¡°Nos hacen sentir como criminales¡±
Un vuelo trae dos veces por semana a los deportados mexicanos de Estados Unidos, estas son las historias de sus pasajeros
No se parece a ning¨²n otro vuelo de la Terminal 2 del aeropuerto de la Ciudad de M¨¦xico. No se anuncia. No se espera. No hay pancartas de bienvenida en la puerta de llegadas. Sus pasajeros viajan esposados de pies y manos. No pueden levantarse ni ir al ba?o. Cualquier queja es ignorada o reprimida. "Nos hacen sentir como criminales y a veces no entiendes por qu¨¦ tienes que pasar por todo esto", cuenta Efra¨ªn Fragoso, uno de los 135 deportados que acaban de aterrizar como cada martes y jueves en la capital mexicana desde Estados Unidos. El avi¨®n ha arribado cuatro d¨ªas despu¨¦s de que Donald Trump llegara a la Casa Blanca y un d¨ªa antes de que el republicano firme este mi¨¦rcoles la orden ejecutiva para construir un muro en la frontera con M¨¦xico.
Fragoso, de 56 a?os, s¨®lo carga una arpillera con sus identificaciones y algunos salmos de la Biblia, as¨ª como una peque?a bolsa color fucsia que le dieron las autoridades mexicanas con informaci¨®n sobre su regreso. Es todo lo que trae. Estuvo detenido seis meses, aunque su condena era de 75 d¨ªas. Primero en Paso del Norte y en Sierra Blanca, en la frontera entre Texas y Chihuahua, despu¨¦s en Otero, Nuevo M¨¦xico. "Te juzgan por cruzar sin papeles y despu¨¦s en los Estados que te reclaman por algo que hiciste o por algo que hizo alguien que se llama igual que t¨², de todas formas te trasladan", asegura.
Entr¨® en Estados Unidos por primera vez hace 14 a?os y se estableci¨® en el condado de Orange, en California. Es un veterano de las repatriaciones, ha intentado cruzar 15 veces. Nunca con visa. "Estados Unidos se da ba?os de pureza, sus jueces juran sobre una Biblia y luego nos tratan as¨ª, cuando la mayor¨ªa s¨®lo vamos a trabajar", hace una pausa y reflexiona: "Tenemos derecho a quejarnos, aunque a veces pienso '?De qu¨¦ me quejo en Estados Unidos, si las autoridades mexicanas se comportan igual o peor en la frontera sur?".
Admite que probablemente volver¨¢ a irse. "Me siento mejor que en M¨¦xico, hay m¨¢s seguridad y, adem¨¢s, el Gobierno de aqu¨ª es muy corrupto, por eso busco una oportunidad en Estados Unidos, aunque sea como inmigrante ilegal", afirma con determinaci¨®n. Tiene tres hijos y nietos en la capital, pero siempre va sin compa?¨ªa. A veces por Tijuana, otras por Sonora o Ciudad Ju¨¢rez. "Es muy peligroso, prefiero correr el riesgo solo, los controles son muy estrictos, sobre todo despu¨¦s del 11-S", explica.
Estados Unidos se da ba?os de pureza, sus jueces juran sobre una Biblia y luego nos tratan as¨ª, cuando la mayor¨ªa s¨®lo vamos a trabajar Efra¨ªn Fragoso, deportado
Fragoso es de los mayores. Casi todos los repatriados son menores de 30 a?os. "Hacen contigo lo que quieran, si ellos lo deciden te quedas encerrado", relata Valent¨ªn Osorio, mientras reconstruye el trayecto de regreso a su pa¨ªs de origen. Los reclusos de diferentes centros de detenci¨®n se levantan temprano por la ma?ana, permanecen esposados dentro de autobuses por horas hasta que llegan al aeropuerto fronterizo. Las autoridades estadounidenses permiten que los deportados hagan una llamada de dos minutos para avisar de que volver¨¢n antes de partir. Reciben un s¨¢ndwich para merendar y las esposas s¨®lo desaparecen hasta que llegan a su pa¨ªs de origen y pasan a custodia de los agentes mexicanos.
Osorio conoci¨® a H¨¦ctor en el centro de detenci¨®n de Las Vegas. H¨¦ctor, de 23 a?os, no quiere revelar m¨¢s detalles sobre su identidad porque espera regresar a Los ?ngeles a m¨¢s tardar en una semana. La migra lo detuvo porque rebas¨® una l¨ªnea en una se?al de alto mientras conduc¨ªa. Hab¨ªa trabajado tres a?os en la construcci¨®n, sin papeles. El v¨ªa crucis fue el mismo, en varios centros de detenci¨®n, por varios meses, sin ninguna noci¨®n de lo que segu¨ªa en el proceso.
La matem¨¢tica detr¨¢s de su elecci¨®n parece, sin embargo, clara. Las opciones son regresar a Tepito, uno de los barrios bravos de la capital, y cobrar el seguro de desempleo de 120 d¨®lares mensuales que le ofrece el Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico o trabajar como alba?il en California. En una buena semana ganaba hasta 1.500 d¨®lares, 1.000 iban de regreso a M¨¦xico para su madre. A H¨¦ctor no le importa mucho el inquilino de la Casa Blanca. "Siempre ha estado dif¨ªcil, pero el que no arriesga, no gana", dice convencido. Es su principio de supervivencia, lo tiene tatuado en la mu?eca derecha.
El principio utilitario no aplica para todos. Heriberto P¨¦rez, de 28 a?os, est¨¢ convencido de dejar atr¨¢s su trabajo en las cocinas de Los ?ngeles y regresar a los campos de Guanajuato, en el centro del pa¨ªs. Fueron 11 a?os lejos de sus padres y era tiempo de volver. "Las cosas all¨¢ se van a poner m¨¢s dif¨ªciles con el nuevo presidente y no me gust¨® la vida all¨¢, aqu¨ª hay menos dinero, pero la gente es mejor", argumenta. Su hermano, su cu?ada y sus sobrinos se quedaron. "Hacemos lo que sea para sobrevivir", agrega.
Barack Obama deport¨® hasta julio del a?o pasado a m¨¢s de 2,8 millones de inmigrantes, casi la mitad de ellos no ten¨ªan antecedentes penales. No todos vuelven en aviones, pero cuando aterrizan, el Gobierno de M¨¦xico les da la opci¨®n de quedarse en la capital, de ser trasladados a las terminales de autobuses para llegar a sus Estados de origen o de llegar a albergues temporales. El presidente Enrique Pe?a Nieto se?al¨® el lunes que, ante la llegada de Trump, una de las prioridades en pol¨ªtica exterior ser¨¢ la protecci¨®n consular y la defensa de los derechos humanos de los inmigrantes mexicanos.
Una d¨¦cima parte de los deportados optaron ese d¨ªa por moverse por sus propios medios en la Ciudad de M¨¦xico, informaron los trabajadores del Instituto Nacional de Migraci¨®n, que se coordinan con otras instancias gubernamentales para prestar asistencia a los repatriados. "Es un aparato muy maquillado, te dicen '?bienvenido, paisano!', pero en el momento en el que cruzas la puerta vuelves a ser parte del problema, sin trabajo ni oportunidades", sentencia Fragoso.
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