Una pol¨ªtica exterior que pone en jaque el orden liberal global
La arquitectura mundial puede quedar tocada con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca
La arquitectura mundial que durante siete d¨¦cadas garantiz¨® la primac¨ªa mundial de Estados Unidos puede quedar tocada con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Trump, que este viernes jura el cargo de presidente, cuestiona la vigencia de las alianzas que han sustentado el poder geopol¨ªtico estadounidense, como la OTAN, y considera obsoleto el sistema de libre comercio internacional que en estas d¨¦cadas ha contribuido al dominio econ¨®mico del pa¨ªs.
Como ocurre siempre con el nuevo comandante en jefe, no est¨¢ claro cu¨¢nto hay de serio y cu¨¢nto de provocaci¨®n en sus palabras, y algunos de sus colaboradores en puestos clave, como el Pent¨¢gono, defienden posiciones diametralmente opuestas. Pero la reiteraci¨®n de algunas promesas en los ¨²ltimos d¨ªas ha bastado para activar las alarmas entre los aliados y las propias ¨¦lites de EE UU.
En los laboratorios de ideas de Washington, pieza fundamental del establishment denostado por el presidente electo, el asombro y la inquietud dejan paso al realismo. Poco a poco se acepta que a partir de ahora el actor imprevisible y err¨¢tico que amenazar¨¢ con perturbar el orden internacional ya no vivir¨¢ s¨®lo en pa¨ªses remotos, sino en el n¨²mero 1600 de la avenida de Pensilvania.
No es necesario remontarse a los m¨ªtines de campa?a, cuando a veces los candidatos, al calor de la pelea partidista, exageran o lanzan promesas que saben incumplibles. Desde que el 8 de noviembre el republicano Trump derrot¨® a la dem¨®crata Clinton en las elecciones presidenciales, sus declaraciones han sido suficientes para remover los cimientos de la pol¨ªtica internacional.
En mensajes de 140 caracteres en la red social Twitter o con llamadas telef¨®nicas intempestivas, el magnate neoyorquino ha puesto en duda la pol¨ªtica de EE UU hacia China y Taiw¨¢n vigente desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas; ha cortejado a Rusia como pocos presidentes lo hab¨ªan hecho antes; ha desairado a los socios europeos lanzando misiles verbales contra la UE y la OTAN. Y, m¨¢s ins¨®lito a¨²n, para defender al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, ante las sospechas de que interfiri¨® en la campa?a electoral en favor de Trump, ha ofendido con mayor virulencia a los servicios de espionaje estadounidenses.
El mi¨¦rcoles, en la presentaci¨®n en Washington de su nuevo libro, The world in disarray (El mundo en confusi¨®n), Richard Haas, presidente del think tank Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en ingl¨¦s), insisti¨® en que las alianzas internacionales han sido una inversi¨®n rentable para EE UU. ¡°Los beneficios del orden internacional han sido enormes y los costes modestos¡±, dijo Haas, que ocup¨® altos cargos en las administraciones de George Bush padre e hijo. Su nombre son¨® como n¨²mero dos del Departamento de Estado de Trump. Haas y el CFR son la m¨¢xima encarnaci¨®n del establishment, las ¨¦lites que, independientemente del color pol¨ªtico del presidente, desde el final de la Segunda Guerra Mundial modelan el consenso de la pol¨ªtica exterior y de seguridad de la primera potencia. Este consenso se?alaba, por ejemplo, que la OTAN no era una carga para EE UU, como parece sugerir Trump, sino que respond¨ªa a sus intereses vitales. Tambi¨¦n el proyecto europeo y el anclaje del continente a Occidente, fueron, con altibajos, ideas auspiciadas por Washington.
El temor en los salones de Washington es doble. Primero, que, aunque Trump act¨²e racionalmente, los conflictos externos le fuercen a reaccionar. El presidente saliente, Barack Obama, no contaba, cuando el 20 de enero de 2009 jur¨® el cargo por primera vez, que estallar¨ªa una guerra civil en Siria, que aparecer¨ªa el Estado Isl¨¢mico o que Rusia se anexionar¨ªa Crimea. Un presidente no decide ¨¦l solo la agenda; la agenda se le impone.
A golpe de tuits
El segundo temor es que sea el propio Trump quien desencadene la crisis. ¡°No haga movimientos s¨²bitos¡±, aconseja Haas a Trump en un art¨ªculo en The Wall Street Journal. Haas se refiere al acuerdo nuclear con Ir¨¢n, que Trump prometi¨® romper, a la pol¨ªtica de Una China, y al anunciado traslado de la embajada de EE UU en Israel de Tel Aviv a Jerusal¨¦n. ¡°Los aliados que dependen de Washington para su seguridad¡±, escribe, ¡°necesitan saber que su confianza es adecuada. Las dudas serias sobre Am¨¦rica dar¨ªan pie inevitablemente a un mundo muy diferente y mucho menos ordenado¡±.
El uso de Twitter por parte del presidente Trump es otra fuente de preocupaci¨®n. ¡°La pol¨ªtica por medio de Twitter proporciona una habilidad incre¨ªble de enviar mensajes cortos y concisos¡±, dice Heather Conley, directora del programa de Europa en el laboratorio de ideas de Washington CSIS (Centro para los estudios estrat¨¦gicos e internacionales). ¡°Pero si un l¨ªder lee un cierto mensaje, por ejemplo China, algo sobre el mar de China del Sur, y empieza a hacer movimientos militares, entonces las fuerzas militares de EE UU deben empezar a contrarrestar estos movimientos¡¡±.
Es el peor de los escenarios, pero lo que hasta hace poco era inimaginable ¡ªun presidente de Estados Unidos causando crisis internacionales a golpe de tuit¡ª ya entra en el terreno de lo posible.
Obama subraya la alianza transatl¨¢ntica
El presidente Barack Obama cuid¨® los detalles hasta el ¨²ltimo momento. La ¨²ltima llamada de su presidencia a un l¨ªder internacional fue este jueves para la canciller alemana, Angela Merkel.
En la llamada participaron la primera dama, Michelle Obama, y el marido de Merkel, Joachim Sauer. ¡°El presidente y la canciller¡±, dice el comunicado de la Casa Blanca, ¡°coincidieron en que la cooperaci¨®n cercana entre Washington y Berl¨ªn y entre EE UU y Europa son esenciales para garantizar un v¨ªnculo transatl¨¢ntico robusto, un orden internacional basado en normas, y la defensa de los valores que han hecho tanto para hacer avanzar el progreso humano en nuestros pa¨ªses y todo el mundo¡±.
Durante la campa?a, Trump compar¨® en tono insultante a su rival dem¨®crata, Hillary Clinton, con la canciller alemana. Hace unos d¨ªas, en una entrevista con el diario londinense The Times y el alem¨¢n Bild, calific¨® de ¡°error catastr¨®fico¡± su pol¨ªtica de acogida de refugiados, y dijo que tratar¨ªa a Merkel ¡ªjefa del Gobierno de uno de los aliados m¨¢s estrechos de EE UU¡ª y al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, en pie de igualdad.
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