As¨ª cont¨® EL PA?S las tomas de posesi¨®n de los presidentes de EE UU
Desde la inauguraci¨®n de Carter en 1977 a la de Obama en 2013, el peri¨®dico ha estado presente en todas las ceremonias
Desde la toma de posesi¨®n de Jimmy Carter, el primero de la historia sin frac, hasta la segunda de Barack Obama, en 2013, los periodistas de EL PA?S han relatado desde Washington todas las inauguraciones presidenciales.
1977. Jimmy Carter. En una soleada pero fr¨ªa ma?ana (0 grados), tom¨® posesi¨®n el primer presidente estadounidense que jur¨® el cargo con un diminutivo en lugar de con su nombre completo: "Yo, Jimmy Carter", dijo, en lugar de James. Tambi¨¦n fue el primero en no vestir con frac y sombrero, sino que escogi¨® un traje oscuro para la ocasi¨®n. Y fue el primer sudista en ocupar el cargo desde el presidente Taylor, que asumi¨® el cargo en 1849. La prensa local asegur¨® que aquello pon¨ªa definitivamente fin a las heridas de la Guerra de Secesi¨®n. En su breve discurso de 1.400 palabras, Carter reivindic¨® la vigencia del sue?o americano ("sigue vivo"), defendi¨® el desarme nuclear, el respeto a los derechos humanos y el papel central de EEUU en el concierto internacional: "Somos un pa¨ªs idealista, pero que nadie confunda el idealismo con la debilidad. Porque somos libres, no podemos ser nunca indiferentes al destino de la libertad en cualquier lugar del mundo".
1981. Ronald Reagan.?El antiguo actor, que aquella ma?ana del 20 de enero ten¨ªa 69 a?os, pronunci¨® un discurso repleto de optimismo y con una clara llamada a reavivar el esp¨ªritu patri¨®tico. En sus palabras anunci¨® un "nuevo comienzo" y un futuro mejor para el pa¨ªs: "?Por qu¨¦ no vamos a lograrlo? Despu¨¦s de todo, nosotros somos americanos", dijo. Tambi¨¦n anunci¨® las grandes l¨ªneas econ¨®micas de su programa: recortes en el gasto federal y bajadas de impuestos contra la crisis. Hab¨ªa prometido un tiempo mejor, y las buenas noticias no tardaron en llegar. Pocos minutos despu¨¦s de que se convirtiera en el cuadrag¨¦simo presidente del pa¨ªs, fueron liberados los 52 rehenes estadounidenses que hab¨ªan permanecido retenidos 444 d¨ªas en la Embajada de EEUU en Ir¨¢n.
1985. Ronald Reagan. Su segundo mandato comenz¨® con una gran frustraci¨®n: una ola de fr¨ªo ¨¢rtico congel¨® Washington a 15 grados bajo cero y las recomendaciones de los m¨¦dicos le obligaron a suspender los actos al aire libre. La toma de posesi¨®n se realiz¨® en el interior del Capitolio, algo que s¨®lo hab¨ªa sucedido antes, por una nevada, con el presidente?William Howard Taft en 1909. Ya se hab¨ªan gastado 12 millones de d¨®lares en los preparativos, y 60.000 personas hab¨ªan viajado a la capital, pero con la cancelaci¨®n Reagan se evit¨® la posibilidad de terminar como el presidente Harrison en 1841: desafi¨® el viento helado sin abrigo ni sombrero y muri¨® un mes despu¨¦s de una pulmon¨ªa. Bajo techo, Reagan se comprometi¨® a desarrollar un plan de defensa del espacio que protegiera el pa¨ªs de los ataques de los misiles sovi¨¦ticos y que, alg¨²n d¨ªa, hiciera in¨²tiles las armas nucleares. Las encuestas publicadas en la prensa indicaban que el esp¨ªritu del pa¨ªs era entonces de un optimismo exultante.?Reagan prometi¨® mantener durante el mismo rumbo pol¨ªtico conservador de su anterior mandato, resumido en el crecimiento econ¨®mico a trav¨¦s de la libre empresa.
1989. George H. Bush. El 41? presidente de EEUU jur¨® su cargo poniendo la mano izquierda sobre la misma biblia que hab¨ªa utilizado 200 a?os antes el primero, George Washington. Y lo hizo con un discurso alejado de la brillantez ret¨®rica de los a?os de Reagan, quien le hab¨ªa dejado desactivada la amenaza de la guerra fr¨ªa con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Bush asegur¨® en su alocuci¨®n de 20 minutos que seguir¨ªa con el acercamiento de EEUU a la URSS. Hab¨ªa heredado paz internacional y prosperidad econ¨®mica (pese al d¨¦ficit de 160.000 millones), pero no dio todo por hecho: "Es un momento rico en promesas, pero podemos hacerlo mejor", dijo. Prometi¨® que su presidencia ser¨ªa "m¨¢s compasiva" con la pobreza, y no quiso renunciar al rol de EEUU en el mundo: "Ofrecernos al mundo un nuevo compromiso y una nueva promesa: nos mantendremos fuertes para proteger la paz. La mano tendida es un pu?o abierto, pero el pu?o, una vez que se forma, es fuerte y puede ser utilizado con gran eficacia".
1993. Bill Clinton. Para su juramento en una ma?ana muy fr¨ªa y muy soleada, eligi¨® una vieja bibllia familiar y renunciar al diminutivo con el que hab¨ªa funcionado en su etapa como gobernador de Arkansas: "Yo, William Jefferson Clinton", comenz¨® a recitar la tradicional f¨®rmula de las 35 palabras. Despu¨¦s, en su discurso de 15 minutos, hizo especial hincapi¨¦ en el lugar que quer¨ªa que ocupara el pa¨ªs: "Claramente, Estados Unidos tiene que continuar dirigiendo al mundo", dijo, y anunci¨® que trabajar¨ªa con amigos y aliados en los que consideraba los objetivos comunes del momento:?"La econom¨ªa mundial, el medio ambiente en el mundo, la crisis mundial del sida, la carrera de armamentos en el mundo". Evit¨® referirse a la guerra de Irak y repiti¨® apelaciones a la fe en el futuro y promesas de regeneraci¨®n del sistema pol¨ªtico.
1997. Bill Clinton. En su segunda toma de posesi¨®n, alarg¨® la duraci¨®n del discurso de los 15 a los 25 minutos, en los que lanz¨® un vibrante llamamiento a luchar contra el racismo y a practicar la generosidad con los inmigrantes. En una intervenci¨®n que homenajeaba a Martin Luther King,?calific¨® al racismo como "la constante maldici¨®n de Estados Unidos", y record¨® que "cada nueva ola de inmigrantes, ha dado nuevos objetivos a los viejos prejuicios". Fue casi media hora de escasas referencias a asuntos internacionales, en la que dirigi¨® especialmente a sus compatriotas, a quienes?pidi¨® un esfuerzo para trabajar unidos en la construcci¨®n del "puente hacia el siglo XXI".
2001. George W. Bush. La toma de posesi¨®n del segundo Bush presidente se vio deslucida por el mal tiempo y por las manifestaciones en contra, las primeras desde la jura de Richard Nixon en 1973. Las protestas insist¨ªan en que Bush no hab¨ªa ganado las elecciones con claridad y anticipaban a?os de divisi¨®n social y pol¨ªtica. En ese contexto, Bush comenz¨® su discurso con un llamamiento a la reconciliaci¨®n nacional: "Esta es mi promesa solemne: trabajar¨¦ para construir una ¨²nica naci¨®n de justicia y oportunidades". En sus palabras s¨®lo incluy¨® una referencia internacional y resumi¨® el coraz¨®n de sus planes econ¨®micos: "Reduciremos los impuestos para recuperar el vigor de la econom¨ªa".
2005. George W. Bush. Su segunda inauguraci¨®n sucedi¨® en una capital cubierta por la nieve, en un pa¨ªs todav¨ªa herido por el 11-S, fecha a la que se refiri¨® como "el d¨ªa del fuego". Eso marc¨® tambi¨¦n su discurso, uno de los m¨¢s abundantes de la historia en referencias internacionales, en el que prometi¨® "a los que viven bajo la tiran¨ªa y sin esperanzas" que Am¨¦rica no ignorar¨¢ su opresi¨®n ni excusar¨¢ a sus opresores: "Cuando os alc¨¦is para defender vuestra libertad, estaremos a vuestro lado". Con este panorama de fondo, las referencias econ¨®micas o de gesti¨®n carecieron de peso, barridas por la preocupaci¨®n por la seguridad:?"Mi deber m¨¢s solemne es proteger a esta naci¨®n de otros ataques o de nuevas amenazas", dijo Bush.
2009. Barack Obama. El primer presidente negro de la historia de EEUU se present¨® la ma?ana del 20 de enero en el Capitolio dispuesto a seguir la liturgia de sus 43 antecesores en el puesto, pero sufri¨® un ligero traspi¨¦ con el juramento. Al comenzar a pronunciar las 35 palabras cometi¨® su primer error. El jefe del Tribunal Supremo, John Roberts, iba demasiado deprisa y alter¨® el orden de las palabras. Se trab¨®, par¨® y pidi¨® con la mirada que se repitiera la frase. Fue su ¨²nico momento de duda, seguido de un inspirador discurso en el que prometi¨® que "la esperanza se impondr¨¢ al miedo" y que "la voluntad com¨²n se impondr¨¢ al conflicto y al desacuerdo". En un momento especialmente delicado, defendi¨® c¨®digos antiguos: "Valores como el trabajo duro y la honestidad, el coraje y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo son cosas viejas, pero son cosas de verdad. Hoy se requiere el retorno a esas verdades. Lo que se requiere de nosotros ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento de parte de cada estadounidense de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, con nuestra naci¨®n y con el mundo".
2013. Barack Obama. Su segunda inauguraci¨®n tuvo dos partes. Como el 20 de enero, la fecha que marca la Constituci¨®n para asumir el cargo, cay¨® en domingo, ese d¨ªa jur¨® en privado, en la Sala Azul de la Casa Blanca, sobre una biblia perteneciente a su suegra. En esta segunda ocasi¨®n, no hubo problemas con Roberts y el orden de las 35 palabras del juramento. Las celebraciones p¨²blicas, con casi un mill¨®n de asistentes, se reservaron para el d¨ªa siguiente, cuando repiti¨® el juramento, aunque en esta ocasi¨®n sin valor legal, sino como parte de una representaci¨®n que cerr¨® Beyonc¨¦ cantando el himno. En su discurso, Obama us¨® un tono m¨¢s progresista que cuatro a?os atr¨¢s. Habl¨® de un futuro mejor, con verdadera igualdad de oportunidades, sin discriminaciones sociales ni ventajas legales que favorezcan el ¨¦xito de algunos a costa de la perenne marginaci¨®n de otros. Habl¨® de completar la igualdad de las mujeres y los homosexuales, y de la necesidad de culminar la reforma migratoria: "Nuestro viaje no habr¨¢ terminado hasta que encontremos una mejor forma de acoger a los esforzados y esperanzados inmigrantes que todav¨ªa ven Am¨¦rica como la tierra de las oportunidades".
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