Se hace camino al hablar
En tiempos de Trump, se confirma la necesidad de discutir a Am¨¦rica Latina desde la cultura
En M¨¦xico, cuando alguien dice "frontera" se refiere al norte. Durante d¨¦cadas hemos perfeccionado un complejo de hermano menor, esperando recibir los favores de un poderoso primog¨¦nito. Cortejamos a Estados Unidos sin mirar al sur.
Pero ha habido tiempos diferentes. En su espl¨¦ndida investigaci¨®n Miradas australes. Propaganda, cabildeo y proyecci¨®n de la Revoluci¨®n Mexicana en el R¨ªo de la Plata 1919-1930, Pablo Yankelevich recrea la pol¨ªtica exterior de Venustiano Carranza, destinada a mitigar la dependencia de Estados Unidos y utilizar la cultura como proselitismo. Amado Nervo fue enviado a Uruguay e Isidro Fabela a Argentina. A prop¨®sito de esta "diplomacia de las letras", Leopoldo Lugones escribi¨®: "Cuando dos rep¨²blicas no tienen nada que intercambiarse, nada que comprar, nada que vender, lo mejor que pueden hacer es intercambiarse mutuamente poetas". Y Augusto Bunge apostill¨®: "El Sr. Carranza rectifica a Plat¨®n, no desterrando a los poetas, sino envi¨¢ndolos a representar a su Rep¨²blica en las naciones hermanas". Yankelevich estudia la participaci¨®n de Alfonso Reyes, Enrique Gonz¨¢lez Mart¨ªnez y Jos¨¦ Vasconcelos en este empe?o.
Nervo muri¨® en Montevideo en 1919. Durante seis meses, su cortejo f¨²nebre mostr¨® la unidad del sentimentalismo latinoamericano. Los recitales en diversos puertos desembocaron en un apote¨®sico entierro en la Ciudad de M¨¦xico. Es dif¨ªcil que un poeta vuelva a despertar tal fervor continental. Sin embargo, ha habido otros momentos de excepci¨®n. Contrapuntos (Taurus, 2017), notable libro de entrevistas de Danubio Torres Fierro, recoge las palabras de la generaci¨®n del boom y de algunos de sus precursores.
En 1974 Torres Fierro lleg¨® a M¨¦xico desde Montevideo, donde hab¨ªa trabajado en Marcha. Se incorpor¨® al Exc¨¦lsior, que Julio Scherer hab¨ªa convertido en uno de los 10 mejores peri¨®dicos del mundo, y a la revista Plural, dirigida por Octavio Paz. Su empat¨ªa renov¨® un arte que en el siglo XVIII hab¨ªa dado lugar a dilatadas Enciclopedias de la Conversaci¨®n. Alejandro Rossi describ¨ªa as¨ª la destreza de Torres Fierro para entrar en confianza: "Le habla de t¨² al Papa".
Garc¨ªa M¨¢rquez le confi¨® el esbozo de un libro sobre Fidel y su teor¨ªa sobre la noble funci¨®n de la mala poes¨ªa y la mala m¨²sica para convertir al arte a quienes s¨®lo despu¨¦s distinguir¨¢n una obra maestra. Paz, Fuentes y Vargas Llosa resumieron ante su grabadora sus visiones panor¨¢micas de la pol¨ªtica. En cambio, las hermanas Silvina y Victoria Ocampo se negaron incluso a que el curioso tomara apuntes y prefirieron escribirle inolvidables cartas (Victoria, Grande Dame de las letras argentinas, confes¨® sin el menor empacho de Albert Camus: "?l cre¨ªa en m¨ª como yo en ¨¦l").
Dos temas recorren el libro como ejes de una ¨¦poca: la Revoluci¨®n Cubana y el exilio. En ciertos casos ¡ªCabrera Infante, Arenas, Sarduy¡ª, ambos asuntos se intersectan.
Toda reuni¨®n cosmopolita depende de la diversidad. Torres Fierro acude a voces de escritoras (Julieta Campos, Olga Orozco, Blanca Varela, entre otras), precursores de la Espa?a de la Transici¨®n (Barral, Benet, Gil de Biedma) y comensales que suelen relegarse por pronunciar sus preferencias en portugu¨¦s: ah¨ª est¨¢n Haroldo de Campos, N¨¦lida Pi?¨®n y Jo?o Cabral de Melo Neto. Casi todos se definen como seres aislados, "aves raras", irregulares que piensan a deshoras. Paz recuerda que los libros se escriben y leen en soledad, Puig reivindica el derecho a mentir sobre s¨ª mismo, Bioy Casares advierte que habla de lo que no entiende. El resultado es una tertulia donde las discrepancias confirman la importancia de reunirse.
Contrapuntos recupera un raro periodo c¨ªvico. En tiempos de Trump, esta reciente historia de las mentalidades confirma la necesidad de discutir a Am¨¦rica Latina desde la cultura.
Sabemos, por Machado, que se hace camino al andar. Tambi¨¦n por ¨¦l, sabemos que primero hay que hablar del tema.
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