativa privada, del trabajo por cuenta propia, sin precedentes en la historia de una revoluci¨®n que ha sido refractaria a la apertura durante decenios. ¡°El imperio aprovecha cualquier liberalizaci¨®n para tratar de destruirnos¡±, fue la justificaci¨®n.
Cuba, seg¨²n uno de los acuerdos de aquel c¨®nclave comunista, promover¨ªa las modalidades de inversi¨®n extranjera, las cooperativas de agricultores, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia y las formas de producci¨®n ¡°que pudieran surgir para contribuir a elevar la eficiencia¡±. El PCC, que aprob¨® m¨¢s de 300 medidas de contenido econ¨®mico y social, los denominados Lineamientos, subray¨® que la pol¨ªtica econ¨®mica no olvidar¨¢ que ¡°el socialismo significa igualdad de derechos y de oportunidades para todos los ciudadanos, no igualitarismo, y se ratifica el principio de que en la sociedad socialista cubana nadie quedar¨¢ desamparado¡±.
Fueron innovaciones aprobadas con Fidel Castro todav¨ªa vivo, pero ya alejado del panel de control: los emprendedores, los cuentapropistas, m¨¢s de medio mill¨®n, pueden contratar empleados en sus restaurantes, peluquer¨ªas, comercios y negocios autorizados. Con las restricciones establecidas en las leyes y las licencias, arranc¨® la actividad inmobiliaria con la compraventa de viviendas y veh¨ªculos y se autoriza la tenencia de ordenadores y m¨®viles, aunque el acceso a Internet sea todav¨ªa limitado y lento.
Nunca antes los cubanos hab¨ªan estado tan comunicados. Asimismo, se permiti¨® su salida al extranjero y el regreso a la isla de quien quiera hacerlo, incluidos los disidentes, sobre los que se ejerce un control diferente, m¨¢s sofisticado, menos carcelario.
Aparecieron los impuestos y desapareci¨® la prohibici¨®n de acceso de los nacionales a los hoteles y centros tur¨ªsticos; tambi¨¦n pasaron al olvido o fueron descatalogados esl¨®ganes y esquemas bendecidos por Fidel Castro durante los a?os de la ortodoxia: la Batalla de Ideas, las microbrigadas, las escuelas del campo, la ¡°revoluci¨®n energ¨¦tica¡± o los ¡°domingos rojos¡±.
Los cambios no van a llevar, de momento, a un predominio de la econom¨ªa de mercado, capitalista, sobre la estatal, seg¨²n estim¨® Oscar Fern¨¢ndez, profesor de la Universidad de La Habana, pero el desarrollo del proceso puede cobrar vida propia. En los ¨²ltimos a?os fueron aprobadas m¨¢s iniciativas aperturistas que en medio siglo de revoluci¨®n. Salvo imponderables que puedan acelerar las reformas o malograrlas, la modificaci¨®n del funcionamiento econ¨®mico llevar¨¢ a?os pues las barreras culturales, ideol¨®gicas y estructurales, levantadas en Cuba durante la persecuci¨®n de la utop¨ªa igualitaria, fueron muchas y s¨®lidas. Pese a todo, est¨¢n ocurriendo muchas cosas en distintos niveles ¡°y no necesariamente nos estamos enterando todos sino de que este nuevo modelo con estas nuevas reglas de funcionamiento, est¨¢ generando determinados comportamientos que luego hacen emerger determinados actores¡±.
Uno de los viejos actores, Fidel Castro, no podr¨¢ presenciar los avatares del volantazo dado a su revoluci¨®n, a la que se dedic¨® en cuerpo y alma desde los a?os milicianos, ni tampoco podr¨¢ atestiguar el grado de pericia del nuevo piloto a los mandos, su hermano Ra¨²l, que trata de salvar la heredad actualizando sus fundamentos, insuflando libertad econ¨®mica y social, pero no pol¨ªtica. Busca el mayor bienestar material de sus compatriotas evitando disparates como los aparecidos en su d¨ªa en la Gaceta Oficial, que reglament¨® la venta de alimentos por los campesinos a los hoteles con salvedades de este tenor: pod¨ªan vender huevos de gallina y de codorniz, pero de pato, no.
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