Batallones estadounidenses ya maniobran en el Este de Europa

La pizzer¨ªa Zamkowa, en el centro de Zagan, est¨¢ al completo. A resguardo del fr¨ªo de la tarde, dos grupos de veintea?eros vestidos de camuflaje se agolpan en las pocas mesas disponibles del modesto local. Son s¨®lo un pu?ado de los m¨¢s de 4.000 soldados del Ej¨¦rcito Estadounidense que han comenzado su despliegue en Polonia y otros pa¨ªses del Este de Europa. Desde la acera, Roman Sodowy les observa con curiosidad. Para este agricultor de 62 a?os, son m¨¢s que bienvenidos. ¡°Que est¨¦n aqu¨ª me da mucha seguridad¡±, afirma atus¨¢ndose el pelo, completamente cano. ¡°Lo de Rusia es serio. Estamos amenazados, no son solo habladur¨ªas y propaganda¡±, remarca.

La peque?a Zagan se ha convertido en base de operaciones y distribuci¨®n de los batallones de infanter¨ªa estadounidenses que han comenzado a posicionarse en Polonia, Lituania, Estonia, Letonia, Rumania y Bulgaria en lo que ya es su mayor despliegue en el Viejo Continente desde la Guerra Fr¨ªa. Forman parte de la misi¨®n de la OTAN, a la que EL PA?S ha sido invitado por las tropas estadounidenses,?para reforzar el flanco Este de Europa ante una potencial agresi¨®n rusa. Un temor que ha anidado profundamente en los antiguos pa¨ªses sat¨¦lite de la antigua URSS tras la anexi¨®n de Crimea por Rusia y el a¨²n caliente conflicto del este de Ucrania.

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Al antiguo profesor Piotr Owczarz y su esposa Iolanta, que acaban de salir de la iglesia, todo ello les trae olor a la Polonia de la dictadura comunista en la que crecieron, a ley marcial y a Guerra Fr¨ªa. Como el 75% de los polacos, seg¨²n un sondeo del Instituto de Asuntos P¨²blicos, temen un ataque militar de Rusia. ¡°No tengo nada en contra de los ciudadanos rusos, pero [Vlad¨ªmir] Putin, su presidente, es otra cosa. Yo creo que estamos viviendo una nueva Guerra Fr¨ªa que cada vez es m¨¢s caliente¡±, dice el hombre.

Los Owczarz, como la inmensa mayor¨ªa de habitantes de Zagan, tambi¨¦n est¨¢n encantados con el despliegue de la OTAN. Y no s¨®lo por la protecci¨®n. Tambi¨¦n porque la presencia de los militares llevar¨¢ un poquito de prosperidad a la regi¨®n, que tiene un 30% de paro. Sin embargo, la pareja se muestra algo inquieta por los v¨ªnculos del nuevo presidente de EE UU, Donald Trump, con el Kremlin. El republicano no s¨®lo ha elogiado al mandatario ruso, tambi¨¦n ha cuestionado el compromiso de su pa¨ªs con la Alianza Atl¨¢ntica. Una postura ¡ªno compartida por sus responsables de Defensa¡ª que ha puesto en el foco a la esperada misi¨®n en el Este, dotada con un presupuesto de unos 3.400 millones de d¨®lares para este a?o. Mientras, el Gobierno ruso ya ha declarado que el despliegue es una ¡°amenaza¡± para su seguridad y que no hace sino dificultar el di¨¢logo.

A media hora de Zagan, en Trzebien, uno de los batallones de la misi¨®n ya ha comenzado las maniobras militares. Con 12 grados cent¨ªgrados negativos, y sobre una espesa capa de nieve, el sargento Thomas Venn y sus compa?eros ruedan sus tanques Abrams y entrenan con fuego real. Unos kil¨®metros dentro del bosque blanco y verde, otro grupo prepara los veh¨ªculos de combate Bradley para camuflarse. ¡°El objetivo de estas maniobras conjuntas es que seamos capaces de combatir eficientemente junto a los aliados, y no cada uno como fuerzas separadas¡±, apunta Steven Mirr, director de las operaciones defensivas de la misi¨®n estadounidense en la OTAN.

A pocos metros, en una tienda de lona, varios soldados tratan de dormir un poco en sus catres, extendidos en el suelo. Uno de ellos, el especialista Eddie Melton, de 20 a?os, explica que han estado de maniobras desde la madrugada. ¡°No estamos aqu¨ª para empezar una guerra, sino para dar nuestro apoyo a Europa¡±, dice. ¡°Aunque, honestamente, no creo que Rusia sea una amenaza¡±, a?ade mientras apura el rancho militar.

Peter Doran, vicepresidente del think tank Center for European Policy Anaysis, no est¨¢ de acuerdo. El analista recuerda las distintas incursiones del Ej¨¦rcito ruso en el espacio a¨¦reo aliado ¡ªuna de las ¨²ltimas en Finlandia y Estonia¡ª y las maniobras militares que el Kremlin y Bielorrusia tienen previstas este a?o. ¡°Las ¨²ltimas, en 2009 y 2013, fueron extremadamente agresivas y simularon un ataque nuclear contra Polonia¡±, apunta.