Trump y Netanyahu buscan crear un escudo anti-iran¨ª en Oriente Pr¨®ximo
Los mandatarios de EEUU e Israel se re¨²nen este mi¨¦rcoles en Washington. Golpeados por los esc¨¢ndalos nacionales, ambos necesitan un ¨¦xito
Donald Trump se ha distanciado de s¨ª mismo. El vociferante candidato que en campa?a anunci¨® su inquebrantable fidelidad a la causa israel¨ª, ha rebajado su tono. Ya no defiende la creaci¨®n de nuevos asentamientos en Cisjordania y ha dejado en el congelador su explosiva promesa de trasladar la Embajada a Jerusal¨¦n. Centrado en el pulso con Ir¨¢n, se ha embarcado en el intento de atraer al mundo ¨¢rabe en la resoluci¨®n del conflicto palestino-israel¨ª. Una estrategia que hoy debatir¨¢ con el primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, y que marcar¨¢ el rumbo de una relaci¨®n donde los errores se pagan con sangre.
La cita en Washington es un interrogante abierto. Dada su imprevisibilidad, Trump puede volver en cualquier momento al punto de partida, sacar la caja de los truenos y desestabilizar la zona m¨¢s caliente del planeta. Algo que no desean ni israel¨ªes ni ¨¢rabes y que tampoco parece entrar en los planes de la Casa Blanca, muy alejada ya de los d¨ªas de agitaci¨®n y victoria.
¡°Trump se ha moderado, pero no abandona su postura b¨¢sica, que es llegar a un acuerdo final. Para ello est¨¢ dispuesto a incorporar a otros actores¡±, indica Natan Sachs, experto del Centro para Pol¨ªtica de Oriente Medio, de The Brookings Institution.
En este viraje ha pesado la idea, auspiciada por Netanyahu, de que la relaci¨®n palestino-israel¨ª ha entrado en punto ag¨®nico y que es necesaria la presi¨®n externa. Sobre este eje, Estados Unidos ha iniciado un acercamiento a naciones de mayor¨ªa sun¨ª como Egipto, Arabia Saud¨ª o Jordania. Una operaci¨®n altamente vol¨¢til y que fracas¨® con anteriores presidentes.
¡°Es arriesgado introducir otros poderes en la disputa ¨¢rabe-israel¨ª. Esta es una cuesti¨®n suya y deben resolverla entre ellos. Otros Estados, particularmente aquellos con problemas propios, solo traer¨¢n m¨¢s complicaciones¡±, se?ala Danielle Pletka, vicepresidenta del think tank conservador American Entreprise Institute.
En la puesta a punto de esta estrategia, que debe contrarrestar la emergencia de Ir¨¢n, ha trabajado intensamente Trump. En las ¨²ltimas semanas, el presidente ha mantenido contactos con los principales mandatarios ¨¢rabes y, en su maniobra de aproximaci¨®n, ha puesto en el centro del tablero a su propio yerno, Jared Kuschner.
Jud¨ªo ortodoxo, este empresario de 36 a?os, sin experiencia en alta pol¨ªtica, se ha vuelto uno de los m¨¢s influyentes consejeros de la nueva corte imperial. Con su esposa, Ivanka Trump, la hija predilecta del magnate, se le atribuye la capacidad de atemperar los estallidos presidenciales e incluso revertirlos. As¨ª ocurri¨® cuando, seg¨²n los principales medios estadounidenses, logr¨® frenar la orden que echaba por tierra los avances logrados bajo el mandato de Obama por la comunidad homosexual.
En el caso de la negociaci¨®n con Israel, su poder viene reforzado por su amistad con Netanyahu. Un v¨ªnculo forjado durante a?os por el padre de Kushner, quien financi¨® iniciativas del primer ministro, le agasaj¨® en su casa, y permiti¨® que el propio Jared, a los 17 a?os, viajase a Auschwitz para asistir a un memorial con Netanhayu.
Con estos antecedentes, el yerno de Trump representa a ojos de ciertos halcones israel¨ªes, un valedor absoluto del Estado hebreo ante el hombre m¨¢s poderoso del planeta. En esa confianza tambi¨¦n es visto como alguien que, sin sospechas, puede tender puentes con el mundo ¨¢rabe para redise?ar los equilibrios zonales y forjar el anhelado escudo anti-iran¨ª. Una construcci¨®n de enorme complejidad y ante la que mandatarios como el rey Abdal¨¢ II de Jordania han pedido a Trump que evite tensar los ¨¢nimos y entierre su promesa de trasladar la Embajada a Jerusal¨¦n.
La Casa Blanca, consciente del alt¨ªsimo voltaje del movimiento, ha aparcado la iniciativa. El propio Trump ha declarado que se trata de una decisi¨®n que ¡°no es f¨¢cil¡± y, lejos de su fervor inicial, tambi¨¦n ha mostrado su distancia, aunque sin condena expl¨ªcita, con los ¨²ltimos y radicales pasos de Netanhayu en favor de los asentamientos ilegales.
Todo un juego de aproximaciones y alejamientos que dibuja la nueva l¨ªnea que la Casa Blanca quiere imprimir a su diplomacia en Oriente Pr¨®ximo. ¡°En la reuni¨®n de hoy van a mostrar qu¨ªmica personal, es muy importante para los dos la imagen de entendimiento¡±, afirma Sachs. ¡°Trump es m¨¢s pr¨®ximo a Israel que Obama. Y posiblemente hablen del restablecimiento de la amistad y del compromiso de derribar las iniciativas anti-israel¨ªes de Obama en la ONU¡±, indica Pletka. Un paso que le valdr¨ªa al republicano el aplauso del acorralado Netanyahu (y de sus financiadores estadounidenses), pero que le dejar¨ªa lejos de lo prometido en campa?a. La realidad empieza a hacer su efecto en Trump.
Una constante hist¨®rica
Ni Bush ni Obama ni ahora Trump. La pol¨ªtica de asentamientos israel¨ª nunca ha dado respiro a Estados Unidos. Es una constante que se ha vuelto a cumplir este mes cuando Benjamin Netanyahu, haciendo gala de los expeditivos modos del Likud, anunci¨® la construcci¨®n de 6.200 casas en Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, e incluso prometi¨® crear un nuevo asentamiento.
La andanada puso a Washington ante sus propias contradicciones y oblig¨® a la nueva Administraci¨®n a tomar postura. La respuesta se alej¨® tanto del apoyo irrestricto enunciado por Trump en campa?a, como de la pol¨ªtica de condena de Obama. En la b¨²squeda de un t¨¦rmino medio que contentase los intereses en juego, la Casa Blanca se declar¨® (provisionalmente) partidaria de permitir la construcci¨®n dentro los bloques ya existentes, pero se desmarc¨® de los asentamientos de nuevo cu?o. No fue suficiente para calmar las aguas.
A los pocos d¨ªas, el Parlamento israel¨ª acord¨® la regularizaci¨®n retroactiva de miles de viviendas ilegales en suelo palestino. Una decisi¨®n que Naciones Unidas calific¨® como "un paso hacia la anexi¨®n de Cisjordania" y que ha llevado al propio Trump a pronunciarse en contra. "No soy de los que creen que seguir expandiendo los asentamientos sea una buena cosa para la paz", manifest¨® la semana pasada en una entrevista al diario israel¨ª, Israel Hayom propiedad del multimillonario Sheldon Adelson.
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