La pol¨ªtica brasile?a contiene la respiraci¨®n ante la ¡®bomba Odebrecht¡¯
El pa¨ªs de origen de la multinacional puede ser el m¨¢s afectado por la trama de sobornos
En el pa¨ªs donde se origin¨® el caso Odebrech a¨²n no resulta f¨¢cil medir su impacto concreto. Cuesta contar cu¨¢ntas cabezas han ca¨ªdo por su culpa: la mayor¨ªa de sus imputados ya estaban en el punto de mira de la justicia por la macroinvestigaci¨®n Petrobras, que lleva a?os destapando la corrupci¨®n entre las ¨¦lites del pa¨ªs y dentro de cuyo marco se encuentra este caso. Pero sobre todo porque en Brasil la bomba Odebrecht a¨²n no ha sido detonada.
Por ahora, y ese ahora puede ser muy breve, el caso Odebrecht solo una pesadilla para centenares de pol¨ªticos, a la espera de que un d¨ªa un juez ordene una acci¨®n policial basada en La confesi¨®n del fin del mundo: los detalles que 77 ejecutivos de la multinacional han dado sobre los sobornos a todo tipo de pol¨ªticos. Si ese juez es de primera instancia, ir¨¢ a por los cargos intermedios y el da?o ser¨¢ considerable pero no letal. Si ese juez es del Tribunal Supremo, que lleva algo m¨¢s de una semana estudiando La confesi¨®n, puede ir hasta por los pol¨ªticos aforados: los ministros del presidente y sus aliados. La ¨¦lite. La bomba Odebrecht ser¨ªa una grave crisis en un pa¨ªs normal. En uno aplastado por la recesi¨®n m¨¢s grave que ha vivido en d¨¦cadas, que dura ya tres a?os, y donde todav¨ªa no se han cerrado las heridas del traum¨¢tico impeachment que en agosto alej¨® del poder a la presidenta Dilma Rousseff, puede ser una hecatombe pol¨ªtica.
Los da?os colaterales ya son irreparables. El propio imperio Odebrecht, por ejemplo, ha sufrido: de reflejar casi 500 millones de reales de beneficios (160 millones de d¨®lares) en 2014 ha pasado declarar p¨¦rdidas de 300 millones de reales (casi 100 millones de d¨®lares) en 2015. Ese fue el a?o en el que el presidente Marcelo Odebrecht fue detenido por su implicaci¨®n en el caso Petrobras y la imagen de empresa ejemplar que proyectaba la marca se resquebraj¨® irreparablemente. No s¨¦ conoce a¨²n el balance de 2016 pero teniendo en cuenta que en ese a?o la situaci¨®n solo ha empeorado (se ha destapado la red de sobornos y el presidente ha sido sentenciado a 19 a?os de c¨¢rcel), la consultora Fitch calcula que las p¨¦rdidas aumentar¨¢n un 15%. Per¨² ha cancelado la construcci¨®n del gasoducto m¨¢s grande su historia, uno de los mayores proyectos de la multinacional, y ha anunciado que no volver¨¢ a trabajar con los brasile?os. Lo mismo ha anunciado Panam¨¢.
Algunas instituciones tambi¨¦n se est¨¢n resistiendo: el juez que llevaba el caso Petrobras en el Tribunal Supremo, Teori Zavascki, muri¨® a finales de enero cuando el avi¨®n privado en el que volaba se estrell¨® contra el mar de Paraty (Rio de Janeiro). A¨²n no hab¨ªa decidido si incluir o no La confesi¨®n del fin del mundo dentro de sus pesquisas: la decisi¨®n la acab¨® tomando la presidenta del Supremo el mismo d¨ªa que la instituci¨®n reabri¨® sus puertas tras las vacaciones de verano. Para entonces el pa¨ªs se encontraba sumido en teor¨ªas conspirativas sobre la muerte del magistrado.
Para muchos expertos, esta situaci¨®n explica los ¨²ltimos movimientos del presidente Michel Temer. Que haya nominado a su propio ministro de Justicia para ocupar la plaza de Zavascki en el Tribunal Supremo, cuando gran parte de Brasilia esperaba una decisi¨®n ecu¨¢nime y un nominado alejado de la pol¨ªtica. La pol¨¦mica decisi¨®n le acarrear¨¢ m¨¢s o menos desgaste pero, si el Senado se la refrenda, habr¨¢ colocado a un poderoso aliado en un puesto de valor excepcional: una de las funciones del puesto es supervisar de las sentencias que el Supremo emita relacionadas al caso Petrobras. Si le sale bien la jugada, el agobiado presidente habr¨¢ retrasado el fin del mundo un d¨ªa m¨¢s.
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