Ovaci¨®n en Las Ventas para un torero de Alepo
Hazem Al-Masri, banderillero sirio afincado en Valencia, descubri¨® su vocaci¨®n viendo corridas por TVE Internacional
Hazem Al-Masri (Alepo, 1982) iba para experto en turismo sirio y ha acabado de torero en Espa?a. Vestido de plata y a las ¨®rdenes del diestro valenciano Rom¨¢n, debut¨® en la plaza de Las Ventas el pasado San Isidro, y el entusiasmo del p¨²blico le oblig¨® a saludar con la montera tras un par de banderillas.
Un ¨¦xito sin precedentes para quien solo unos a?os antes viv¨ªa en su Alepo natal y contempl¨® por primera vez una corrida de toros por TVE Internacional. ¡°Solo era un adolescente, pero qued¨¦ muy impresionado por aquellas im¨¢genes¡±, cuenta Hazem desde Algemes¨ª, donde vive ahora. ¡°No sab¨ªa qui¨¦n era el torero, no entend¨ªa nada, llegu¨¦ a creer que era un juego de magia, pero me pareci¨® algo ¨²nico, con mucha belleza y verdad¡±.
Cuando cumpli¨® los 18 dej¨® los estudios de Turismo y viaj¨® a Espa?a, convertido en un maletilla emigrante con la ayuda de unos compatriotas afincados en Valencia, que le ofrecieron un visado tur¨ªstico y trabajo en un almac¨¦n de material electr¨®nico. En Siria quedaron su padre, m¨¦dico ya fallecido, y su madre, residente ahora en Espa?a.
¡°Llegu¨¦ a este pa¨ªs con la idea de ser torero, impactado por lo que hab¨ªa visto en televisi¨®n. Me gusta el riesgo y me considero valiente. El problema es que no conoc¨ªa el idioma, ni sab¨ªa d¨®nde se pod¨ªa estudiar para hacer el pase¨ªllo en una plaza¡±. Antes de nada, cambiar de nombre: ¡°Hazem no te pega, me dijo un amigo; mejor, Alejandro. ?Te parece bien? Y desde entonces, todos me llaman as¨ª. Lo de El Sirio llegar¨ªa despu¨¦s, y as¨ª se me conoce en el mundo del toro¡±.
Pasaron cuatro a?os, aprendi¨® el castellano con un sorprendente desparpajo, y se present¨® decidido en la Escuela Taurina de Valencia, donde el director trat¨® de explicarle que con 22 a?os no se pueden iniciar los estudios de torero. ¡°Yo me sent¨ª mal. No entend¨ªa c¨®mo pod¨ªa ser tan dif¨ªcil algo tan t¨ªpico de Espa?a. Pensaba que querer ser torero ser¨ªa algo muy normal¡±.
Tras el fracaso escolar, lo intent¨® en la plaza de toros, donde entrenaban los toreros de la tierra. Tanto insisti¨® Alejandro, que permitieron que acudiera algunas tardes para aprender el toreo de sal¨®n. All¨ª, durante dos a?os, alcanz¨® a distinguir un capote de una muleta, una ver¨®nica de una chicuelina, aprendi¨® a torear y comprendi¨®, tambi¨¦n, que nunca debutar¨ªa como novillero.
¡°As¨ª es; me lo dijo mi maestro V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez. Se me hab¨ªa pasado la edad. Y ¨¦l me indic¨® que lo mejor era intentarlo como banderillero¡±.
Con Bl¨¢zquez debut¨® en 2007 en un festival sin picadores, vestido con un traje corto prestado por su mentor. Ese mismo a?o, invirti¨® 1.200 euros en un vestido azul marino y plata y se sinti¨® torero en Utiel.
Altern¨® el aprendizaje con festejos sin caballos, siete u ocho al a?o, hasta que en 2011 sustituy¨® a un compa?ero enfermo en la cuadrilla de Rom¨¢n, que debut¨® con picadores en septiembre. El 1 de julio de 2014 pis¨® el albero de la Maestranza en la cuadrilla del novillero Fernando Beltr¨¢n, ¡°una ocasi¨®n ¨²nica, maravillosa, que nunca se me olvidar¨¢¡±; este a?o, tres tardes en Madrid, y, en el horizonte, un futuro esperanzador junto a su actual jefe de filas.
¡°Me queda mucho por aprender, pero no quiero conformarme con ser uno m¨¢s. Este es un mundo grande y muy bonito, pero muy exigente. Me gustar¨ªa que Rom¨¢n alcanzara la consideraci¨®n de figura y que yo siguiera en su cuadrilla. Ser¨ªa un orgullo para m¨ª¡±.
Alejandro ha debido compaginar hasta ahora su vocaci¨®n taurina con diversos trabajos (¡°soy un luchador¡±, asegura), es feliz en Espa?a vestido de torero, pero asegura que no ha olvidado sus or¨ªgenes.
"No sufr¨ª la guerra, y mis recuerdos pertenecen a un pa¨ªs tranquilo, sin paro y con gente muy amable¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.