Domin¨® Odebrecht

La historia comienza con un simple juez en la ciudad de Curitiba, estado de Paran¨¢ en Brasil. Se trata de S¨¦rgio Moro, quien en marzo de 2014 emprendi¨® la investigaci¨®n conocida como Lava Jato. Era una compleja red de sobornos distribuidos entre pol¨ªticos a cambio de contratos con Petrobras. El esquema tenia como actor principal al holding privado de petr¨®leo y construcci¨®n Braskem-Odebrecht, esta ¨²ltima la empresa constructora m¨¢s grande de Am¨¦rica Latina.

Odebrecht era una canciller¨ªa paralela; el mercantilismo casi en estado puro. Con operaciones en todo el continente americano y en ?frica, sus contratos de obra p¨²blica en otros pa¨ªses eran parte central de la pol¨ªtica exterior de Brasil. Recu¨¦rdese la presencia de Marcelo Odebrecht, hoy cumpliendo una condena de 19 a?os, en la inauguraci¨®n del puerto de La Habana en enero de 2014. En su discurso, la presidenta Rousseff destac¨® al presidente de la compa?¨ªa tanto como a Ra¨²l Castro y los otros mandatarios presentes.

Aquel evento fue una placa radiogr¨¢fica del caso, la met¨¢fora de algo m¨¢s profundo. Es que la investigaci¨®n de Moro document¨® 10 mil millones de d¨®lares como valor de regreso al fisco y produjo miles de allanamientos, 120 condenas en primera instancia, cientos de acuerdos de delaci¨®n premiada a arrepentidos, 1.000 millones de d¨®lares bloqueados por la justicia, el procesamiento y encarcelamiento de funcionarios, pol¨ªticos y ejecutivos.

El dedo de Moro empuj¨® la primera ficha de este domin¨®. Entre las consecuencias pol¨ªticas m¨¢s serias se incluyen tres causas contra Lula y su familia, cuya primera sentencia se espera en marzo; el impeachment y destituci¨®n de Dilma; y luego la remoci¨®n y encarcelamiento de quien presidi¨® aquel proceso en la C¨¢mara de Diputados, Eduardo Cunha. Hoy, todo ello amenaza la estabilidad del presidente en ejercicio, Michel Temer.

Pero tambi¨¦n se trata de un domin¨® con ramificaciones internacionales y con un final por dem¨¢s incierto. Ocurre que Odebrecht se declar¨® culpable y entabl¨® un acuerdo con autoridades judiciales en Estados Unidos y Suiza por 3.500 millones de d¨®lares en multas. Ello por haber sobornado a funcionarios de una docena de gobiernos en ?frica y Am¨¦rica Latina por m¨¢s de 788 millones de d¨®lares.

El caso se halla bajo jurisdicci¨®n del distrito de Nueva York¡ªque hizo menci¨®n a la existencia de una unidad aut¨®noma, suerte de "Departamento de Coimas" dentro de Braskem-Odebrecht¡ªy contenido por el Acta de Pr¨¢cticas Corruptas en el Extranjero de 1977, ley de Estados Unidos que se aplica con importantes grados de extra-territorialidad.

El monto del acuerdo ser¨ªa el m¨¢s alto de la historia e incluye a 77 ejecutivos de Odebrecht que se acogieron a cooperar con la justicia bajo la figura de arrepentimiento. Se especifica que los arrepentidos deben colaborar con el juzgado, la oficina del fiscal y la divisi¨®n de fraude del distrito de Nueva York en todo lo que se les indique, incluyendo divulgar la identidad de los funcionarios sobornados.

Dichos nombres no se han dado a conocer. No todav¨ªa, dicen los expertos, pero aseguran que ocurrir¨¢. S¨ª se ha dado a conocer la lista de doce pa¨ªses, la operatoria y los montos de las coimas: 35 millones de d¨®lares en Argentina, 29 en Per¨², 33.5 en Ecuador y 92 en la Rep¨²blica Dominicana, por citar solo cuatro ejemplos.

Cuando se conozcan los nombres de los corruptos habr¨¢ funcionarios de gobiernos nacionales, estaduales (o provinciales) y municipales. Odebrecht ten¨ªa una estrategia eminentemente pol¨ªtica. Conoc¨ªa qu¨¦ decisiones se tomaban a qu¨¦ nivel, es decir, los tipos de obra p¨²blica que pertenec¨ªan a diferentes instancias del Estado.

El caso ilustra la l¨®gica pol¨ªtica en este proceso. He sugerido con anterioridad analizar la corrupci¨®n como forma de dominaci¨®n, o sea, como r¨¦gimen pol¨ªtico. Es que ya no se trata de un simple funcionario que paga un sobreprecio para quedarse con la diferencia. Lo nuevo es la transnacionalidad de la corrupci¨®n, la magnitud de los recursos involucrados y su capacidad de capturar¡ªliteralmente¡ªla pol¨ªtica.

Es el poder lo que est¨¢ en juego en esta historia, es decir, el control del Estado. En la Am¨¦rica Latina reciente ello se lograba sobre el tr¨ªpode de boom de precios (o sea, recursos excesivos), corrupci¨®n y perpetuaci¨®n. Pero se vive un tiempo diferente. El cambio de precios ha desacelerado la econom¨ªa, reduciendo la tolerancia social a la corrupci¨®n y haciendo la reelecci¨®n indefinida m¨¢s dif¨ªcil.

El gran desaf¨ªo de Am¨¦rica Latina hoy es quitarle la pol¨ªtica a la corrupci¨®n para tener democracia. Para que ello ocurra, probablemente antes deban caer todas las fichas de este domin¨®.

@hectorschamis