Donald Trump sacude Estados Unidos en una semana
El nuevo presidente acelera el repliegue internacional en un arranque fren¨¦tico del mandato
Estados Unidos, un pa¨ªs que ha oscilado en su historia entre momentos de apertura al mundo y otros de cerraz¨®n, ha entrado en una fase de repliegue que sacude algunos de los pilares que han sustentado su hegemon¨ªa. En su primera semana en la Casa Blanca, Donald Trump ha decretado el cierre de las fronteras a las personas que huyen de la miseria econ¨®mica, la persecuci¨®n pol¨ªtica o las guerras civiles, y ha abierto una crisis diplom¨¢tica con el vecino del sur, M¨¦xico. Todo en medio de una actividad fren¨¦tica, mientras rompe normas y paradigmas propios de la mayor¨ªa de democracias modernas.
Trump no defrauda. Ni a los suyos ni a quienes tem¨ªan que llevase a la Casa Blanca su peor versi¨®n, la del tribuno populista y nacionalista que en campa?a cruz¨® l¨ªmites y rompi¨® tab¨²es que muy pocos candidatos hab¨ªan cruzado.
Prometi¨® construir un muro en la frontera con M¨¦xico ¡ªfrontera que desde los a?os noventa ya est¨¢ ampliamente protegida por vallas y otros obst¨¢culos¡ª y una de sus primeras decisiones fue firmar un decreto que ordena comenzar a construirlo. Prometi¨® mano dura con los inmigrantes y ha dado poderes a las fuerzas del orden para detener a los sin papeles y lanzar una batalla pol¨ªtica y judicial contra las grandes ciudades que los acogen. Prometi¨® vetar la entrada de los musulmanes y, aunque el decreto firmado el viernes reduce el alcance del veto a siete pa¨ªses, no s¨®lo discrimina contra una religi¨®n sino que castiga a los sirios v¨ªctimas de las matanzas en su pa¨ªs cerr¨¢ndoles la puerta de Estados Unidos. Prometi¨® otro muro simb¨®lico a la globalizaci¨®n, y una de sus primeras decisiones fue retirar a su pa¨ªs del TPP, un tratado de libre comercio entre pa¨ªses de la cuenca del Pac¨ªfico que representan el 40% de la econom¨ªa mundial. El TPP exclu¨ªa a China, y la retirada de EE UU, como otros gestos de repliegue internacional, puede dejar v¨ªa libre a una China en ascenso.
Prometi¨® revolucionar la manera de gobernar en Washington, y, por el ritmo de las decisiones en estos primeros nueve d¨ªas, la simultaneidad de los mensajes y los frentes abiertos, y la voluntad de seguir ofendiendo a los adversarios y manipulando la verdad, ha demostrado que Washington no le cambiar¨¢ a ¨¦l sino que ¨¦l cambiar¨¢ Washington.
Trump, como escrib¨ªa el s¨¢bado The New York Times, no parece querer someterse al juicio tradicional de los cien primeros d¨ªas, sino al de las cien primeras horas. ¡°Ning¨²n presidente en tiempos modernos, quiz¨¢ nunca, ha empezado con tal r¨¢faga de iniciativas en tantos frentes y en tan poco tiempo¡±, dec¨ªa el diario.
Tradiciones socavadas
Como escribe Jessica T. Mathews, del laboratorio de ideas Carnegie ?Endowment for International Peace, en The New York Review of Books, Donald Trump ha echado por la borda tres fundamentos de la pol¨ªtica exterior de EE UU desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Primero, el reconocimiento de que las alianzas internacionales responden al inter¨¦s nacional. Segundo, la creencia en que la econom¨ªa global no es una competici¨®n en la que uno pierde y otro gana ¡ªcomo cree Trump¡ª sino un sistema que acaba beneficiando a todos. Y tercero, la preferencia por las democracias como sistema pol¨ªtico para otros pa¨ªses. "A los dictadores hay que tolerarlos, gestionarlos o confrontarlos, pero no admirarlos", escribe Mathews.
Trump ha declarado su admiraci¨®n por l¨ªderes como Vlad¨ªmir Putin. En su discurso inaugural no hubo menci¨®n de la democracia o los derechos humanos. Algunos de sus primeros gestos, como el discurso en la sede de la CIA apuntando a los periodistas como el enemigo, son poco habituales en un estado de derecho. La impronta de Steve Bannon, consejero de Trump e ide¨®logo de la alt right o derecha alternativa, se nota en la ret¨®rica populista y nacionalista, estos d¨ªas traducida a textos legales, y en el esfuerzo por socavar la autoridad de los hechos emp¨ªricos y de los medios de comunicaci¨®n que intentan transmitirlos.
En su primera semana ha firmado 15 ¨®rdenes ejecutivas y memor¨¢ndums presidenciales, documentos legales comparables con decretos. Algunos son m¨¢s simb¨®licos que inmediatamente efectivos; est¨¢ por ver, por ejemplo, cu¨¢ndo comenzar¨¢ la construcci¨®n del muro. Pero casi todos est¨¢n dise?ados para desmontar el legado de su antecesor, el dem¨®crata Barack Obama, y dinamitar consensos ¡ªsobre la buena vecindad con M¨¦xico, o el cuidado a la hora de discriminar a religiones u hostigar a las minor¨ªas¡ª hasta ahora dominantes en Washington.
La primera semana de Trump ha sido un shock and awe, el equivalente pol¨ªtico de la doctrina militar del impacto y la intimidaci¨®n que EE UU aplic¨® cuando invadi¨® Irak en 2003. Desde que el 20 de enero, en el discurso inaugural, Trump proclam¨® que aquel d¨ªa terminaba ¡°la carnicer¨ªa americana¡±, qued¨® claro que la ret¨®rica apocal¨ªptica de la campa?a definir¨ªa su acci¨®n pol¨ªtica. El cierre temporal de la frontera a los refugiados e inmigrantes de varios pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana, o el acoso a los inmigrantes sin papeles, no responden, en contra de lo que afirma el presidente, a una crisis migratoria o de refugiados inminente, ni a un ambiente de inseguridad causado general por estas personas.
Hechos alternativos
En contra de lo que sostiene el presidente ¡ªy es probable que muy pronto ¨¦l lo descubra y se atribuya el m¨¦rito¡ª, EE UU es hoy, con todos sus problemas de desigualdad, pobreza y violencia, un pa¨ªs con una econom¨ªa en marcha y un paro con niveles pr¨®ximos al pleno empleo, y una mayor estabilidad geopol¨ªtica que hace diez a?os.
La tendencia a la tergiversaci¨®n ha definido los primeros d¨ªas de la Administraci¨®n Trump. Se inaugura la era de los ¡°hechos alternativos¡±, el concepto acu?ado por la asesora Kellyanne Conway. O directamente de la mentira, clave en el ascenso de Trump, que dio sus primeros pasos hacia la Casa Blanca en 2011 al erigirse en portavoz de la teor¨ªa racista y falsa seg¨²n la cual Obama, primer presidente afroamericano, no hab¨ªa nacido en el pa¨ªs. Esta semana el presidente ha recuperado otra teor¨ªa descabellada: la de un fraude masivo que dio la victoria en noviembre a su rival dem¨®crata Hillary Clinton en votos.
Trump ya no es un candidato heterodoxo, ni un showman de los reality shows, un chiste para los programas de entretenimiento. Es el presidente de Estados Unidos, el pa¨ªs que desde su fundaci¨®n se ha presentado como una naci¨®n diferente, un modelo para la humanidad. Con sus decisiones Al se?alar a mexicanos y musulmanes, al colocar los ¡°hechos alternativos¡± en el n¨²cleo de decisi¨®n de la Casa Blanca, al retomar teor¨ªas conspiratorias que desacreditan el sistema democr¨¢tico estadounidense, puede convertir en aceptables comportamientos e ideolog¨ªas que hasta hace poco se situaban en los m¨¢rgenes de esta sociedad. Los homologa. El mundo ¡ªlos l¨ªderes autoritarios y los aspirantes a serlo, y los aliados democr¨¢ticos¡ª toma nota.
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