Adi¨®s, Fidel Castro
Un desfile popular de homenaje abre siete d¨ªas de despedida al padre de la Revoluci¨®n cubana
Despu¨¦s del fin de semana de aton¨ªa que sigui¨® al anuncio del viernes de la muerte de Fidel Castro, Cuba encendi¨® hoy los motores de la despedida al t¨®tem de la Revoluci¨®n. A las nueve de la ma?ana, mientras soldados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias disparaban 21 salvas de artiller¨ªa simult¨¢neos en La Habana y Santiago de Cuba, se abr¨ªan de par en par las puertas del memorial Jos¨¦ Mart¨ª, sancta sanct¨®rum del nacionalismo cubano, para que el pueblo entrase en fila a darle el ¨²ltimo adi¨®s al hombre que marc¨® sus vidas.
¡°Vine a cerrar una parte de mi propio duelo¡±, dec¨ªa sollozando Nieves Carrillo, de 66 a?os, al salir del sal¨®n de tributo instalado dentro del memorial. ¡°Aqu¨ª tiene usted a la bisnieta de una esclava que se llam¨® Tomasa Carrillo. Yo pude estudiar una carrera universitaria y como pobre, como mujer y como negra vengo a darle las gracias a Fidel Castro¡±. Ni?os en uniforme escolar, mulatas vestidas con las ropas blancas de la santer¨ªa, adustos agentes del Ministerio del Interior, abuelas de pelo blanco como la nieve, los cubanos llegaban paso a paso avanzando en una larga fila que se perd¨ªa de vista, entraban al memorial, donde una guardia militar flanqueaba una fotograf¨ªa de los tiempos de guerrillero de Castro, la miraban, rodeada de arreglos florales, y sal¨ªan, unos pocos llorando, todos con cara seria. ¡°Chico, son cosas tan grandes las que siente uno¡¡±, comentaba al salir Eduardo Boull¨®n, 84 a?os, con una gorra del batall¨®n miliciano al que perteneci¨® en los primeros tiempos de la revoluci¨®n. ¡°Yo soy un viejo que luch¨® contra los bandidos en los montes del Escambray para defender a Fidel y hoy se me salen las l¨¢grimas. La nuestra fue una guerra muy bonita¡±. La urna con las cenizas de Castro no fue exhibida.
La Plaza de la Revoluci¨®n, donde est¨¢ el memorial, amaneci¨® llena de gente impaciente por despedir en persona al cubano m¨¢s relevante de la Historia, uno tan poderoso, tan presente, que para mencionarlo bastaba un pronombre: ¨¦l.
El mismo que con su voz aguda e hipn¨®tica, con su ¨ªndice derecho trazando arabescos antiimperialistas en el aire, mantuvo miles de horas ante s¨ª, ante el Comandante en Jefe, a generaciones de cubanos en la propia Plaza de la Revoluci¨®n, escenario principal de sus c¨¢tedras de ideolog¨ªa soberanista y marxista. ¡°Era solemne, hablaba con la palabras y con las manos. Pasamos momentos muy duros con ¨¦l y respeto a los que lo critican, pero yo nunca le perd¨ª la fe, y mire que soy atea¡±, dec¨ªa Libia Salazar, de 53 a?os. ¡°Recuerdo su voz y siento escalofr¨ªos¡±, se expresaba Consorcio Castillo, de 73 a?os.
La oposici¨®n da la espalda a los fastos
En las redes sociales, mientras el acto segu¨ªa su curso en la plaza, las voces opositoras de la isla han manifestado su opini¨®n. "Todos los funerales de los tiranos son muy parecidos, solo hay que revisar un poco la historia", ha escrito el activista Jos¨¦ Daniel Ferrer, de la Uni¨®n Nacional Patri¨®tica de Cuba. "La prensa oficial dice que hay pocas personas en la calle porque est¨¢n recogidas en su dolor. Lo cierto es que hay miedo, mucho miedo", ha comentado por su parte la periodista cr¨ªtica Yoani S¨¢nchez, directora del diario digital 14 y medio, censurado en la isla.Ayer las Damas de Blanco suspendieron su marcha de los domingos en La Habana.
En el mausoleo no estuvo la alta jerarqu¨ªa cubana. El presidente Ra¨²l Castro, de 85 a?os, que ahora, sin la presencia de su hermano mayor, deber¨¢ echarse a la espalda el peso del sistema en su incierta transici¨®n al siglo XXI, participar¨¢ ma?ana martes en el que probablemente sea el momento m¨¢s abrumador de la semana, cuando a las siete de la tarde d¨¦ comienzo a lo que el protocolo del Estado socialista anuncia como ¡°un acto de masas¡±. Cientos de miles de cubanos, ¡°quiz¨¢ un mill¨®n¡±, aventuraba hoy un miembro del Gobierno, se apretar¨¢n en la explanada para darle el ¨²ltimo adi¨®s a Fidel Castro en la oscuridad de la noche.
Pero quedar¨¢n, todav¨ªa, despu¨¦s de la catarsis de ma?ana, cinco de los nueves d¨ªas de homenaje. El mi¨¦rcoles las cenizas del revolucionario que un d¨ªa camin¨® con botas militares al borde del cataclismo at¨®mico ser¨¢n acomodadas en un coche f¨²nebre para emprender un recorrido solemne a trav¨¦s del espinazo de la isla hasta llegar el s¨¢bado a Santiago de Cuba. Una ruta de doble implicaci¨®n simb¨®lica porque desanda la que hizo Castro con su columna rebelde en 1959 desde el extremo oriental del pa¨ªs hasta su entrada en La Habana, y porque en Santiago recibir¨¢ sepultura en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se ha construido un mausoleo para ¨¦l junto al de Jos¨¦ Mart¨ª. El Ap¨®stol de la Independencia de Cuba espera a Fidel Alejandro Castro Ruz para abrirle el port¨®n de entrada al otro mundo. Si los muertos hablasen, la tertulia se prometer¨ªa cicl¨®pea. Como dec¨ªa un veintea?ero el fin de semana en el Malec¨®n de La Habana, ¡°tirando talla¡± ¨Cexplay¨¢ndose, en jerga cubana¨C ¡°era tremendo Fidel, tanto o m¨¢s que Mart¨ª¡±.
Este lunes, por lo tanto, ha comenzado el entierro del fundador de la Revoluci¨®n cubana. Un entierro que durar¨¢ siete d¨ªas y siete noches. De tal magnitud ser¨¢ el ¨²ltimo acto del Comandante. Pero este sin cuerpo. Este sin voz.
Putin no despedir¨¢ a Fidel
Se espera que este lunes empiecen a llegar a La Habana los presidentes y personalidades que lleguen para los actos de despedida de Fidel Castro y que podr¨ªan estar presentes en la concentraci¨®n masiva del martes al anochecer. El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, no acudir¨¢ a la ceremonia, y en su representaci¨®n asistir¨¢ el presidente de la c¨¢mara de Diputados, seg¨²n ha confirmado el Kremlin. Entre las presencias confirmadas est¨¢ la del rey em¨¦rito de Espa?a, Juan Carlos, y el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.