Trauma hecho en Colombia (Gallo, C¨®rdoba)
Hay gente que odia tanto a las FARC que piensa que defender el acuerdo de paz es quererlas
Es un trauma hecho ac¨¢: de la tarde asfixiante del domingo 2 de octubre de 2016, que fue cuando el ¡°no¡± gan¨® el plebiscito sobre el acuerdo de paz con las Farc, recuerdo con horror al actor Danilo Santos gritando ¡°?se salv¨® Colombia!¡± ¨Ccon el apellido equivocado¨C por una emisora nacional. Hab¨ªa en su voz una naturalidad que no ha usado a¨²n en las telenovelas. Rogaba a los entrevistadores que no le pidieran que explicara mucho m¨¢s, pues la noticia, que recib¨ªa como un premio, lo hab¨ªa dejado sin palabras, pero era claro que no hab¨ªa votado ¡°no¡± porque defendiera la costumbre colombiana de la guerra, sino porque se negaba a que la guerrilla se paseara por nuestra democracia como su due?a.
Hay gente que odia tanto a las Farc que piensa que defender el acuerdo de paz es quererlas. Hay gente que se niega a confiar en los guerrilleros ¨Cde nada sirve que desde el cese al fuego no haya habido ni una sola v¨ªctima civil por causa del conflicto¨C porque, por ejemplo, llevan nueve meses incumpli¨¦ndole al pa¨ªs la promesa de devolver a los ni?os que reclutaron a la fuerza. Si alguien quiere saber qu¨¦ es la guerra tiene que enterarse de que la mitad de los miembros de las Farc entraron a ese infierno ¨Cfueron secuestrados para secuestrar y asesinar, y tambi¨¦n fueron violados y fusilados en nombre del delirio¨C cuando eran menores de edad. Si alguien quiere entender el tama?o del horror y la esperanza, que siguen siendo rumores apenas, tiene que ver las im¨¢genes del viaje de los miles de desmovilizados a las zonas de concentraci¨®n.
Tiene que ver a aquella guerrillera que llega con un beb¨¦ en sus brazos a la zona de desarme en la ninguneada vereda Gallo, en la zona rural del municipio de Tierralta, en el tenso departamento de C¨®rdoba.
Habr¨¢ guarder¨ªas de la Unicef y el ICBF en estos lugares especiales, y no s¨®lo porque en los ¨²ltimos tiempos hayan nacido 66 ni?os en los campamentos de las Farc, sino porque ahora mismo, quiz¨¢s porque los comandantes levantaron la prohibici¨®n de tener hijos, hay cerca de 300 guerrilleras embarazadas. Habr¨¢ atenci¨®n m¨¦dica mientras se lleva a cabo el desarme. Habr¨¢ vigilancia del Estado, se supone, porque ciertas bandas de vengadores empiezan a rodear los sitios libres de conflicto. Y la promesa incumplida de devolver a los menores, que las Farc habla de veintipico pero desde 1999 se han liberado 3.663 y en estos ¨²ltimos a?os se han rescatado 800, seguir¨¢ engordando la desconfianza de ciertos actores, pero sobre todo seguir¨¢ recordando la pesadilla que est¨¢ por terminar: eso de nacer, crecer y morir en una c¨¢rcel como si fuera normal.
Por qu¨¦ las Farc han tardado tanto en devolver a los ni?os reclutados a sangre y fuego: ?porque la imagen de cientos de menores sometidos, que regresan de sus heridas a sus cicatrices, es intolerable incluso para los resistentes est¨®magos colombianos?, ?porque son incapaces de reconocer que cometieron las atrocidades del fin del mundo? Vot¨¦ ¡°s¨ª¡± en el plebiscito para que se desmontara esa violencia. Reclam¨¦ que se llegara a un nuevo acuerdo como mejor pude, como tantos, para que ¨Centre otras cosas¨C siete mil colombianos pudieran volver de ese camposanto donde toda infamia se permite porque ning¨²n dios est¨¢ mirando: no esperaba que las Farc me convencieran de nada, sino que reconocieran a sus v¨ªctimas, que pusieran la cara por su horror, por sus reclutamientos, por sus ni?os humillados, con la triste satisfacci¨®n de regresar de una barbarie de la que pocos regresan.
No se habr¨¢ salvado Colombia con esta paz, pero es lo m¨¢s posible que siete mil familias de victimarios ¨Ccon sus siete mil familias de sus siete mil v¨ªctimas¨C se libren de morir en el infierno en el que envejecieron: la idea es recobrar la humanidad.
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