Entre la zozobra y la esperanza
El ¡®caso Odebrecht¡¯ afianza la tesis catastrofista de que todos son corruptos
El caso Lava Jato impacta ya sobre m¨¢s de 40 pa¨ªses seg¨²n ha hecho saber el Ministerio P¨²blico Federal de Brasil. Como se sabe, el caso espec¨ªfico de Odebrecht salpica y arrastra ya a presidentes en funciones, expresidentes, ministros y exministros de una decena de pa¨ªses latinoamericanos.
En Brasil, procesos investigatorios tocan ya al propio presidente Temer, al presidente de la C¨¢mara de Diputados, Eduardo Cunha, al presidente del Senado, Ren¨¢n Calheiros, a exministros y al propio expresidente Lula.
En el Per¨² est¨¢n en la picota los expresidentes Alejandro Toledo y Ollanta Humala (y su esposa, Nadine Heredia). El primero enfrentando el pedido de la fiscal¨ªa de 18 meses de prisi¨®n preventiva y los segundos est¨¢n sujetos a una investigaci¨®n preliminar. Un exviceministro de Alan Garc¨ªa, por su lado, est¨¢ ya detenido y ha ofrecido prestar "colaboraci¨®n eficaz" (es decir, informaci¨®n) a la justicia en algo que muchos estiman podr¨ªa salpicar al propio Garc¨ªa.
En Colombia las recientes revelaciones por el fiscal general del supuesto aporte de Odebrecht a las campa?as electorales presidenciales de 2014 ha abierto una situaci¨®n que, como se ha dicho un medio de ese pa¨ªs, ha "caldeado" la pol¨ªtica colombiana
Este panorama es desolador. Que haya investigaciones, serias sospechas o indicios sobre quienes han desempe?ado altas funciones p¨²blicas porque fueron elegidos democr¨¢ticamente hace saltar a la vista tres constataciones.
Lo primero, la erosi¨®n en la legitimidad de la autoridad. Desde antes de estas revelaciones el descreimiento de la ciudadan¨ªa en la autoridad era ya un serio problema. De acuerdo con los estudios de Latinobar¨®metro, la confianza ciudadana en las instituciones de la democracia (Gobierno, partidos, Congreso y poder judicial) no supera los 4 de cada 10 latinoamericanos. Grave que con elecciones democr¨¢ticas, en paralelo los mismos electores manifiesten que no creen en esa autoridad ni en la palabra oficial.
Lo que viene ocurriendo ahora acentuar¨¢ esta desconfianza y afianzar¨¢ la tesis catastrofista de que "todos son corruptos". Los efectos en el mediano y largo plazo est¨¢n a¨²n por verse pero no ser¨¢n buenos. Es ostensiblemente dif¨ªcil estructurar proyectos nacionales de desarrollo y de estabilidad interna cuando se est¨¢ erosionado el respeto a la autoridad. Urgente que surjan proyectos pol¨ªticos que tengan como una de sus vigas maestras el enfrentamiento a la corrupci¨®n, como fue el caso del Gobierno de transici¨®n de Paniagua en Per¨² (2000-2001).
Lo segundo es que en esta din¨¢mica de diarias revelaciones explosivas no est¨¢n todos los que deber¨ªan estar en la atenci¨®n de la justicia y los medios. A ratos parecer¨ªa que la corrupci¨®n est¨¢ solo sobre la espalda de quienes han desempe?ado o desempe?an una funci¨®n p¨²blica. A veces se soslaya que donde hay corruptos hay corruptores.
Cierto que varios grandes capitanes ¡ªcomo Marcelo Odebrecht¡ª ya est¨¢n siendo sancionados por la justicia. Pero las responsabilidades pueden estar no solo en quienes hicieron los pagos irregulares. ?Pasividad en las empresas auditoras privadas que no los vieron ni detectaron? Deber¨ªa ponerse sobre el tapete la urgencia de transparentar no solo el manejo de los recursos p¨²blicos sino de las empresas que contratan con el Estado.
Lo tercero, un notable ingrediente de esperanza: cooperaci¨®n internacional y fiscal¨ªas y sistemas judiciales de varios pa¨ªses que han entrado a tallar. En casi todos los casos son demostraci¨®n viva de independencia frente al poder pol¨ªtico, a contracorriente de una historia de sujeci¨®n al poder de turno. Debe velarse, por cierto, por el correcto respeto a las reglas del debido proceso corrigi¨¦ndose en lo que podr¨ªan haber errado.
La cooperaci¨®n internacional sobre movimientos de cuentas bancarias proporcionada por Suiza, Reino Unido o Estados Unidos est¨¢ poniendo sobre el tapete muchas pistolas humeantes para investigaciones ya en marcha en algunos de nuestros pa¨ªses. Una especie de transnacional anticorrupci¨®n se estar¨ªa, as¨ª, poniendo en acci¨®n.
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